ESMA: SORPRESA Y SATISFACCION Fecha Publicación: Sábado, 29 de Octubre de 2011
La sorpresa y satisfacción que en general causaron, por su magnitud y uniformidad, las doce condenas a prisión perpetua en el juicio por los crímenes cometidos en la Esma armonizan con la aceptación por parte de la Justicia de considerar como ho-micidios a los secuestros de la iglesia de la Santa Cruz, dando por cierto que los cuerpos que aún no fueron ha-llados corresponden a personas asesinadas.
La decisión del Tribunal que juzgó los crímenes de la Esma acepta casi de pleno la responsabilidad compartida que les cupo al grupo de tareas GT3.3.2 en el secuestro y asesinato del primer grupo de Madres de Plaza de Mayo que habían sido acogidas como otros defensores de los derechos humanos en la iglesia del barrio de San Cristóbal, mientras organizaban una denuncia por las desapariciones de la dictadura.
La trascendencia internacional de los secuestros y los crímenes de la Santa Cruz en diciembre de 1977 significó el comienzo de la decadencia del régimen y el síntoma claro de que a quienes lo pergeñaron en la Es-ma se les había ido de las manos.
Los acusados, en su mayoría también fueron considerados responsables de la decisión y ejecución del frustrado secuestro de Rodolfo Walsh, el escritor y pe-riodista que había aceptado integrar parte de la conducción de Montoneros, pero que al momento de su muerte -un año después del golpe militar- comenzaba a hacer lo que mejor sabía: denunciar. En este caso las desapariciones y la existencia de centros clandestinos de detención.
Pero también el Tribunal castigó como agravante el secuestro y desaparición de la obra inédita de Walsh, por cuya muerte sólo fue absuelto uno de los acusados, Pablo García Velazco, porque los magistrados le concedieron la duda.
En los dos episodios la denuncia significó la muerte.
También tendrá trascendencia en el exterior el fallo -de hecho Francia expresó su satisfacción-, que invita una vez más a la relectura de los tratados internacionales, a raíz de la sugerencia para que a través de las vías que correspondan se incluya “la persecución política como causal de genocidio”.
Además, las víctimas y sus familiares saludaron con alegría el pedido de investigación de delitos sexuales y tormentos contra criaturas en cautiverio.
Después de dos años de juicio, quedó de manifiesto que en la Esma no hubo límites y el veredicto marca la magnitud de la pena que le corresponden a esos crímenes en una sociedad democrática.
El fallo contra el ex marino Alfredo Astiz, conocido como “el Angel Rubio”, y otros 11 represores, constituye la primera condena contra represores de la Armada Argentina que actuaron en la Esma, luego de aquella contra los jerarcas de esa fuerza que integraron las juntas militares condenadas en el juicio histórico de 1985.
También lo es para los emblemáticos miembros del Grupo de Tareas que actuó en la Esma, cuya imagen y repercusión mundial por su accionar represivo volvió tristemente célebre a hombres como Alfredo Astiz, condenado en ausencia por la Justicia de Francia, por el crimen de dos religiosas de esa nacionalidad.
No estuvo presente en la lectura de las sentencias Emilio Eduardo Massera, el ideólogo del plan de exterminio ya fallecido, mientras sus subalternos, desde el banquillo de los acusados pidieron que se juzgue a los altos mandos de entonces.
La trascendencia internacional de los secuestros y los crímenes de la Santa Cruz en diciembre de 1977 significó el comienzo de la decadencia del régimen y el síntoma claro de que a quienes lo pergeñaron en la Es-ma se les había ido de las manos.
Los acusados, en su mayoría también fueron considerados responsables de la decisión y ejecución del frustrado secuestro de Rodolfo Walsh, el escritor y pe-riodista que había aceptado integrar parte de la conducción de Montoneros, pero que al momento de su muerte -un año después del golpe militar- comenzaba a hacer lo que mejor sabía: denunciar. En este caso las desapariciones y la existencia de centros clandestinos de detención.
Pero también el Tribunal castigó como agravante el secuestro y desaparición de la obra inédita de Walsh, por cuya muerte sólo fue absuelto uno de los acusados, Pablo García Velazco, porque los magistrados le concedieron la duda.
En los dos episodios la denuncia significó la muerte.
También tendrá trascendencia en el exterior el fallo -de hecho Francia expresó su satisfacción-, que invita una vez más a la relectura de los tratados internacionales, a raíz de la sugerencia para que a través de las vías que correspondan se incluya “la persecución política como causal de genocidio”.
Además, las víctimas y sus familiares saludaron con alegría el pedido de investigación de delitos sexuales y tormentos contra criaturas en cautiverio.
Después de dos años de juicio, quedó de manifiesto que en la Esma no hubo límites y el veredicto marca la magnitud de la pena que le corresponden a esos crímenes en una sociedad democrática.
El fallo contra el ex marino Alfredo Astiz, conocido como “el Angel Rubio”, y otros 11 represores, constituye la primera condena contra represores de la Armada Argentina que actuaron en la Esma, luego de aquella contra los jerarcas de esa fuerza que integraron las juntas militares condenadas en el juicio histórico de 1985.
También lo es para los emblemáticos miembros del Grupo de Tareas que actuó en la Esma, cuya imagen y repercusión mundial por su accionar represivo volvió tristemente célebre a hombres como Alfredo Astiz, condenado en ausencia por la Justicia de Francia, por el crimen de dos religiosas de esa nacionalidad.
No estuvo presente en la lectura de las sentencias Emilio Eduardo Massera, el ideólogo del plan de exterminio ya fallecido, mientras sus subalternos, desde el banquillo de los acusados pidieron que se juzgue a los altos mandos de entonces.
http://www.el-litoral.com.ar/leer_noticia.asp?IdNoticia=177416