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Por Alejandro Diaz-2 de enero de 2019

“Por primera vez en cualquier investigación en cualquier parte, se levantó la tapadera para dejar al descubierto un gobierno-dentro-del-gobierno, en el cual los asesinos y los hampones trabajan de acuerdo en un monopolio nacional del crimen. (…) Entonces, y quizás ahora, era algo tan real como una quinta columna del totalitarismo. ¿Dónde, pensándolo bien, podrían encontrar los enemigos de la Democracia un aliado más conveniente que en la delincuencia organizada?”  Burtun Turkus, ayudante de Fiscal de Distrito de New York, EEUU, en su libro Murder, Inc.

 ¡Un libro del año 1950!

Turkus expresa notablemente la noción de Estado Paralelo, pero a pesar de que su investigación se centró en la persecución del arma de guerra del Totalitarismo (los sicarios), entendió que eran estos, tan solo un brazo armado de los Enemigos de la Democracia. ¿Y en definitiva quienes eran, quienes son estos Enemigos de la Democracia? ¿Quiénes se benefician con el totalitarismo y las prácticas de terror?

Paradójicamente estas fechas (1940-1950), coinciden con los estudios Macro-Económicos de Milton Friedman y la Escuela de Chicago. Sería esta la teoría económica que acompañaría las avanzadas de la CIA y de los Grupos Económicos de EEUU, en los países del “Tercer Mundo”, especialmente en Latino América, durante los 60 y 70. Indonesia, Brasil y Chile serían los primeros experimentos. El orden económico impuesto por la fuerza y el beneficio económico como eje social. La Dictadura de Pinochet seria adoctrinada directamente por los Chicago Boy’s, oportunamente denunciado por Orlando Letelier, quien semanas después sería ejecutado por un coche bomba, nada más y nada menos que, en Washington DC el 21 de septiembre de 1976.

Concentración de capitales, monopolios, leyes y proyectos a medida. Incluso “zonas liberadas”, como el caso de la privatización de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel), allá por 1990, donde dividieron el país, literalmente, en dos para que los beneficiarios (Telecom y Telefónica), no tuvieran que competir entre ellas. Sería esta la primera privatización del menemismo y modelo de las próximas.

La falsa ética de la Economía sugiere comprar barato y vender caro. Pero la única forma de comprar algo barato (entiéndase por debajo de su precio real), es que el objeto en cuestión este en mal funcionamiento o depreciado, o también que el vendedor este desesperado, precio de liquidación. Me recuerdo las publicidades de la época de Menem, que atentaban contra la industria nacional, como aquella donde un actor rompía, muy casualmente, las sillas defectuosas de manufactura argentina. Una vergüenza.

Pero sin lugar a dudas, estos Enemigos de la Democracia, antes o después deberían valerse de la coerción, de la violencia para sostener sus privilegios totalitarios. Sembrar el caos.

¿Fue la negociación Mafia-Estado tan solo un acuerdo para aliviar la violencia extrema producida por la persecución del bajo mundo? ¿O acaso la violencia extrema fue parte del acuerdo con el cual los Grupos Concentrados de la Economía, condicionaron al Estado?

Esta no es tan solo una lucha entre el poder y el pueblo. Es esta también una lucha entre poderosos por el poder.

Faida le llaman en Italia a la guerra de clanes. Situaciones de desmadre, de violencia extrema. Batallas por el territorio, por los negocios, por el respeto, por el poder. Durante estas “guerras inciviles”, se producen la ejecución de los enemigos y de los inocentes, victimas estos últimos de los delirios de grandeza de unos pocos.

Durante la Faida que vivió Sicilia desde fines de los 70, pero principalmente en el periodo comprendido entre 1981 y 1983 (donde se registró el mayor número de incidentes), se calculan más de 1.000 homicidios. De este conflicto surgiría victorioso el clan de los Corleoneses, que liderados por “Toto” Riina, se izarían con el poder de Cosa Nostra. Para darse una idea, de lo extremo de este tipo de batalla, Riina ordenó la ejecución de todo adversario y sus familiares, hasta el vigésimo grado de parentesco empezando desde los seis años. Un genocida.

Pero por sobre todas las cosas, imponer la sensación de miedo, de dependencia. Regular el comportamiento de la comunidad: salir a un determinado horario, esquivar tal o cual lugar, evitar ciertos comentarios públicos, agachar la cabeza ante algunos uniformes. Aceptar el trato inhumano y en la medida de lo posible, comenzar a reflejarlo. Ser uno también inhumano. Canibalismo.

Durante la dictadura uruguaya, hubo un caso puntual, que es el de los 9 rehenes Tupamaros: Adolfo Wasem, Raúl Sendic, Jorge Manera, Julio Marenales, José Mujica, Jorge Zabalza, Henry Engler, Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández, estando detenidos por el régimen, fueron pasados a una detención clandestina en septiembre de 1973 y retenidos en esta forma hasta abril de 1984. Su detención fue motivo de extorsión contra aquellos que aún estaban fuera. Once años de un cautiverio caracterizado por la humillación y las vejaciones. Apresados en condiciones de abandono y aislación.

“Ya que no pudimos matarlos cuando cayeron, los vamos a volver locos”. Así refirió uno de los militares responsables de su cautiverio. Secuestrados de toda coherencia finalmente fueron liberados en 1985 (salvo Adolfo Wasem, quien murió en cautiverio). Los restantes, hasta hoy conservan su cordura.

Una y otra vez, en cientos de hechos de violencia y aberración, muchos de ellos aun anónimos, los Enemigos de la Democracia han atentado contra la identidad de los pueblos, contra su memoria, contra su cultura. Llevando a las comunidades a situaciones de marginalidad y pobreza. De ignorancia y egoísmo. Ahí, en ese umbral donde se pone en riesgo la dignidad humana.

Hoy somos testigos de las guerras de cuarta generación, guerras que tienen como principal objetivo no el combate militar, sino la deconstrucción social. Campañas mediáticas fomentadoras de miedo y de odio, sostenidas por marcadores de modas y tendencias superficiales. Causas “judiciales” televisadas, más próximas a los métodos de la “Santa” Inquisición que de un juicio justo. Cataratas de opinólogos, detractores de la reflexión, sicarios de la cultura.

En medio de todo esto, los empresarios argentinos desfilaron durante todo el año por los tribunales de Comodoro Py. Representantes de núcleos de poder, desde siempre en el ojo de la corrupción pero nunca investigados.

¿Por qué? ¿Por qué ahora? ¿Por qué Bonadío?

El Juez Bonadío es moralmente cuestionado desde que apareció en la famosa “servilleta de Corach”, donde el funcionario menemista anotara los jueces serviles. Hoy en día, Bonadío, acumula 18 causas judiciales en su contra: encubrimiento de una red narco, enriquecimiento ilícito, violación de los deberes de funcionario público, entre otras. Durante 5 años “cajoneo” la causa AMIA, donde hay oscuros intereses en juego, con todo lo que eso implica.

Sin lugar a dudas siempre al servicio del poder.

Bonadío lleva adelante las investigaciones sobre el empresariado argentino, en su participación en la corrupción de los funcionarios del Estado, en la causa que la prensa tituló “Los Cuadernos”. Causa que inicio con una denuncia irregular, como dijo el constitucionalista Eduardo Barcesat:“esto se ha hecho de forma tan armada y tan perversa, para impedir la pericia, porque no se puede hacer sobre fotocopias, tiene que hacerse sobre los originales. Entonces, dice Centeno que los originales los quemó. Y bueno, ninguna actividad han hecho para determinar la veracidad del relato. Pero francamente, si el que va a aportar una prueba dice que quemó el original, cualquier juez con un poquito de cabeza se da cuenta de que por algo destruyó los instrumentos originales: es porque estos instrumentos originales son fruto del árbol venenoso”(sic).

Por eso me es inevitable cuestionar los motivos por los cuales Bonadío acorrala al empresariado argentino.

¿Quién está detrás de Bonadío? ¿Quién se beneficia de que se investiguen las cuentas y finanzas de los empresarios? ¿Quién se beneficia de qué se revisen los contratos y las letras chicas? ¿Quién se beneficia de qué se hurgue en las inmorales relaciones entre el Poder y el Estado? ¿Quién se beneficia de este espionaje empresarial?

El Grupo Roggio, El Grupo Rocca, en estos últimos días también el Grupo Macri. Los principales representantes de la Patria Contratista, que desde siempre han parasitado las arcas de la Nación, son hoy objetivo del “infiltrado judicial”. ¿Quién quedara en pie?

Son estos los  indicios de una Guerra. Una nueva modalidad de Faida. Una guerra en los altos rangos del poder. Una puja por ver quien se cae, quien pierde el equilibrio y quien será carroña del resto. Por supuesto que esto no es sin costos y sin violencia. Cientos de miles, que por estos juegos de poder, caen a la pobreza y la indigencia. Nuevamente el trabajo y la educación vuelven a ser un lujo. Nuevamente comer será una cuestión de subsistencia. Nuevamente mujeres con sus niños abandonados a la mendicidad brotan en las calles.

“Mientras haya villas miseria no va a haber una verdadera democracia” supo decir Osvaldo Bayer. Otra vez el hambre y los saqueos. Y otra vez la represión. Más de 30 muertos y cientos de heridos dejaron su sangre en las calles del país, durante los hechos de diciembre de 2001.

Otra vez Caín sumido en la vergüenza.

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*Foto de Portada: Letizia Bataglia

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