Ojos de madre que cuentan historias indelebles, vidas rotas, pero que siguen vivas.
Puños apretados que inspiran luchas, juran resistencia y gritan justicia.
Rostros amables y valientes, arrugas de sabiduría que enseñan perseverancia.
Sangre de un hijo que permanecerá vivo eternamente; recuerdo que vuela, sonríe y respira en el aire. Voz que tiembla, pero permanece firme. Resuena en las mentes y con esperanza canta victoria. En realidad es certeza, porque ya han ganado. Alma pura y libre, viva para el amor.
Maravilla y fuerza.
Un cuerpo grácil que se levanta cada mañana, una mano que roza ese paño blanco y lo agarra, lo siente, lo sostiene, lo abraza, lo vive, lo ata en la cabeza una vez más y camina con la frente bien alta.
El pasado 24 de marzo en Buenos Aires participamos de la 43ª Marcha de la Memoria que recuerda a los desaparecidos durante la última dictadura militar de Argentina. Tuvimos el honor de entrevistar a muchas personas importantes en la lucha por los derechos humanos, entre ellas una de las muchas madres del movimiento Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que marchan todos jueves de cada semana pidiendo verdad y justicia para sus hijos y nietos.
----------------Extraído de: ourvoice.it