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Nino Di Matteo en la presentación del libro de Sebastiano Ardita, en Catania

Por AMDuemila-28 de julio del 2020

"En el momento en que escuché a Saverio Lodato hablar sobre el poder judicial, supe que debía hacer este comentario. Yo, dada mi función, no voy a entrar en detalles y responsabilidades individuales, pero no puedo guardar silencio. Soy un magistrado y no puedo evitar enfrentarme al momento particular de la magistratura. Frente a lo que sucedió con la investigación de Perugia no podemos sorprendernos, pero debemos indignarnos y reaccionar. Sin esperar a que otros reaccionen por nuestra cuenta. Debemos reaccionar contra los fenómenos que causaron esa degeneración: el correntismo, la difusión de métodos clientelares; el colateralismo de muchos magistrados con la política; la carrera desenfrenada, estúpida y ridícula para obtener puestos superiores; la jerarquización en las fiscalías. Hoy tenemos que luchar aún más porque sabemos que una parte sustancial de la política, y del poder en general, quiere aprovechar la oportunidad para, aparentemente, terminar con cierta degeneración, pero en realidad su objetivo es dañar la autonomía e independencia del poder judicial, al servicio de los ciudadanos, para volverlo colateral al poder político y ejecutivo en particular".

Este fue el reclamo lanzado por el magistrado Nino Di Matteo a todo el poder judicial, en referencia a la próxima reforma del CSM. Luego hizo propuestas: "La reforma electoral del CSM es necesaria para romper el vínculo entre los funcionarios electos y las corrientes. En esta dirección, en mi opinión, también podemos pensar en un sorteo moderado de los candidatos al Consejo Superior de la Magistratura. Pienso, continuamente y sin dudas, en una rotación automática de los cargos ejecutivos. La belleza de ser magistrado radica en investigar, enjuiciar y buscar la verdad y no en convertirse en Fiscal Jefe, Fiscal General o presidente del Tribunal de Apelaciones. La carrera es peligrosa en relación con el principio sagrado del artículo 107 de la Constitución que establece que los magistrados se distinguen entre sí solo por sus funciones, obedeciendo solo a la ley".

Finalmente concluyó: "Yo, como Sebastiano, ingresé a la magistratura justo antes de las masacres. Viví todo el período de las masacres haciendo la pasantía en Palermo. Llevé por primera vez la toga apenas comprada en mitad de la noche, a las tres de la mañana, en el juzgado de Palermo, al lado del ataúd de Giovanni Falcone. Lucharé con todas mis fuerzas para que aquellos que, no solo en el poder judicial, ocupan indignamente las instituciones, no ensucien la memoria de los que murieron por nuestro país y por las instituciones a las que esas personas sirvieron en interés de los ciudadanos y del pueblo italiano".

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Foto © JacopoBonfili

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