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01facebook-time-warner-bullyingEL ACOSO, FORMA DE VIOLENCIA ESCOLAR
Domingo 29 de abril de 2012 | Publicado en edición impresa
El suicidio de un niño por no soportar la intimidación en la escuela actualiza un tema que la sociedad debe encarar ya
Un trágico suceso reciente, el suicidio de un niño, ha puesto de relieve una frecuente forma de violencia escolar que hoy se suele designar con una voz inglesa: bullying , cuyo significado es "intimidación, acoso, especie de matonaje escolar". Esa conducta agresiva se manifiesta en un maltrato psicológico, verbal y físico, de la víctima elegida.
Se trata, pues, de un proceso de hostigamiento reiterado que supone un abuso de poder del victimario, que amenaza por su mayor fuerza o porque lidera un grupo que presiona sobre la víctima, que se siente amedrentada y solitaria. Esa ingrata situación empuja al que la sufre a elaborar fantasías de suicidio, que ve como una liberación y, en algunos casos, la tendencia autodestructora desgraciadamente se hace real.
El comportamiento que vive el acosado se puede describir en estos términos: bloqueo afectivo, marginación, sometimiento a las coacciones que recibe y a las cuales no encuentra respuesta eficaz. Ese drama de persecución entablado en el ámbito escolar puede quedar ajeno al entorno familiar y, también, a la percepción de los docentes, ya sea porque la propia víctima lo silencia por razones de carácter o bien porque teme que si lo denunciara en la escuela el hostigamiento de sus agresores podría agravarse. De tal modo, la no comunicación del problema que padece resulta una actitud preventiva de mayores agresiones, que debería ser captada por los familiares en la vida hogareña o en el ámbito escolar por los docentes.
Esas conductas descriptas de púberes y adolescentes no son extrañas en el curso de la transición infanto-juvenil. Siempre hay bromas que recaen sobre algún "punto" que concentra burlas y desafíos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las cosas no van más allá, ni se concentran tan obstinadamente en alguien. Pero, cuando el acoso persiste y el menor no logra avanzar en su integración en el grupo con el cual tiene que compartir actividades de juegos o de recreación, crece el riesgo del aislamiento doloroso con sus eventuales derivaciones.
De ahí que el penoso fin de un chico en Temperley haya mostrado la necesidad de que el personal docente posea mejor preparación dada por profesionales tanto para detectar problemas de este tipo como para actuar temprana y preventivamente en casos de hostigamiento entre los alumnos. Al respecto se tiene que contar con una información estadística de la cual hoy se carece y, asimismo, ha cobrado fuerza un proyecto de legislación sobre la cuestión -como ha ocurrido en los Estados Unidos, México, Chile y otros países- y capacitar a docentes y a padres para poder obrar con eficacia ante las situaciones de bullying que se presenten en la escuela y en la vida social del menor.

http://www.lanacion.com.ar/1469061-el-acoso-forma-de-violencia-escolar

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