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Parte segunda
 Libro de Juan Salinas: sobre las  manipulaciones del  poder y sobre el fiscal Nisman
Por Jean Georges Almendras- 31 de diciembre de 2018

Fueron dos bombazos de alto poder: Uno, fue en el mes de marzo de 1992; un atentado explosivo contra la Embajada de Israel, en Buenos Aires. Otro, fue en el mes de julio de 1994; un atentado explosivo contra la AMIA, en Buenos Aires.

El saldo de muertos en ambas explosiones fue de 107 personas; el saldo de heridos superó los 500. Ambos hechos están impunes. La versión oficial apunta a responsabilizar a un ala terrorista de Irán. El periodismo independiente no apoya esta versión porque se han definido otras verdades. Una de ellas, la más mediática y sustanciosa es la que plantea el periodista argentino Juan José Salinas (*) en su reciente libro “La infAMIA. Los servicios de inteligencia en el atentado y su encubrimiento. El Memorándum con Irán, Stiuso y la muerte de Nisman”; aunque tiene en su haber otros libros en los que se habla en los mismos términos y que además son demoledores debido a su alto valor testimonial.

El periodista argentino no ha escatimado en absoluto. A poco del atentado contra la AMIA integró un equipo de investigación que luego se disolvió a instancias de quien los convocó a formarlo, quien se supone que así actuó al ser presionado en Israel cuando en el primer informe del grupo creado se dijo claramente que la Policía Federal estuvo involucrada.

De ahí en más Salinas no se puso freno alguno. Continuó con las investigaciones y publicó sus libros y no se llamó al silencio. Se ganó el odio y la marginación profesional desde algunos sectores pero de otros –principalmente los alternativos- recibió y recibe apoyos, y reconocimientos. Su último libro es clarificador y encara sin mordazas al poder. Porque denuncia todo un verdadero andamiaje de criminalidad y de encubrimiento, dentro de un sistema político donde los servicios de Inteligencia de la Argentina misma (el SIDE entre ellos), el MOSSAD y la CIA son la vedettes de la maraña de luchas de poder. Luchas que terminan siempre amparadas por  la cultura de la impunidad, porque lo que hay por detrás resulta ser siempre muy escandaloso. Tan escandaloso que hace pocos años, en el 2015, la muerte del fiscal Alberto Nisman, tuvo mucho que ver con la historia de los bombazos.

Pero hagamos un paréntesis antes de   allanar el acertado  camino del colega Salinas: entrando  en Wikipedia, hurgueteando en el caso del fiscal Alberto Nisman, leemos lo siguiente: “Natalio Alberto Nisman conocido como Alberto Nisman, fue un fiscal argentino que alcanzó notoriedad por tener a su cargo la causa del atentado contra el edificio de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) y, más tarde, por solicitar el procesamiento de Mauricio Macri (entonces jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires) y otros funcionarios suyos como Jorge Fino Palacios ―también procesado por Nisman como encubridor del atentado contra la AMIA―, atribuyéndoles la organización de un sistema de espionaje de ciudadanos que incluía a familiares activistas de la causa AMIA, y también por denunciar a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a otros, atribuyéndoles la intención de encubrir a un grupo de sospechosos en la causa AMIA mediante la firma del memorándum de entendimiento Argentina-Irán, que establecía un mecanismo para interrogar en aquel país a los imputados de esa nacionalidad. Nisman denunció también al juez Claudio Bonadío por amenazas de muerte contra él y sus hijas, a raíz de sus investigaciones en el caso del atentado terrorista contra la AMIA. El 18 de enero de 2015, Alberto Nisman fue encontrado muerto con un disparo en la cabeza en su edificio Torre Boulevard del complejo Torres Le Parc, en el barrio de Puerto Madero, horas antes de presentarse a la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina, repartición que lo había citado para interrogarlo sobre los fundamentos de su denuncia, adonde debía concurrir el lunes 19 de enero. La causa se caratuló como “muerte dudosa”, y se han dado diversas especulaciones de si se trató de un homicidio o un suicidio. En diciembre de 2016, la Cámara Federal de Casación Penal ordenó que se continúe con la investigación por encubrimiento y por traición a la patria de la ex presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, que había sido desestimada por el juez Rafecas. El juez Rafecas fue desvinculado de la causa, que fue entregada al juez Claudio Bonadío (el juez a quien Nisman había denunciado en 2009 por supuestamente haber encubierto el atentado de la AMIA y en 2010 por supuestamente haber amenazado de muerte a Nisman y a sus hijas). En septiembre de 2017, peritos de Gendarmería afirmaron que Nisman no se habría suicidado sino que habría sido asesinado. A pesar de que Gendarmería es una fuerza que no tiene experiencia en autopsias, y a pesar de que contradijo a la Policía Federal, a los mejores peritos de la Argentina y a los trece expertos de la Corte Suprema,  el juez Claudio Bonadío avaló esa nueva pericia. Un fallo de la Cámara Criminal y Correccional Federal -ante un recurso interpuesto por Sara Garfunkel, la madre de Nisman- confirmó el 1 de junio de 2018 el procesamiento de los cuatro policías de la Policía Federal encargados de cuidar a Alberto Nisman, afirmando los jueces Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia que la muerte de Nisman se trató prima facie (a primera vista) de un homicidio y no de un suicidio”.

Saliéndole al cruce a Wikipedia se encuentra la profunda investigación del colega  Juan José Salinas, en la que además da a conocer al público un perfil del fiscal que de hecho resulta sorprendente y que no armoniza con la imagen de fiscal “héroe”.

Son varias cosas que se visibilizan en el trabajo de Salinas. De hecho, y por lo tanto, leer con atención cada uno de los capítulos de la publicación se torna indispensable, para ir deshojando la frondosa arboleda de mentiras y falsedades que se han dicho desde el momento mismo de los atentados y desde el momento mismo en que se halló el cuerpo sin vida del  fiscal federal Alberto Nisman, presentando un balazo en el cráneo, en su apartamento de Puerto Madero el 18 de enero de hace casi cuatro años. ¿Asesinato? ¿Suicidio? ¿Por qué?.

Complementando nuestra primera entrega vayamos a uno de los tramos del libro en el que se pone de relieve que el hoy fallecido fiscal  Nisman fue el campeón de los encubridores, de los verdaderos responsables de los bombazos.

Salinas escribe:”El pasado 18 de febrero, tercer aniversario de la muerte de Nisman, Lifschitz le hizo llegar un escrito al autor en el que se destaca que el occiso “en vida y pese a las pruebas que existen de encubrimiento por parte de la ex SIDE, el ex juez Galeano, los ex fiscales federales Mullen  y Barbaccia, no hizo nada ni en el plano jurídico ni en el plano mediático para que se los llevara a juicio”. Los transcribimos tal cual, los paréntesis son del autor: “Fueron a juicio gracias a mis denuncias que hoy cumplen parte de su cometido al pedir el fiscal del juicio (el invisibilizado proceso por el encubrimiento de la investigación y su desvío a una vía muerta) una pena de 13 años de prisión para Galeano y de 8 años para los fiscales”

“Nisman tampoco mostró preocupación  alguna por los tres atentados que sufrí por denunciar el encubrimiento político y judicial del atentado a la AMIA. Es más: se negó a recibir mi testimonio y a investigar a los que encubrieron”

“Vale la pena recordar que Nisman, a pesar de saber perfectamente que la supuesta  “conexión total” del atentado era falsa e inventada por el juez, los fiscales  y funcionarios con apoyo de la DAIA, pidió la reclusión perpetua de gente inocente respecto a la comisión  del atentado (en referencia a los policías que habrían de pasar largos años en prisión). Los jueces Guillermo Gordo, Gerardo Larrambebere y Miguel Pons tuvieron la espalda suficiente para no hacer lugar al pedido de Nisman de declarar la nulidad de todo y, en cambio, sacar testimonios para que se investigara a los encubridores ..cosa que no hizo Nisman ni quería que se hiciera”

“Si hubiéramos tenido un tribunal conformado por jueces corruptos, Nisman hubiera concretado su propósito de cerrar la causa con condenas a inocentes”.

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“Tampoco Nisman se preocupó de investigar a la ex SIDE por las más de 40 mil horas de escuchas telefónicas a ciudadanos iraníes y argentinos musulmanes, por líneas que se habían intervenido, algunas a espaldas de la justicia, antes , durante y después del atentado. En fin, Nisman, más que ayudar a descubrir nada, ayudó a los que encubrieron y participaron en el atentado a la AMIA. Esto con respecto a su actuación como fiscal. Con respecto a su muerte coincido en que debe investigarse eficientemente para no dejar ninguna duda de lo que pasó”,

“No hay que olvidar que estamos frente a una persona que está muy lejos de haber tenido un perfil honesto o limpio. El hecho de tener una cuenta con cientos miles de dólares en el exterior junto a (Diego Angel) Lagomarsino, y depositado cheques de un financista desaparecido (Damián Stefanini) por no decir muerto, y conducir un vehículo a nombre de una empresa ligada a conocidos personajes vinculados tanto a la SIDE, así como su tren de vida, distaron mucho del perfil de un fiscal común. Por ello se debe investigar todo muy bien, teniendo en cuenta su perfil. Escucho tanto este tema, en donde se tiene como héroe a una persona por ser fiscal de una investigación  en la que nunca aportó nada, que me sentí en la necesidad de escribir esto. Que es perfectamente constatable con hechos de la realidad sin entran en hipótesis alguna”

En el muy extenso trabajo de Salinas son varios los aspectos que se resaltan sobre la denuncia que iba a presentar Nisman (de no haber sido ser hallado muerto) (o de no haberse suicidado, después de haber sido presionado o inducido por no pocos de sus interlocutores, porque esa es la versión que sostiene Salinas). Salinas menciona las apreciaciones del jurista  Eugenio Raúl  Zaffaroni.

“A todo esto, el jurista  Eugenio Raúl Zaffaroni releyó nuevamente la denuncia y redundó: “no tiene absolutamente ningún fundamento, carece totalmente de fundamentos”. Y como le preguntaron por qué Rafecas no había accedido a las medidas de prueba que Nisman-Pollicita habían solicitado, explicó que “serían pruebas de algo que no es delito”. Algo determinó que viniera a hacer esto”, agregó en referencia a Nisman. “Nadie interrumpe abruptamente un viaje así para presentar un escrito en medio de una feria judicial. Hay una conducta muy extraña ahí. Y aún si diéramos por probado lo que él dice, no se llegó a la tentativa, y sí se llegó a la tentativa, se desistió. ¿Qué es lo que denunció? ¿Un supuesto encubrimiento `para que se levante la orden de captura internacional de unas personas que están fuera del país?¿Cuál es el acto de encubrimiento? ¿El acuerdo?. Suponiendo que hubiera existido la intención, la declaración de Timerman y la de Interpol revelarían que en tal caso hubo un desistimiento”, insistió”

“Hay que averiguar qué pasó, qué desequilibró a Nisman, qué o quienes o quién. Estoy seguro de que Nisman no escribió la denuncia”, dijo “Él era un hombre de oficio, fue secretario de juzgado federal, llevaba tiempo como fiscal federal, eso no lo pudo haber hecho nadie que tuviera un mínimo de conocimiento jurídico. Estoy seguro de que no lo hizo Nisman . No podría haber hecho eso. Eso lo hizo alguien que no tenía nociones jurídicas. Un fiscal normalmente cuando hace una denuncia dice que viene denunciar delitos. Desde el principio este escrito de Nisman dice que viene  a denunciar un plan criminal y una confabulación. Un plan criminal no es en sí un delito: es un acto preparatorio. Y “confabulación” es un término propio del derecho anglosajón, no es un término nuestro. Este escrito no está hecho por Nisman. Hay varias manos que se meten en el escrito. Se nota eso perfectamente. Es muy reiterativo y no hay una sola remisión, cosa que en un escrito hecho por alguien que tiene oficio no repite. Se nota que es un corte y pegue hecho con la computadora. Analicé las 288 fojas y le garantizo que eso no lo hizo Nisman. No puedo hacer eso. Ni lo hizo ni lo redondeó. Eso no lo pudo hacer ningún funcionario que tuviera la experiencia y el oficio de Nisman”

Salinas en su libro hinca más el diente en el tema de la denuncia. Y escribe: “Además del omnipresente Stiuso, el sospechoso número 1 de ser corredactor de “la denuncia” es Claudio Rabinovitch, abogado penalista y periodista aficionado. Dicen que era amigo de Nisman desde la adolescencia; lo que está claro es que es neoliberal, allegado a los dirigentes de la DAIA “viuda” de Galeano (al que siguió defendiendo aun después de que el TOF 3 demostrara que había prevaricado y lo apartara de la causa de  AMIA) y con aceitados  vínculos con los servicios de Inteligencia. Como Lagomarsino, Rabinovitch también estaba contratado por Nisman y nadie sabe exactamente qué es lo que hacía. Hay un paralelismo entre ambos, ya que si entre el personal estable de la UFI-AMIA había dos especialistas más calificados que “Cerebrito” Lagomarsino dedicados a los asuntos informáticos, el hecho de que el fiscal que está al frente de la mayor  UIF del país tenga contratado como asesor experto a un abogado penalista es tan absurdo como si el jefe del Ejército contratara como guardaespaldas a barrabravas o que el Presidente licencie a los granaderos y los reemplace por boy scouts”

Más adelante Juan José Salinas recapitula.

“Nisman  se fue de este mundo sin saber que, ante su evidente temor y resistencia, su comparecencia  en el Congreso el lunes a las 15 iba a ser suspendida. El periodista Néstor Espósito publicó el 15 de mayo de 2015 que su programada exposición  del lunes había sido suspendida el domingo alrededor de las 18 horas cuando el fiscal ya estaba muerto pero nadie lo sabía”

Salinas,  refiriéndose a la muerte del fiscal Alberto Nisman, piedra angular de un entramado relacionado con las acusaciones a CFK y contra autoridades del gobierno de Irán, acusaciones que fueron maquinadas en un contexto de encubrimientos del que él precisamente no estaba ajeno, fue muy preciso, orientando a fortalecer la hipótesis del suicidio. Un suicidio inducido, instigado por quienes en definitiva fueron sus laderos o patrones, según el cristal por el cual se quiera ver esta historia intrincada en extremo.

Salinas escribe: “La presencia de su ADN en las distintas partes de la pistola que lo mató –empuñadura, cargador, balas y gatillo-, y su cuerpo sin otras lesiones obstruyendo la apertura de la puerta del baño ya indicaban a primera vista que Nisman se había suicidado ¿Cómo podría un eventual asesino mover el cuerpo agonizante o el cadáver aún caliente y empapado de sangre –si es que hubiera caído en otra posición y lugar- y ponerlo contra la puerta impidiendo que esta pudiera abrirse sin dejar rastros? Y, en cualquier caso, ¿cómo habría podido el sicario salir sin dejarlos?. Pero además había una prueba irrefutable: el espasmo cadavérico de su dedo índice derecho, visible en todas las fotografías  que la Policía Federal tomó del cadáver, coinciden los forenses, es la manifestación del último esfuerzo voluntario efectuado por el difunto. Cuyo cerebro ordenó al dedo jalar de la cola del disparador o gatillo, accionando el arma  cuyo proyectil lo destruyó, sin darle tiempo  a emitir la orden de relajarse, originando el fenómeno inmediato, no homologable al posterior rigor mortis. Razón por la que, sumada a la ausencia de lesiones que presentaba la víctima, los reputados médicos forenses que efectuaron la autopsia de entrada se refirieron a un cuadro de suicidio, sin ninguna intervención de terceros. Estando la víctima señalándose a sí mismo con su flexionado dedo índice, como culpable de su deceso. Que no podría haberse logrado si la víctima carecía de voluntad al hacerlo, y su cerebro no mandaba la correspondiente orden para ello. Escribió Llorens”

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En opinión de Salinas “no habían pasado dos semanas del deceso del fiscal cuando Jorge Urien Berri destacó en La Nación  que Israel y el Mossad eran los principales interesados en inflar la hipótesis de homicidio,  porque “la constatación del suicidio llevaría a una revisión integral de la causa AMIA”. Todo parece valer en la puja de intereses que se libra en torno a la verdadera causa de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Hay mucho en juego y jugadores muy fuertes. Por eso, si la hipótesis del suicidio sigue ganando terreno, le esperan días difíciles a la fiscal Viviana Fein. Se da la paradoja de que la hipótesis del suicidio, convertida en la verdad del caso, es la que perjudica a más sectores y más resistencia despierta”.

Ahora bien, Salinas en determinado momento,  en  su libro se alegra de coincidir “con un artículo de Goobar –con el que tanto discrepé acerca de cómo y quienes perpetraron  los atentados-, publicado el 14 de junio de 2015 en el semanario Miradas  del Sur. Lleva el título de: “Triste, solitario  y final: la última misión  de Alberto Nismán” y comienza así: “Nuestro trabajo –le hace decir John Le Carré a un jefe de la inteligencia alemana- es crear realidad. Nosotros no operamos sobre ella, ni la modificamos. La creamos. Menos literario, un jefe de espías de carne y hueso define su misión  como “hacer  objetivo lo subjetivo”. Ambas definiciones  podrían aplicarse al caso Nisman desde el momento en que el fiscal –intoxicado por su relaciones promiscuas con los servicios de Inteligencia locales y extranjeros- se lanzó –o fue empujado- a una misión  suicida de “crear realidad” con la escuálida denuncia contra la presidenta de la Nación y su canciller por encubrimiento del atentado a la AMIA. Cuando Nisman en la cuenta de que había sido abandonado no sólo por su antiguo jefe, el depuesto director de Operaciones de la SIDE, Jaime Stiuso, sino también por las chicas Bond – que no eran las pulposas mujeres con las que posaba en lugares paradisíacos, sino las diputadas Patricia Bullrich, Laura Alonso y Elisa Carrió- Nisman volvió a  “hacer objetivo lo subjetivo” descerrajándose un tiro en la cabeza en el baño de su departamento de la Torre Le Parc. A  pesar de que pidió prestadas tres pistolas, bastó que no dejara carta para que su cuerpo, todavía caliente, volviera a crear realidad tal como le habían enseñado sus controlantes “todo homicidio puede pasar por suicidio y todo suicidio puede pasar por homicidio”

Fueron dos bombazos de alto poder. Dos bombazos que generaron este libro y otros más. Dos bombazos que despertaron a  muchos demonios y a la maquinaria del poder más siniestro y artero que uno se pueda imaginar, dejando siempre un reguero de destrucción, sangre y muerte.

En la recta final, de esta entrega alusiva al reciente libro de Juan José Salinas, transcribir un fragmento de  lo que él ha escrito a modo de epílogo, me  resulta necesario.

“Si alguien llegó hasta aquí buscando detalles morbosos de la autopsia del fiscal y de las muchas polémicas infladas por los medios acerca de su supuesto asesinato se sentirá defraudado (por suerte, Nisman se mató dentro de un baño y cayó contra la puerta, obturándola; de haberse suicidado en el living posiblemente la polémica sería eterna). Lo mismo puede suceder con los lectores que quieran conocer más sobre su apetencia por mujeres muy jóvenes y caras, el contenido de las cajas de seguridad saqueadas por su madre tanto en el piso 13 de Le Parc como en sendos bancos, “retornos” y cuentas en el exterior. No sería de extrañar que si algún día se decidiera investigar cuáles fueron las actividades de Nisman durante toda una década, en la que no hizo absolutamente nada para esclarecer quiénes  y cómo demolieron la AMIA, sigan apareciendo secretos. Y no lo es porque, entre otras cosas, hay mucho escrito sobre el protagonista de su socio Stiuso en sonados decomisos de enormes cantidades de droga, en especial de cocaína (por ejemplo, en la llamada “Operación Strawberry”) y al autor le parece obvio sospechar que al menos, en los últimos años, Nisman  pudo haber intervenido en el lavado o blanqueo de dinero mal habido procedente de pingues negocios de contrabando, ya sea de sustancias ilícitas como, sobre todo, de productos electrónicos, instrumental médico y odontológico, etc. En este sentido y a pesar de que al parecer manos anónimas borraron datos de sus celulares y computadora, y de la inexplicable decisión de la jueza Palmaghini de quitarle las pericias de sus aparatos a la Policía Federal para confiársela a la Metropolitana (mucho más permeable a los requerimientos de agencias extranjeras) como ya aquella había hecho un back up y por lo general los datos borrados se pueden recuperar, podría suceder que si hay un cambio de gobierno aparezcan datos más sustanciosos que las fotos con mujeres jóvenes que se filtraron y las ácidas reyertas del fiscal con su ex, a las que voces oficiosas atribuyen los borrados. Por ejemplo, de conversaciones póstumas relativas  al armado de causas, otras posibles cuentas bancarias en el extranjero, etc”

“La fiscal  fue objeto de vituperios  y calumnias por negarse a recaratular la causa como asesinato. Aunque lo tuvo sólo por espacio de once meses, tardó tres añosen responder públicamente a sus detractores. Lo hizo en el curso de una entrevista que le dio a Luis Novaresio frente a las cámaras de América TV. Explicó allí que nunca hubo siquiera algún indicio de que Nisman hubiera  sido asesinado, pero que no pudo descartarlo por completo ni avanzar en elaborar alguna de las otras dos hipótesis –el suicidio voluntario o el inducido- porque “quedaron respuestas pendientes que todavía no llegaron como los e-mails recibidos y enviados desde su cuenta de de correo”; Yahoo sugestivamente, nunca respondió a los requerimientos de la justicia argentina . “De haber tenido los e-mails del doctor Nisman de los últimos tiempos, de haber podido recopilar su historia informática de vida, si hubiera podido ver con quien hablaba, quizá hubiera podido construir una hipótesis”.

El libro “La infAMIA” es una tomografía computada de toda una sumatoria de episodios estremecedores que conmovieron a los argentinos y al mundo entero. Una tomografía computada de la mano de un periodista que ha sabido desentrañar secretos de los recovecos más indeseables y más truculentos de la maquinaria del poder, en todo su abanico operativo e institucional, donde los nombres y los apellidos están bien definidos, con responsabilidades incluídas, sin perjuicio de las impunidades que siguen en pié, intactas y dando coberturas asombrosas para poner a distancia de la prisión y de la justicia a los verdaderos culpables(materiales e ideológico) de los bombazos , cuando no del suicidio inducido que puso fin a los días del fiscal Nisman, quien en definitiva formó parte de las reglas del juego del cual él formaba parte.

En mis casi 30 años de cronista policial, en Montevideo, Uruguay, especialidad periodística que también ejerció Juan José Salinas, se me hacia constantemente una pregunta: ¿Existe el crimen perfecto?. No literalmente referido al acto de quitar la vida a una persona, sino más bien al acto criminal genéricamente.

Y yo tenía una sola respuesta: Sí, existe. Existe en la medida que exista una investigación imperfecta. Una investigación viciada. Una investigación manipulada. Una investigación turbia, que ya presagia desde el antes del delito, por decirlo de alguna manera.

Fueron dos bombazos de alto poder. Dos bombazos que siguen impunes.  Esa impunidad que es la resaca habitual (peligrosamente ya institucionalizada en nuestros días, no solo en Argentina) cuando el poder está involucrado, pero hasta el tuétano.

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*Juan José Salinas: Juan José “el Pájaro” Salinas, periodista de 65 años de edad, argentino, nacido en Buenos Aires. Inició su militancia en el Movimiento de  Acción Secundario (MAS) afluente de lo que sería la segunda edición de la Unión  de Estudiantes Secundarios (UES) bastión del peronismo revolucionario en la escuela media. Después de la matanza de Eseiza, Salinas se alejó del peronismo y luego de Montoneros, y se vinculó al Movimiento Socialista Revolucionario (MSR). Se convirtió en periodista profesional en Barcelona, donde se exilió a fines de 1976. De regreso a la Argentina fue cofundador de la cooperativa que editó la revista El Porteño, redactor especial y jefe de Policiales en el diario Nuevo Sur, entre otras actividades, editando varios libros. Hoy tiene un blog que está a disposición de la ciudadanía: pajarorojo.com.ar y se precia de haber sido el primer periodista en chocar frontalmente con el impostor Lanata. Su e-mail es: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

*Foto de Portada: www.cronicaviva.com /Fiscal Federal Alberto Nisman

*Foto 2:  www.lavidriera.com

 *Foto 3: Ediciones Colihue

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