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Don Farinella y el digestivo Falqui

bertone

 Hace dos años me he encontrado en Génova con el cardenal Tarcisio Bertone en una audiencia privada.
Un señor alto, con los ojos pequeños y escrutadores de modales enérgicos y determinados como los de un mánager de una multinacional. Una persona atenta, curiosa del futuro. Hablamos de energías renovables de las que él era entusiasta. Me causó una óptima impresión. Había sido desde hacía poco nombrado como Secretario de Estado. Todavía no era candidato a Papa. Me habló de su voluntad de usar en el Vaticano, paneles solares para calefacción, cosa que hizo sucesivamente. Un cura audaz, duro y afilado como una navaja. Incluso me sentí tentado de pedirle consejos para mis inversiones financieras.

Yo no soy una persona practicante. Amo el sonar de las campanas del domingo por la mañana, soy un entusiasta de hombres como Don Ciotti, Don Gallo y el Padre Alex Zanotelli, que los considero “rayos de Cristo”. Pero hay excepciones. En Italia, si Sarkozy no acoge al Vaticano, incluidas las guardias suizas, una vez más en Avignon (pero Carla Bruni se opondría), la Iglesia, esta Iglesia doctrinal y dominada por la Curia, no puede ser ignorada. Ver al cardenal Bertone, antes de una cena común de la “Perdonanza” -indulgencia plenaria- (luego anulada), en la fotografía sentado junto a un frecuentador de prostitutas, un corruptor, un mentiroso profesional, me ha dado mucho fastidio, digamos que me ha dado asco. ¿A cuántos italianos le ha provocado el mismo rechazo? Cristo, mi Cristo el que echó a los mercaderes del templo y les dijo que no se podía servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas (Mateo 6,24), al “psicoenano” (se refiere a Berlusconi) le habría dado una evangélica patada en el culo. Sé que muchos párrocos, muchos creyentes piensan lo mismo, idéntico.
¿A quién le tiene que rendir cuentas el Vaticano? ¿A la Razón de Estado o a la Razón de Cristo? ¿A la comunidad de los fieles o a la logia P2? Al Vaticano se le pueden hacer muchas acusaciones, pero no la de la ignorancia. El Papa y el cardenal Bertone saben quién es Berlusconi, conocen su historia mejor que él. La negociación permanente entre el Gobierno italiano y la Iglesia, para obtener leyes y ventajas económicas por un lado y por el otro una indulgencia embarazosa, a menudo el acuerdo del silencio, no puede continuar y algún obispo se ha dado cuenta. Jesús no negoció con los Fariseos para evitar el Calvario. Esta Iglesia negocia para no pagar el ICI (Impuesto municipal sobre la propiedad).
Todo lo que toca el “psicoenano” se convierte en estiércol. La Iglesia no lo sigue en su locura nihilística, destructora de cada valor. San Malaquías profetizó en sus profecías el final de la Iglesia durante el 112° papado (el 111° es el actual). El 112° es el de Petrus Romanus, Pedro el Romano. Bertone ha nacido en Roma Canavese y se llama Tarcisio Pietro Evasio. Él es el candidato ideal.
“Durante la última persecución de la Santa Romana Iglesia se sentará Pedro el Romano y apacentará al rebaño entre muchas tribulaciones; pasadas éstas, la ciudad de las siete colinas se derrumbará y el tremendo Juez juzgará a su pueblo”. Urge un exorcista para “Cabeza de Asfalto” (Berlusconi), Bertone provea.
30-8-09

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