Estudiantes de Magisterio y obra teatral “Brillo en Cautiverio”: homenaje a Julio Castro
Por Jean Georges Almendras-28 de setiembre de 2019
De todas las presentaciones de Our Voice, de la obra teatral “Brillo en Cautiverio” (de Christian Almendras) referente al maestro Julio Castro, asesinado por la dictadura militar uruguaya en los años setenta, la del pasado viernes 27 de setiembre, fue sin lugar a dudas la presentación más aclamada por la platea. Los sentidos aplausos y cometarios de medio centenar de estudiantes de magisterio al final de la obra, fueron históricos. Históricos, porque el texto teatral alusivo al maestro uruguayo, cuyos restos presentando signos de tortura y un disparo de arma de fuego en el cráneo fueron hallados en el año 2011 en terrenos de una unidad militar de Montevideo, se representó nada más ni nada menos que en el principal centro educativo donde se forman los maestros de Montevideo. Más concretamente en el salón de actos del Centro de Estudiantes de Magisterio (CEM), en el marco de la “Semana de la Maestra”* en la que durante tres jornadas se llevaron a cabo diferentes actividades y talleres, estando a cargo uno de ellos por los jóvenes del Movimiento Our Voice.
La convocatoria para participar del evento se materializó hace ya algunos meses. Y la mejor forma de hacerlo, a criterio de los jóvenes de Our Voice, fue presentando la obra alusiva precisamente a uno de los mártires del magisterio nacional: el maestro, profesor y periodista Julio Castro* (ya que fue fundador y redactor del semanario Marcha).
Lucía Vignola (del CEM) junto a otros estudiantes de magisterio fueron los principales artífices de la presentación de Our Voice en el Instituto de la calle Soriano y Lorenzo Carnello de Montevideo. Una presentación que se llevó a cabo a media tarde, en un edificio en el que años atrás funcionó una escuela pública, y que ahora es sede del Instituto Normal, donde se forman los maestros de las escuelas del Uruguay.
Los estudiantes de magisterio han sido invitados a ver la obra en sus respectivos salones de clase. Mientras tanto, en el sector donde se llevará a cabo la representación, los jóvenes de Our Voice: integrantes del elenco de “Brillo en cautiverio” y asistentes, van preparando la escenografía y van ubicando las sillas en una sala cercana a la biblioteca del Instituto. Reina el entusiasmo. Saben perfectamente que la platea estará conformada por estudiantes que también saben perfectamente quien fue Julio Castro. Saben de su historia como educador incansable, de su lucha, de su maravillosa obra docente en las escuelas rurales y de su prolífica obra periodística en los años sesenta y setenta, en el Uruguay. Y saben también que su compromiso con la vida, con la educación libre y con los valores de justicia y democráticos, lo llevaron a la muerte, porque el terrorismo de Estado, practicado por los militares golpistas de la época apoyados por civiles de igual laya, lo consideró como un peligroso enemigo de esos tiempos.
Julio Castro: un hombre de 68 años, con problemas de salud. Julio Castro: un hombre con brillo en sus ojos; con brillo en sus palabras; con brillo en su alma. Julio Castro: cuya historia de lucha y de desaparecido recorrió el mundo, como la historia de los miles que fueron víctimas como él, de los terrorismos de Estado de los países latinoamericanos sometidos al Plan Cóndor.
Los secuestradores de Julio Castro que le dieron captura subiéndolo a un vehículo en el cruce de la Avenida Rivera y la calle Francisco Llambí de la capital del Uruguay, el 1ero de agosto de 1977, están impunes. Los restos del maestro asesinado de un balazo en el cráneo fueron hallados 35 años después del día del secuestro. Pero su vida y el brillo de sus ideas y de sus acciones perduran hasta nuestros días.
El texto teatral de Christian Almendras (actor y director de teatro él mismo) resulta ser un homenaje al maestro Julio Castro, y los jóvenes de Our Voice, representando esa obra (en los últimos años en reiteradas oportunidades) forman parte de ese homenaje. Un homenaje inédito. Una obra de teatro inédita. Un texto sorprendente, inédito, y hoy, en pleno 2019, extremadamente significativo. Significativo porque todo lo relacionado con los desaparecidos en dictadura en el Uruguay está vigente. Está sobre el tapete público. Porque las excavaciones para hallar más restos de detenidos desaparecidos sigue siendo una asignatura pendiente de las autoridades uruguayas. Una asignatura pendiente que desde el advenimiento de la democracia y hasta el día de hoy, no pudieron dar respuesta los integrantes del sistema político.
Han transcurrido más de 45 años desde que el terrorismo de Estado se instaló en las calles de Montevideo y en el interior del Uruguay, y solo se han encontrado cinco restos de detenidos desaparecidos, en el curso de excavaciones realizadas a cuenta gotas (a paso de tortuga) porque la omertá de los militares (y de los civiles involucrados en la dictadura y que hoy forman parte del sistema político del Uruguay) ha sido férrea e inamovible. Como inamovible ha sido la cultura de la impunidad en todos estos años, de gobiernos de derecha y de izquierda. Inamovible hoy mismo, en campaña electoral. Inamovible cultura de la impunidad, aún con el reciente hallazgo de restos de un hombre detenido desaparecido en un cuartel de Montevideo, al que se suma la confirmación de meses atrás, de que los militares (especialmente, el hoy preso en su domicilio, José Gavazzo) en días de dictadura habrían detenido, torturado y arrojado a las aguas del río Negro, el cadáver de quien en vida fuera Roberto Gomensoro Josman.
Por todas estas razones la obra “Brillo en cautiverio” es un homenaje a Julio Castro y a todos los detenidos desaparecidos uruguayos, argentinos, chilenos, paraguayos, brasileños y bolivianos.
Y los jóvenes del Movimiento Our Voice forman parte de ese homenaje en cada presentación de la obra. Un homenaje con el tono de denuncia de la indiferencia de los gobernantes para con los detenidos desaparecidos uruguayos. Un homenaje que se transforma en un desgarrador reclamo cuando se oye el último parlamento de la obra: “Que la bala que lo mató nos enseñe a vivir con dignidad”.
Esa dignidad que ha estado y sigue estando ausente en los políticos (militares y policías) que con sus acciones y sus dichos siguen abrazados a la cultura de la impunidad.
En la tarde del viernes 27 de setiembre los jóvenes de Our Voice, una vez más, homenajearon al maestro Julio Castro y una vez más la platea quedó conmocionada. Conmocionada por la historia de un cautiverio, por la actuación, y por lo significativo que resulta hoy, cada uno de los parlamentos de los cuatro actores.
Jóvenes estudiantes de magisterio, y algunos docentes, e integrantes del Centro de Estudiantes de Magisterio, fueron testigos de un arte teatral comprometido con la denuncia. Comprometido con la justicia, o mejor dicho, con el reclamo de justicia, y con el reclamo de dignidad a los gobernantes, a los políticos y a los ciudadanos.
Los estudiantes de la platea de la pequeña sala del edificio magisterial, en el que se exhibe una exposición fotográfica de la historia de Institutos Normales, dieron luego su punto de vista. Hablaron y reflexionaron sobre la obra teatral, sobre la historia de Julio Castro y sobre lo que esta obra significa en nuestros días. Hubo aplausos. Y hubo deseos (y promesas) de que la obra debería ser presentada en otros ámbitos. Hubo sensibilidad. No hubo indiferencia.
Se viven momentos cruciales dentro del Uruguay. Son muchos los temas que están sobre el tapete público, pero el tema de los DDHH, no es menor. Un tema (un punto de la realidad nacional) que ha sido postergado, que ha sido manipulado y excluido. Que además, ha sido bastardeado y en cierta medida, ninguneado. Y lo más grave, ninguneado desde filas mismas de la izquierda uruguaya. Ninguneado por jerarcas (como Eleuterio Fernández Huidobro y José Mujica, entre otros) y personas que optaron por dar apoyo a la cultura de la impunidad y que optaron por ser indiferentes a los sufrimientos de los detenidos desaparecidos.
Tristemente Indiferentes. Por eso “Brillo en Cautiverio” es una obra teatral de nuestros días. Un homenaje y una denuncia. Histórica.
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(*) Programa de la “Semana de la Maestra”: talleres: lunes 23 de setiembre: Un Colectivo Docente en Movimiento: Método Natural Integral- Escuela 63: Pedagogía Ludocreativa; martes 24 de setiembre: Docentes del INN:taller sobre género; miércoles 25 de setiembre: Taller sobre lengua de señas uruguaya- Movimiento de Educación Popular Freinet Uruguay; jueves 26 de setiembre: La Ponderosa “Educación Popular, empoderamiento de la niñez”-Docentes de IINN: Debate sobre aprender a aprender; viernes 27 de setiembre: Bandecuerpo: Taller sobre el cuerpo como instrumento musical-Movimiento Artístico y Cultural Our Voice: Obra teatral sobre Julio Castro.
(**) El maestro Julio Castro fue secuestrado por personal militar y policial en Montevideo el día 1ero de agosto de 1977, en plena dictadura militar y cuatro años después del fatídico 27 de junio de 1973. Años después, el 21 de octubre de 2011, un peritaje de integrantes del Equipo de Antropología Forense de la República Argentina, halló sus restos en terrenos del Batallón de Paracaidistas 14 de Toledo, en el departamento de Canelones. Oportunamente, los médicos Rosana Manikowski, Rafael Roo y María Imbert elaboraron un informe estableciendo “la existencia de lesiones óseas y el hallazgo de ligaduras en ambas manos en posición anterior, con nudo fuertemente ajustado así como un alambre asociado a la región de los tobillo y un fragmento de costilla con fractura de características perimorten permiten establecer la situación de apremios físicos asociados al momento de la muerte”. Empero la causa de la muerte fueron lesiones que se encontraron en la región craneal y vértebras cervicales: “Se trata de lesiones extensas que alcanzan todo el cráneo, con un gran conjunto de fracturas y faltantes de huesos que se corresponden a lo que se denomina “estallido de cráneo” por cuanto una “circunferencia” en la zona frontal del cráneo corresponde a un “orificio de entrada de proyectil de arma de fuego”. Sin embargo, debido a la destrucción de los sectores remanentes “no puede descartarse que haya existido más de un disparo. La causa más probable de muerte es el disparo de arma de fuego a nivel craneal”. Una vez que este informe salió a la luz pública, la conmoción fue enorme y se extendió a todo nivel, dentro y fuera del Uruguay. La hija del maestro asesinado, Hebe Castro, dijo que se trataba de “una ejecución”. Hoy los asesinos del maestro Julio Castro no cumplen prisión y se encuentran impunes. Ocurre que en el año 2014, el Tribunal de Apelaciones dispuso la excarcelación del policía Juan Ricardo Zabala, procesado por el homicidio de Julio Castro el 6 de marzo de 2012 bajo la carátula de “cómplice de homicidio especialmente agravado”. Su liberación se dispuso “bajo caución juratoria”. Sus abogados habían solicitado la excarcelación desde hace más de un año basándose en que se declaró inconstitucional la ley que anuló la Ley de Caducidad. El policía Zabala había admitido ante el Juez Penal Fernández Lechini, su responsabilidad en la detención ilegal de Castro, aunque negó su participación en el asesinato. En su declaración , antes de ser procesado, dijo que entregó al prisionero a Juan Antonio Rodríguez Buratti en el centro de detención clandestino La Casona de Millán (hoy inexistente, porque fue demolido para la construcción de un complejo habitacional) Allí, el maestro Julio Castro, se presume, fue torturado y ejecutado (siendo trasladado su cadáver para ser enterrado en terrenos del Batallón 14 de Toledo). Tenía cerca de 70 años y los servicios de inteligencia del Uruguay lo tenían en la mira porque él ayudaba activamente a salir del país, vía embajada de México, a perseguidos políticos. Siendo él mismo un perseguido político, que había recibido constantes amenazas.
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*Foto de Portada y de la obra: Our Voice, Alina Leal
*Foto de Julio Castro: www.180.com.uy