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DESDE EL '92 HASTA HOY, CATANZARO Y SU VOLUNTAD DE CAMBIAR
 De Aaron Pettinari
13 de mayo 2009
 
Catanzaro (Italia). Frente a la pregunta “¿Pero por qué lo hace?” Giovanni Falcone respondía así al periodista en una entrevista: “Solo el espíritu de servicio”. Espíritu de servicio contra ese cáncer llamado Mafia que interactúa con cualquier nivel institucional. Un camino de lucha que le ha llevado a sacrificar su propia vida. Hoy la criminalidad organizada ya no mata.
Los lazos con el poder político y económico son mucho más fuertes. Hoy el arma decisiva para detener a los jueces y magistrados es la delegitimación. Es lo que ha sucedido con Luigi De Magistris, ex procurador de la República en Catanzaro y a Clementina Forleo, actualmente juez de primera instancia en la Fiscalía de Cremona después de haber ocupado este cargo en Milán.
Historias de investigaciones avocadas, de sumisiones y traslados impuestos. ¿Su “error”? El “espíritu de servicio” que les ha llevado a investigar sobre esos sistemas de poder que, de una manera o de otra, en los últimos años, han caracterizado al Estado italiano. “Todos los ciudadanos tienen la misma dignidad social y son iguales delante de la ley, sin distinción de sexo, de raza, de idioma, de religión, de opiniones políticas, de condiciones personales y sociales”. Esto es lo que dice el artículo 3 de la Constitución que el Gobierno quisiera cambiar juzgándola anticuada. El pasado 5 de mayo, por primera vez desde su traslado obligado a Nápoles Luigi De Magistris ha vuelto a hablar públicamente en la que es “su ciudad” (en Catanzaro ha tenido inicio su carrera en la magistratura en el lejano 1995). Ha vuelto como candidato político indipendiente en las listas del partido “La Italia de los Valores”, para las próximas elecciones europeas que tendrán lugar en junio. Participa con él en la conferencia “Etica y política, legalidad e instituciones”, precisamente Clementina Forleo, entre las primeras que defendió públicamente al entonces magistrado en el programa televisivo “Annozero”.
Así como De Magistris también Forleo ha sufrido un injusto traslado, aunque después ha ganado el recurso que anuló los efectos, de lo cual toda la prensa ha guardado silencio. Una noticia que rinde justicia así como la absolución del ex magistrado de Catanzaro de las acusaciones en su contra en el ámbito de la investigación “Toghe Lucane”, decretado por el juez de primera instancia de Salerno. Ambos, siguiendo caminos distintos, habían tocado los “hilos de la alta tensión”, descubriendo parte de las interconexiones presentes entre la política, el empresariado, sectores desviados de la magistratura y esa criminalidad que compenetra el tejido institucional del País. Una “nueva P2” (logia masónica), como la llama el mismo De Magistris, quizás más potente que la anterior, precisamente por los estrechos lazos entre los poderes.
“A partir de la investigación de Tangentopoli (1992), dice el ex magistrado, la situación ha empeorado mucho. Estamos en frente de una corrupción sistemática que si en un tiempo involucraba política y empresariado, hoy vemos también la participación de exponentes del poder judicial”. Esta es la gran novedad. Y el negocio más provechoso es el de las grandes financiaciones públicas. La mayor parte de ellas van a parar a los bolsillos de los comitados de negocios transversales, que después han sido reconstruidos en las investigaciones de De Magistris y de Forleo. Al lado de esta convergencia de intereses, está vigente además una constante campaña de desinformación del ciudadano en varios niveles, porque es mucho más fácil controlar el ciudadano ignorante. Y como para escapar de este “estado de ignorancia indocto”, estaban presentes en la conferencia unas trescientas personas para escuchar las palabras de los dos jueces. Un evento extraordinario en una ciudad donde todavía hoy en la Fiscalía se sientan aquellos que en primera persona hicieron de todo para obstaculizar las investigaciones más importantes de De Magistris, “Toghe Lucane”, “Poseidone” y “Why Not”.
Ha moderado el encuentro Mónica Centofante, nuestra redactora, que ha presentado brevemente el
cuadro socio-político del Estado italiano antes de pasar la palabra a los dos relatores.
Clementina Forleo ha explicado la razón de porque apoya la decisión de entrar en política de De Magistris y ha evidenciado el problema de la información en Italia y de cuanto es sierva del poder.
La candidatura de Luigi De Magistris, más allá del color político, es una revolución. Estoy aquí porque pienso que hay que compartir y apoyar la decisión de De Magistris. Ser magistrado no significa solo escribir sentencias o celebrar audiencias. Antonio Di Pietro (ex magistrado y fundador del partido La Italia de los Valores) ha comprendido que la candidatura de De Magistris es una candidatura de mucha importancia para un magistrado que ha tenido que tomar esta decisión, porque ha tenido el coraje de destapar ollas que no había que destapar”. Para el juez de Cremona “lo que ha sucedido en Catanzaro es un escándalo. El poder con “P” mayúscula necesita, para sobrevivir, una información que no esté a la altura de su función y una magistratura servil. Lamentablemente una buena parte del poder judicial es connivente con los potentados políticos y económicos por eso hay que liberar el CSM (Consejo Superior de la Magistratura) de las lógicas clientelares, políticas y de poder”. Por esto ha anunciado sus dimisiones de la ANM (Asociación nacional de magistrados).
Ha sido evidenciado entre otros temas la relación entre instituciones y territorio, que se basa en gran parte en la gestión de los recursos públicos. La de Calabria, pero el cuadro se reproduce también en las otras regiones de Italia, es más bien compleja. De Magistris ha explicado que “en estos años Calabria ha recibido enormes recursos públicos. Tantos que si hubiesen sido divididos entre todos los ciudadanos hubieran sido más ricos. En cambio ha servido para sudamericalizar la región. Hay una parte de la burguesía que el magistrado de Palermo Roberto Scarpinato llama burguesía mafiosa. Una burguesía que se ha enriquecido transversalmente, compuesta por un circuito de profesionales que es siempre el mismo, independientemente del sector del dinero público al cual eran destinados los fondos. También esta es mafia. Se formaba así un sistema de poder muy bien aceitado. Y la intención es la de dejar esta región y sus ciudadanos en una situación de subdesarrollo. In primis porque así se controla la economía pero también la ocupación y el trabajo”.
Otro aspecto dramático de nuestro país es el de la tentativa de control de la magistratura. A juzgar por los recientes ataques sufridos, no solo por De Magistris y por la Forleo, sino también por los jueces de Salerno y por el asesor Gioacchino Genchi, se deduce el contraste entre el poder político y judicial, con el primero que interviene, en apariencia legalmente, para bloquear las investigaciones o desviarlas mediante los mismos órganos de la magistratura. “Ha habido una evolución desde 1992 bastante inquietante, dice De Magistris, aparéntemente se han verificado hechos de fuerte contraste contra la criminalidad organizada mafiosa, almenos contra su componente militar. Han sido capturados los prófugos, pero si se presta atención al nivel de penetración en las instituciones por parte de las mismas la situación ha empeorado notablemente. Vale para la ‘Ndrangheta, vale para la Mafia. Pero lo que más preocupa es la presencia de un gran hilo conductor con episodios que se repiten en el tiempo y con personajes internos de las instituciones que han obstaculizado a menudo la actividad de la magistratura. Paolo Borsellino, pocos días después del estrago de Capaci, decía que los principales responsables de la muerte de Falcone había que individualizarlos dentro de la magistratura. Palabras inquietantes. No es una casualidad si muchos de los nombres que aparecen en las investigaciones de los estragos del ’92 se vuelven a presentar también en estas investigaciones que me han quitado. No puede ser una casualidad si quien colaboraba conmigo y con las investigaciones de esos estragos han sido censurados (Gioacchino Genchi). No quisiera que ahora se intente obstaculizar las investigaciones conducidas por las fiscalías de Caltanisetta y de Palermo, como bloquearon las de “Why Not”, “Poseidón” y “Toghe Lucane”. La segunda República se funda sobre los estragos del ’92 y del ’93 y nosotros debemos saber como ha nacido. Cuando digo nosotros, quiero decir los ciudadanos”. Volviendo al tema de la información y de los fondos públicos De Magistris ha concluido diciendo: “Los ciudadanos deben adquirir conciencia de la grave patología de la que está enfermo nuestro país. Todavía no es una enfermedad mortal. El pueblo es llamado a vivir con honradez y dignidad, pero también a ser protagonista de esta especie de revolución que es necesaria para contrastar el designio peduista (de la logia P2) ideado por quien ha gobernado nuestro país en estos años”.

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