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alejandro diaz Por Alejandro Díaz-10 de julio de 2020

¿Es posible comprender en tiempo record los procesos culturales, sociales de un país? ¿Es posible comprender las emociones, los silencios, las pausas, los gritos? ¿Es posible comprender el fuego, la furia, la rabia?

En la mañana de Reggio Calabria un grupo de jóvenes, y otros no tanto, se unieron para trasmitir su pasión, su integridad moral, su sed de justicia al grupo de magistrados que llevan adelante la causa ´Ndrangheta Stragista.

Sé que es difícil, para nosotros los latinoamericanos, entender y comprender este proceso judicial enorme, que tiene cientos de miles de fojas, con testimonios, declaraciones, arrepentidos, escuchas, masones, mafiosos, políticos corruptos, abogados del diablo, contadores y economistas adoradores del dios dinero, y en medio de todo eso, un pueblo, una sociedad adormecida, embriagada por la cicuta que esparce este monstruo de mil cabezas.

Es complejo. Es un desafío trasmitir los cientos de días de luchas, de penurias, de llantos, de alegrías. La esperanza y la desesperanza de aquellos que sufren por generaciones el martirio, el sojuzgamiento. Acostumbrados a la correa, acostumbrados a los bozales, acostumbrados a ser carne que debe ser mandada, carne que debe ser cabalgada y carne que debe ser comida como decía Giuseppe Carlo Marino.

Hoy, en medio de una sociedad anestesiada, un grupo de jóvenes y algunos no tanto, se unió a cantarle las cuarenta, como decimos en estas tierras, a un sistema de poder soberbio. Una “sentada”, “una parada de manos”, frente al Tribunal de Reggio Calabria, que tantas veces ha sido testigo de la mentira, de la omisión, de la omerta de un Sistema Criminal. Una joven grita en medio de 400 guerreros.

Hoy, un grupo de jóvenes grita basta. Basta de masacres, basta de jóvenes muertos por la droga, basta de jóvenes abandonados a su suerte, basta del silencio y la mentira. Basta de los Santapaola, de los Piromalli, de los Macri, de los Nirta, basta de los Morabito. Basta de Mafia.

Sé que es difícil, comprender una cultura que está al otro lado del océano. Que es difícil entender un lenguaje distinto, aunque sea el de nuestros ancestros.

Por eso les pido, les ruego, que vean a estos jóvenes gritar a los cuatro vientos.

No solo por un juicio, no solo por su sociedad, no solo por la cultura de la legalidad, ni por la cultura antimafia. Estos jóvenes gritan por los valores de nuestra especie. Más allá de las culturas, de los idiomas que nos diferencian y que a veces nos separaran.

Entender la lucha no solo como un proceso intelectual y procesal penal, no solo. Entender la lucha desde el sentimiento. Desde la necesidad imperiosa del espíritu de vivir en justicia.

Este no es un pequeño grupo de jóvenes que gritan frente a un palacio de hielo. Este es un grupo de jóvenes que reflejan el sentimiento, la fuerza de cientos de miles de jóvenes alrededor del planeta. ¡Un único Sistema Criminal, una única lucha global

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*Foto de Portada: Antimafiaduemila

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