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Bashar-al-AssadUNA FURIA IRREVERSIBLE
BEIRUT.- Mientras crecen las muestras de desafío a su gobierno autoritario en las calles de Siria, el presidente Bashar al-Assad se encuentra frente a una encrucijada: si hace nuevas concesiones, podría ser interpretado como un signo de debilidad; si endurece la represión, podría terminar radicalizando a una oposición cada vez más numerosa.
Mientras que algunos analistas creen que con una reforma audaz Al-Assad podría contener la revuelta, otros piensan que el presidente perdió la oportunidad de iniciar una apertura de la dictadura siria cuando heredó la presidencia de su padre, el férreo caudillo Hafez al-Assad, tras su muerte en 2000.
"El régimen está en problemas. La gente fue reprimida durante 40 años, pero de pronto el muro de miedo se cayó y ya no tienen temor", dijo Sarkis Naoum, del diario An-Nahar, de Beirut.
Quienes siguen de cerca el caso afirman que los sirios no se están rebelando solamente contra la falta de libertad y de oportunidades. También están furiosos por la asfixiante corrupción que enriqueció a las elites, en un país en el que un tercio de la población vive por debajo de la línea de pobreza.
"Fue una combinación de represión, corrupción, incompetencia y degradación de un sistema", señaló el analista Jamil Mroue.
"El partido gobernante, el Baath, es viejo, anticuado y obsoleto. Las decisiones las toman los servicios de seguridad, que detentan el poder real", dijo Talal Salman, editor de As-Safir, un diario tradicionalmente pro sirio de Beirut.
Como sucedió con sus pares árabes -desde Egipto hasta Yemen y Libia-, el crecimiento de las aspiraciones de los jóvenes sirios fue directamente proporcional a su acceso a la televisión satelital, la telefonía celular, Internet y las redes sociales.
La explosión regional que comenzó en Túnez y Egipto impulsó a la gente a buscar una nueva forma de vida.
En Siria, se agrega la mano dura de un régimen de partido único, la división sectaria entre la minoría gobernante alauí y la mayoría sunnita, y la brutalidad e impunidad de las fuerzas de seguridad.
Para enfrentar su mayor desafío desde que asumió el poder hace 11 años, Al-Assad ya recurrió a la represión, a las reformas económicas y a concesiones con cuentagotas.
Sin embargo, los disturbios que según los grupos defensores de los derechos humanos costaron la vida a más de 200 personas, no parecen cerca de amainar, a menos que ocurra un cambio de fondo.
DETERIORO ECONÓMICO
El jueves, anticipándose a las masivas protestas que estallaron nuevamente anteayer, Al-Assad puso fin a un estado de sitio que llevaba 48 años en vigencia y que funcionó para tapar la represión con impunidad.
Aunque consideran que Al-Assad es responsable de no haber logrado poner en práctica una reforma completa, algunos analistas creen que también influyeron otros factores que están más allá de su control, pero que, de todos modos, el presidente sirio debió haber encarado mucho tiempo antes.
Desde hace varios años, el país sufre una sequía que disminuyó el ritmo de su crecimiento económico.
Siria tiene una población de 20 millones de habitantes y un crecimiento poblacional del 2,4 por ciento. Pero cada año se incorporan al mercado de trabajo el doble de jóvenes que en las décadas pasadas, y la economía no logra crear empleos para satisfacer esa demanda. El PBI per cápita es de unos módicos 2500 dólares. El índice oficial de desempleo está clavado en el 10 por ciento, pero las fuentes independientes estiman que es del doble.
Algunos sirios creen que el movimiento de protesta, inconcebible hasta hace poco, cobró un impulso que lo hace irreversible.
Aunque Al-Assad conceda reformas económicas de largo alcance, los manifestantes seguramente exigirán pruebas de que su corte con el pasado sea real.
"Al-Assad tiene que llevar a cabo una purga para limpiar su entorno de personajes corruptos asociados con su régimen", dijo Mroue.
Pero ese curso de acción tan arriesgado podría llevarlo a enfrentar a su propio entorno y a poner en jaque una estructura que tiene más de 40 años. Nadie sabe a ciencia cierta lo que podría suceder a continuación, ya sea una pacífica transición de poder, un golpe militar, una prolongada inestabilidad o una guerra civil.
"O Al- Assad opta por transformar el régimen, o el régimen estallará en pedazos", concluyó Mroue.
Samia Nakhoul - Agencia Reuters
Domingo 24 de abril de 2011
http://www.lanacion.com.ar/1367895-una-furia-irreversible

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