Panorama internacional
Con el trasfondo de la tragedia siria, el Premio Nobel de la Paz al comité que logró la transición democrática en Túnez reivindica un proceso de cambio en el mundo árabe
La entrega del Premio Nobel de la Paz al comité que logró la transición democrática en Túnez es una iniciativa provocadora. No es corrección política. Devuelve reconstruida una imagen positiva sobre el fenómeno de la Primavera Árabe que se inició en enero de 2011 con una conmovedora rebelión en ese maltrecho país.
Y luego se extendió a casi todo el norte de África, en Egipto, Libia y Siria, esencialmente. A la luz de lo que sucede hoy con la tragedia siria, con el señoreo de bandas sanguinarias como el ISIS o la internacionalización del conflicto con la presencia activa militar de Rusia e Irán en ese escenario, este Nobel provocará polémica. Pero también obligará a un ajuste de la mirada sobre lo que fueron aquellas jornadas, su tremenda deriva y esencialmente, lo más interesante, su vigencia.
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