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Por Agustín Saiz, desde Argentina-5 de mayo de 2019

La situación es la siguiente: los EEUU y Rusia rompen el equilibrio de la geopolítica mundial y se salen del tratado de no proliferación de armas nucleares, para llevar al límite (de nuevo) la tensión de una posible escalada. Irán evalúa salirse del mismo tratado para poder concretar su sueño de “diversificar su matriz” o convertirse en una potencia nuclear militar. En otra dirección Arabia Saudita elige el camino contrario, busca ejecutar un plan de energía nuclear para uso civil, luego de ya haber alcanzado su posible primera bomba. Israel, en cambio no para de acusar a sus vecinos pero ni se le ocurre entrar en el tratado (no vaya a ser que tenga que declarar su arsenal). En conclusión, nadie sabe muy bien para qué sirve lo firmado cuando se está avecinando la guerra. En otro orden y en paralelo, Venezuela se convierte en el principal escenario de conflicto y vemos poco a poco como los insuficientes resultados de una guerra no convencional, van dando lugar a otra nueva gran epopeya yanqui libertadora en América. La alianza americana-sionista encontró a través del psicótico personaje de Bolsonaro una nueva puerta de ingreso a la región y también una nueva retorica de la estupidez y del odio que puede ser funcional como una carta inimaginable años atrás para convertir la región en un nuevo medio oriente (pensemos en los tiempos que se demora en planificar una guerra y hasta donde Bolsonaro es una suerte de fruto del azar y de la ingeniería social).

Bien a este punto vale preguntar… ¿Y si Bolsonaro tuviese la bomba?!

¿Suena imposible? Repasamos un poco los antecedentes del plan nuclear de Lula y veamos hasta donde lo peor pudo ya haber ocurrido.

Antecedentes

Entre los países que siempre están en la mira de los organismos internacionales para ser sancionados por abrirse de los tratados de no proliferación, se encuentran justamente aquellos que tienen las reservas energéticas mas grandes (en petróleo y gas) y que necesitan diversificar, no exactamente la matriz de su tecnología de producción, sino tal vez su arsenal militar. Irán, Arabia Saudita tienen aseguradas reservas de petróleo tal vez por varias decenas de generaciones, pero al mismo tiempo y como consecuencia, la amenaza constante de ser invadidos o usurpados.

En el caso de América Latina los proyectos nucleares de nuevos reactores, minería de uranio, etc., se relanzan en paralelo en los dos países nuclearizados del Sur (Brasil y Argentina) a través de los gobiernos progresistas de la década pasada. Desde aquel entonces también Evo Morales intento cerrar convenios nucleares con Argentina y hasta Hugo Chávez coqueteo con la transferencia de esa tecnología.

Si bien las bases del proyecto nuclear en el caso de Argentina son las mismas, que en la época de la dictadura intento cerrar el ciclo del uranio, en el caso del proyecto aun vigente (iniciado por el Kirchnerismo y hoy en manos de su enemigo político Mauricio Macri) nada tiene que ver con un proyecto soberano, sino que por el contrario son la puerta de entrada (en este caso de China) para pisar en la región bajo determinadas condiciones estratégicas, basadas en una relación de colonialidad aplastante y desigual.

Con Brasil en cambio, la situación fue diferente ya que Lula Da Silva, fue gran operador la industria militar en Latinoamérica.

Lula da Silva, gran lobista de la industria de las armas.

A fines del 2010, Lula impulso antes de dejar su mandato una reestructuración a fondo de la industria militar, no sólo en su país sino en toda la región. Lula pensaba en consolidar una doctrina común en la región, después de la guerra fría, “que estimule la cooperación en defensa, que integre las políticas en esta materia y que reduzca las posibilidades de conflictos bilaterales”. Y realizó campañas para convencer a los demás países sudamericanos, “que algún día podrán beneficiarse de la industria bélica exportando a otros continentes”. Su agenda lo llevo a trabajar con los órganos regionales, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el Consejo de Defensa Suramericano (CDS), entre otros. Los ministros de Brasil encargados de trazar las nuevas directrices de una nueva política de defensa y de industria bélica habían celebrado reuniones con todos los embajadores de América del Sur para informarles de dichos proyectos. Consciente de que un gran país en desarrollo, necesita de un aparato de defensa importante para ser tenido en cuenta a nivel internacional, bajo los mandatos de Lula, Brasil siempre ha querido incrementar su capacidad bélica. Por ello “(8) Brasil ha realizado últimamente grandes avances en la producción de uranio. Incluso dentro del Gobierno hay quienes ven con buenos ojos que Brasil pueda algún día contar con una bomba nuclear como arma de defensa y también de disuasión, si se tiene en cuenta que posee grandes riquezas que defender, como sus reservas de petróleo y el codiciado santuario mundial de la Amazonia. Por ahora, Brasil se ha conformado con la adquisición de un submarino nuclear”.

Un gobierno de dementes.

En aquel entonces, la autosuficiencia del proyecto de Lula era de tal magnitud que jamás pudieron imaginar lo que después vino, impeachment, Temer, lava jato y finalmente el gobierno de un ignoto candidato desconocido por la gran mayoría meses antes que sea electo. La pérdida de derechos y garantías institucionales fue tal que ningún gobierno brasileño post dictatorial ha reunido a tantos hombres de armas en la administración del Estado como lo está haciendo el del actual presidente. Incluyendo a Bolsonaro suman ocho los militares: Hamilton Mourao (Vicepresidente, general retirado), Fernando de Azevedo e Silva (Ministro de Defensa, general retirado), Augusto Heleno (Jefe de Gabinete de Seguridad Institucional, general retirado; cargo con rango de ministro), Bento Costa Lima (Ministro de Minas y Energía, almirante de escuadra, aún en actividad), Marcos Pontes (Ministro de Ciencia y Tecnología, ex teniente coronel; dado de baja), Tarcisio Gomes de Freitas (Ministro de Infraestructura, ex capitán dado de baja), Carlos dos Santos Cruz (Secretario de Gobierno, general retirado, cargo con rango de ministro). (1)

El resto se conforma por personas que tienen un perfil deficiente o son personajes ficticios, pocos creíbles, salidos de una tragicomedia. El canciller que representa a Brasil en ONU es un conspiranoico que concluye teorías como que la legalización del aborto es parte del plan de la izquierda para impedir el nacimiento de un mesías, que el cambio climático es una mentira y apoya a Trump ya que “nos va a salvar (de la actual amenaza) del comunismo”. El ministro de educación dice que la escuela es un adoctrinamiento cientificista y marxista. El ministro de medio ambiente hizo su campaña con un panfleto con forma de caja de municiones cuya leyenda era “para el MST y la izquierda”. La ministra de agricultura es conocida como “la musa el veneno” porque impulsa leyes para liberar el uso de glifosato. El ministro de salud es un lobista de las prepagas, el jefe de gabinete lobista de las armas y quiere liberar su venta. Etc. Etc. Este es un gabinete con personas que no tienen ningún tipo de capacitación, que nadie no se los puede ni imaginar ni siquiera como concejales de una ciudad pequeña. (2)

Pero tendríamos que evaluar si todo este ascenso de personalidades gore, psicóticas y disociadas de la realidad están contemplado por la casualidad cósmica. O si por el contrario, hay una intencionalidad, un programa de trabajo bien preciso, ejecutado por el verdadero poder que se esconde detrás de su marioneta idiota.

Plan nuclear brasilero

El gobierno militar de Brasil (1964-1985) analizó la posibilidad de construir una bomba atómica para ganarle de mano a la Argentina, ya que temía que el país vecino adoptara una medida similar.

Los documentos del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas revelan que el 10 de junio de 1974, el entonces presidente de facto, anunció una revisión del concepto estratégico nacional elaborado años antes por la dictadura y que pasaría a considerar la posibilidad de una guerra con la Argentina."La explosión reciente de una bomba nuclear por parte de India generó conmoción mundial y debemos considerar la hipótesis de que, en un futuro no lejano, Argentina también pueda explotar la suya. Evidentemente, esto genera inquietud entre nosotros", enfatizó en esa ocasión. (6)

Brasil tuvo tres diferentes programas nucleares entre 1975 y 1990. No los continuó, pero no está claro que sucedió con ellos. Desde 2003, se dio un desarrollo difícil de interpretar. Por un lado, es miembro del Tratado de No Proliferación Nuclear. Por el otro, los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica se enfrentan a grandes obstáculos cuando quieren inspeccionar el territorio. Son 5 (de 98 países) los que no firmaron el protocolo adicional del acuerdo, entre los cuales se encuentra Brasil. Las autoridades de Viena sólo pueden visitar las instalaciones declaradas. También el programa para construir un submarino nuclear fue vedado a los inspectores. Se sabe que el grado de enriquecimiento de uranio de ese tipo de programa permite la construcción de armas atómicas.

El aviso de los Rusos.

Un ataque por medio de Brasil a Venezuela es una de las hipótesis que más ha tomado fuerza en los últimos meses. Esta posibilidad está siendo contemplada por los usos que respondieron en un lenguaje muy sencillo, poniendo a punto el Avangard delante de todos: “…El cohete de ese tipo Avangard, que acaba de ser probado a una velocidad de 30 mil km/h y con una trayectoria multi variable que horada cualquier defensa enemiga en cualquier punto del planeta, podría atacar a EE UU desde la Antártida o desde Venezuela, sin que su defensa antiaérea pueda detenerlo. Los generales brasileños conocen esta debilidad estratégica de Estados Unidos y no quieren convertir a su país en blanco de un ataque ruso” (5).

También sigue siendo motivos de controversias la intención de plantar una base militar norteamericana. “…Fue necesaria una fuerte presión militar, para que el nuevo presidente desistiera de instalar una base militar estadounidense en territorio brasileño, tal como propuso en su primera entrevista televisiva el pasado 3 de enero. La idea había sido aplaudida por el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, quien probablemente se lo solicitó cuando estuvo en Brasilia para la trasmisión del mando el pasado 1 de enero.”(4)

De este modo, Brasil es consciente de que está ingresando en una fase sin retorno. Y que una vez firmado el pacto mediante una agresión de guerra a favor de sus mandantes, el panorama será distinto para siempre. El camino del infierno está lleno de buenas intenciones, en este caso propuestas por Lula. Lo que puede pasar a partir de ahora, dependerá de la sinopsis neuronal de un hombre mediocre, que completa el proceso de decadencia moral de toda la sociedad, que se viene desarrollando desde hace décadas, sin distinción de colores políticos.

Esperemos que en los próximos años no tengamos que hablar de un nuevo medio oriente en América Latina, con amenaza nuclear incluida.

Como dirían los seguidores evangelistas de Bolsonaro:¡ Profecía!

(1) http://vaconfirmamendoza.com.ar/?articulos_seccion_719/id_7021/bolsonaro-un-presidente-efimero-

(2) https://radiocut.fm/audiocut/el-periodista-bruno-bimbi-conversando-en-la-perra-vida-1/#

(3) http://vaconfirmamendoza.com.ar/?articulos_seccion_719/id_7021/bolsonaro-un-presidente-efimero-

(4) https://www.tiempoar.com.ar/nota/el-ejercito-brasileno-refrena-a-bolsonaro

(5) https://mundo.sputniknews.com/firmas/201901111084665477-base-militar-de-eeuu-en-brasil/

(6) https://www.infobae.com/2013/08/12/1501382-brasil-estuvo-construir-una-bomba-atomica-atacar-argentina/

(7) https://www.dw.com/es/brasil-podr%C3%ADa-estar-construyendo-una-bomba-at%C3%B3mica/a-5566413

(8) https://elpais.com/internacional/2009/03/23/actualidad/1237762805_850215.html

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*Foto de Portada: www.urgente24.com

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