Por Giorgio Bongiovanni-14 de agosto del 2020
Para evitar dudas, lo diré de inmediato: cuando hablo de "cortar las piernas" no lo digo en un sentido físico, sino moral y ético.
Porque es una mezcla entre rabia y sensación de náuseas lo que se siente cuando uno se entera que diputados, un presidente de Región y consejeros regionales han solicitado descaradamente al INPS el bono de 600€ previsto por el Gobierno como ayuda durante la emergencia del Covid-19.
Ya hay quienes los llaman los "astutos del Montecitorio", pero deberían ser llamados delincuentes cuando, con sus acciones, no sólo han ofendido la inteligencia de los italianos, sino que han robado fondos a quienes realmente necesitan ayuda durante el receso del coronavirus. Y personas en dificultades, dicen los números, realmente hay muchas en Italia, las que debido a la crisis están muy cerca del estado de pobreza.
La Junta del Garante de Privacidad ha certificado que para los parlamentarios y administradores locales no existe un "escudo" detrás del cual esconderse para evitar que se difundan los datos personales.
La ayuda fue prevista para quienes se encuentren en condiciones de dificultad económica o social y, desde luego, no para quienes reciben asignaciones mensuales brutas superiores a los diez mil euros. Así que esperamos conocer los nombres, deseando que el pueblo italiano recupere el orgullo y salga a las calles a protestar, como cuando se lanzaron monedas contra Bettino Craxi. Porque los años pueden cambiar, así como la casuística, pero el alma del hombre sigue siendo profundamente "corruptible".
Poco importa si el hecho no encuadra en algún tipo de delito penal. El gesto es indigno en su esencia y el pueblo italiano, frente a los chacales, no puede ser tolerante ni olvidadizo. En las próximas elecciones debe recordar los nombres de aquellas personas que han deshonrado a las instituciones y no votar por ellas. Porque si este no fuera el caso significaría ser como ellos o aún peor.
Pero la codicia no es sólo de una parte de nuestra clase política, sino también de aquellos poderosos que, de cualquier modo, se niegan a responsabilizarse de las masacres cometidas en la piel de los italianos. Figuras como las de los hermanos Benetton que, a pesar de los estragos del puente Morandi y la muerte de 43 personas, muestran su mentalidad diabólica cuando dicen que están dispuestos a dejar Autostrade per l'Italia, pero sólo en sus propias condiciones de ganancias.
Una bofetada más a las familias que perdieron a sus seres queridos en la masacre de Génova. Cuando los seres queridos se pierden de manera trágica, no hay nada que realmente pueda compensar a los familiares de las víctimas, pero los Benetton deben arrodillarse frente a ellos y garantizarles un sustento mensual para que puedan seguir viviendo dignamente, sin sufrimiento ni problemas económicos o de salud, después de lo sucedido.
Sobre los Benetton, que ya son éticamente culpables y responsables, hemos argumentado repetidamente en los últimos años acerca de la necesidad de investigarlos por homicidio culposo (artículo 589 del código penal) y la esperanza es que tarde o temprano paguen realmente por los delitos cometidos al martirizar a la pobre gente.
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*Foto de Portada: © Imagoeconomica