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noconstituyente200Por Lorenzo Baldo – 05 de Diciembre de 2016

Una victoria. Que costó mucho.  Que podría decirse que fue inesperada. Al final llegó con toda su fuerza arrasadora. Una conquista para todos los que han defendido la Constitución del asalto de marionetas sin escrúpulos en las manos de un sistema de poder. Ya las primeras proyecciones, que poco a poco se fueron convirtiendo en algo definitivo, eran suficientes como para volver a analizar la actitud de quienes no escatimaron energías en esta loca campaña por el referéndum.

El primer pensamiento voló hacia Peppino Benincasa, de 94 años, un sobreviviente de la masacre nazifascista de Cefalonia, quien en octubre pasado fue bajo la lluvia a escuchar al Fiscal Di Matteo en defensa de la Carta Magna. En este largo  flashback quedará presente la imagen del Presidente del ANPI, Carlo Smuraglia, de 93 años, que recorrió el país a lo largo y a lo ancho para denunciar con determinación cuáles eran los riesgos objetivos para la Democracia de esta pseudo “reforma”. Pero lo que quedará grabado en la memoria de estos meses será principalmente la energía de esos ciudadanos indignados por las mentiras de Matteo Renzi y de su corte. Y realmente son muchos los italianos capaces de organizarse sin grandes medios, unidos por un objetivo en común: salvar la Constitución.

En el imaginario colectivo también quedará impresa la fotografía de Anna Falcone, embarazada de ocho meses y vice presidenta del Comité por el “No”, que no se detuvo ni un solo día viajando kilómetros hacia el sur y hacia el norte de Italia entre debates, reuniones y entrevistas para proteger el futuro de Maria Vittoria que está por llegar y por el de las nuevas generaciones. “Vamos a votar por nuestro ‘No’ constituyente, éste es nuestro programa, éste es nuestro horizonte – afirmó Falcone hace tres días en la Fiesta de la Constitución organizada por el periódico Il Fatto Quotidiano (al que hay que reconocer como el principal promotor desde el punto de vista mediático de esta batalla) -, nos encontraremos el próximo 5 de diciembre porque queda un largo camino y necesitaremos todos vuestros talentos y vuestra energía para volver a fundar este país dividido y  lacerado por una campaña que ha sacado a la luz todas las contradicciones de un Gobierno doblegado a otros intereses y a los verdaderos objetivos de los titiriteros que lo maniobran. El país ha quedado literalmente en ruinas  y para volver a compactarlo serán necesarias las mejores fuerzas: un compromiso serio, programado y ajeno a los eslogan,  y a los grandes anuncios. La Constitución tendrá que ser obligatoriamente el punto de referencia. De la misma forma que nos lo recordaron en estas largas semanas eminentes constitucionalistas, magistrados, sindicalistas, intelectuales y activistas. Esta será una verdadera prueba de fuego para  el Movimiento “5 Stelle” en primer lugar. Siendo conscientes de sus límites y de sus contradicciones internas ahora tendrán que demostrar que están a la altura de las expectativas que han creado a lo largo de estos meses. Una prueba de fuego para quienes quieran trabajar al servicio de la colectividad, abandonando las simples lógicas de partido. Son muchas las incógnitas. Y tienen que ver también con los roles que desempeñarán en el futuro los principales partidos políticos: desde el “PD” hasta “Forza Italia”, pasando por “La Lega”. Mantener bien alta la atención para evitar peligrosas recaídas en perjuicio de la Democracia será el imperativo cotidiano para esa parte de sociedad que se define como civil.

Los riesgos de “coletazos” por parte de un sistema de poder hostil al cambio no pueden ser ignorados. “Coletazos” que pueden manifestarse en diferentes formas de inestabilidad social provocadas por los mismos “organismos” (una metodología que el ex Presidente Cossiga, antes de morir, había confesado con toda tranquilidad), hasta los verdaderos sacudones provocados al ritmo de bombas. La apuesta es demasiado alta y tiene que ver con una nueva forma de Democracia: auténtica, renovada y sobre todo liberadora. Que, una vez instaurada, podría traer consigo  una bocanada de verdad, justicia, libertad y participación activa. Y que, precisamente por ello, representa un peligro concreto, principalmente para los colosos financieros que siempre han hecho de manipuladores entre bastidores.

Tomar conciencia de todo esto puede ser un punto de partida para reconstruir juntos. Vuelven a la mente las palabras de la poeta polaca, Premio Nobel: Wislawa Szymborska. Era el 1993, su poesía llevaba el siguiente título “Fin y principio”.

Parecería haber sido escrita para el año 2016. “Después de cada guerra alguien tiene que limpiar. No se van a ordenar solas las cosas, digo yo. Alguien debe echar los escombros a la cuneta para que puedan pasar los carros llenos de cadáveres... A reconstruir puentes y estaciones de nuevo. Las mangas quedarán hechas jirones de tanto arremangarse... Aquellos que sabían de qué iba aquí la cosa tendrán que dejar su lugar a los que saben poco. Y menos que poco. E incluso prácticamente nada. En la hierba que cubra causas y consecuencias seguro que habrá alguien tumbado, con una espiga entre los dientes, mirando las nubes”.

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