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piolatorre200Por Davide de Bari – Video – 30 de abril del 2018

Eran las nueve y veinte del 30 de abril de 1982 cuando la mafia asesinó al diputado Pio La Torre y a su chofer, Rosario Di Salvo. En la via Generale Turba, los asesinos estaban apostados desde las ocho y media. Pino Greco, llamado Scarpuzzedda, vio llegar el auto y alertó a los demás. En cuestión de minutos el Fiat 131 de La Torre estaba flanqueado por el auto de los sicarios que cortaron la calle. Scarpuzzedda inmediatamente tomó la ametralladora y apuntó al auto de La Torre. "¡Rosario! - gritó el diputado - ¡Quieren matarnos!". Di Salvo intentó dar marcha atrás pero no pudo, estaba atrapado.

El conductor tomó su arma, pero los asesinos fueron más rápidos y dispararon varias veces. Di Salvo logró disparar cuatro o cinco veces en dirección al parabrisas, pero el conductor estaba obstruido por el muro de balas. La Torre, al ver llegar al asesino, intentó salvarse a sí mismo. La última palabra que logró gritar fue "cobardes" y lo gritó dos veces: "Cobardes. Cobardes". Los asesinos dispararon contra el honorable que murió instantáneamente. Pero esto no fue suficiente para los asesinos, que siguieron disparando sobre los cuerpos maltratados por el plomo. Así fue como uno de los políticos más valientes y honestos que Italia haya visto jamás perdió la vida por haber denunciado y sobre todo por haber luchado de verdad contra la mafia.

¿Quién era Pio La Torre?

Pio La Torre nació en el pueblo de Altarello di Baida, un barrio de Palermo, en una familia de agricultores pobres. El estado de miseria en que vivió con su familia fue el impulso, unido a su determinación, que lo llevó a participar en el trabajo social. En 1945 se hizo comunista y se distinguió por su participación en las luchas campesinas. En 1950 fue encarcelado durante dieciocho meses "con fines preventivos" al final de una manifestación campesina en la ciudad de Bisacquino (Palermo). Durante mucho tiempo se dedicó a la actividad sindical y luego a la política. La Torre fue secretario del PCI (Partido Comunista Italiano, ndt) de Palermo de 1962 a 1967. En 1969 se mudó a Roma para ocupar cargos en el partido y como diputado formó parte de la comisión antimafia, en la cual preparó el informe final de la minoría. De ese informe surgió un análisis sobre la reconstrucción histórica del fenómeno de la mafia, del narcotráfico internacional, de las ramificaciones en los palacios gubernamentales de Cosa Nostra y de su capacidad de infiltración. La Torre en ese documento dio los nombres de importantes figuras políticas de la Democracia Cristiana en las relaciones con Cosa Nostra. Nombres como el de Vito Ciancimino, secretario de obras públicas de la comuna de Palermo desde 1959 hasta 1964 y luego alcalde de la capital siciliana hasta 1975, Salvo Lima y el empresario Francesco Vassallo.

La Torre era un hombre sencillo que hablaba a los corazones de las personas. Nunca olvidó sus orígenes sicilianos y las condiciones de vida de su pueblo. Por esta razón sabía hablar con la gente que confiaba en él. "La Torre no era un hombre de limitarse a discursos y análisis, era un hombre que hablaba en serio, por eso lo mataron", dijo de él Enrico Berlinguer.

En 1981, La Torre le dijo a su partido que quería regresar a Palermo para dirigir el PCI local. Fue ahí donde libró dos guerras. La primera por la paz y contra la instalación de los misiles de la OTAN en la base militar de Comiso y la otra, igualmente dura, contra la mafia. Su discurso fue muy explícito el 14 de enero de 1982, con motivo del noveno Congreso Regional del PCI: "Necesitamos rechazar esta perspectiva, llamando al pueblo siciliano a la lucha para decir no a un destino que, incluso antes de convertirlo en el objetivo de represalias atómicas, transformaría nuestra isla en una tierra de espinas, terroristas y provocadores de todo tipo, a sueldo de los servicios secretos de todos los bloques en pugna. Se alimentaría así el sistema de poder de la mafia y los procesos degenerativos de las instituciones autónomas, mientras que Sicilia sería condenada a la degradación económica y social".

Pronto La Torre se dio cuenta de que para golpear eficazmente a la mafia, era preciso atacar su capital y sus activos. Y esto solo era posible a través de la legislación, porque la policía y los arrestos judiciales no eran suficientes. Era necesario golpear el verdadero poder de la mafia: el dinero. Fue así que se convirtió en promotor de una ley de treinta y cinco artículos que introdujo el crimen de asociación de tipo mafioso (el famoso 416 bis, ndr). Además de ello, la verdadera revolución de esta ley fue introducir la confiscación de los activos atribuibles a las actividades mafiosas de los arrestados. En marzo de 1982 encabezó una delegación del PCI del presidente Spadolini para la adopción de un paquete de medidas para lanzar una contraofensiva a la mafia. Después de unos días, también se anunció el envío del General Carlo Alberto dalla Chiesa a Palermo, decisión apoyada por La Torre. Finalmente todo el trabajo estaba dando sus frutos, pero Cosa Nostra no podía permitir que esta ley fuera aprobada. Significaría el final, porque iba a golpear directamente el corazón de la misma. Así, el 30 de abril de 1982, Cosa Nostra decidió detener la contraofensiva del Estado matando a uno de sus servidores más leales, como lo fue Pio La Torre hasta el momento de su muerte.

Después de la muerte

A su funeral asistieron cien mil personas. Durante el mismo Enrico Berlinguer tomó la palabra. El presidente Giovanni Spadolini y el ministro del Interior, Virginio Rognoni, le pidieron a dalla Chiesa que anticipara su instalación en Palermo. Pero poco más tarde también el general que se había convertido en prefecto murió por un golpe de la mafia. Solo después del asesinato de La Torre y Dalla Chiesa, la ley de La Torre, gracias al Ministro del Interior, fue aprobada y ahora se conoce como la ley "Rognoni-La Torre". La primera vez que se aplicó fue en el maxi-proceso contra Cosa Nostra, instruido por Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, que subieron al estrado a toda la élite de la mafia gracias a este instrumento legislativo. Por el asesinato del secretario del PCI fueron condenados los jefes Giuseppe Lucchese, Nino Madonia, Salvatore Cucuzza y Pino Greco, gracias a las revelaciones de los colaboradores de justicia Gaspare Mutolo, Tommaso Buscetta, Francesco Marino Mannoia y Pino Marchese. Además, y siempre gracias a estos últimos, con las  declaraciones de Cucuzza, se reconstruyó el cuadro de los principales jefes identificados como Toto Riina, Bernardo Provenzano, Pippo Calo, Bernardo Brusca y Antonino Geraci.

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Foto © Ansa

 

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