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24 años de la Marcha del Silencio; ya es hora de que sea un fuerte grito por la Verdad

Por Jean Georges Almendras-20 de mayo de 2019

Marcha del Silencio del 20 de mayo de este 2019.¿La consigna?: “Que nos digan dónde están: contra la impunidad de ayer y de hoy”.

Ya van 24 años de silencio. 24 años. Año tras año, ese silencioso reclamo legítimo, que de tan ensordecedor se transformó verdaderamente en un silencio a raja tabla. Y fue y es tan así, que los cultores de la impunidad (los cultores del silencio de la verdad) aprovechan siempre la ocasión para lanzarnos sus dardos, siempre horas antes de la marcha. En forma sistemática, no faltan a la cita de la provocación.

Ocurrió que el flamante Comandante del Ejército Claudio Feola, en el Día del Ejército (el pasado 18 de Mayo, aniversario de la Batalla de Las Piedras) dijo en una ceremonia pública: “El Ejército quiere dejar un mensaje de espíritu conciliador conforme a los hombres y mujeres que lo integran en el presente. El Ejército que hoy comanda respeta íntegramente los DDHH, rechaza enfáticamente los excesos y desvíos del pasado y no estamos al servicio de ocultarlos o justificarlos. Advertimos que los hubo como una larga consecuencia de un terrible e indeseable enfrentamiento entre hermanos. Asumo el compromiso de hacer todo lo que está al alcance de este comandante para darle mayor claridad a la historia y para dar respuesta, en primer lugar, a quienes continúan buscando a sus seres queridos”

Pero el mismo jefe castrense, en el mes de abril se negó a repudiar las desapariciones en dictadura. Dijo así: “No voy a repudiar las desapariciones en dictadura porque no sé si están confirmadas o no. Yo sé que los familiares están muy dolidos, todos lo estaríamos si hay desaparecidos. Pero yo esa respuesta no se la puedo dar. No hay un pacto de silencio”

Palabras, pero no hubo (ni hay) hechos. Palabras que visibilizan la hipocresía y la provocación. La metodología insana y déspota de la casta militar que sigue abrazada (agazapada) a los pensamientos de la dictadura. Los pensamientos del terrorismo de Estado, que el Comandante irónicamente dice que fue un “terrible e indeseable enfrentamiento entre hermanos”

Palabras hirientes dirigidas a la sociedad uruguaya. Solo palabras. Palabras huecas. Palabras que se sobran por ser demagógicas. Promesas de “asumir todo lo que está al alcance para darle mayor claridad a la historia”.

No recuerdo claridad alguna en todos estos años de democracia. No recuerdo que los militares se hayan dignado a decir dónde están enterrados los cuerpos de los detenidos desaparecidos. No recuerdo. Verdaderamente no recuerdo.

Solo recuerdo que los militares construyeron con políticos endebles el Pacto del Club Naval, que fue verdaderamente “un pacto del silencio”. Ese pacto que hoy es negado descaradamente por ellos: los militares y los políticos. Por los políticos de los partidos tradicionales y por el grueso del sistema político de los sectores progresistas y de izquierda, nucleados en el Frente Amplio.

Ellos, los militares, por su naturaleza desleal para con la Constitución de la República (desde el mismo momento que torturaron, reprimieron y mataron a un compatriota) es viable que busquen justificarse y hasta es legítimo -desde su demencial forma de entender el uniforme que llevan puesto- que así lo hagan, porque en definitiva actuaron como sicarios de los poderosos intereses económicos e ideológicos que desataron sobre América Latina, el temible y repugnante Plan Cóndor, traducido en dictaduras, represiones, saqueo mafioso y aniquilamiento de vidas humanas.

Pero en definitiva los políticos que en el Uruguay les abrieron las puertas de la dictadura (como el colorado Juan María Bordaberry, presidente electo en democracia) fueron los verdaderos criminales. Los políticos que los llevaron de la mano para destruir la democracia, fueron los verdaderos criminales. Los militares y los policías, fueron la mano de obra mercenaria. Los ideólogos fueron los políticos que los apañaron y que les dieron el poder, abriéndoles los pesados portales del Parlamento Nacional, aquella fría madrugada del 27 de junio.

Hay nombres propios de responsables de ese día y de los días que siguieron hasta hoy. Hay nombres propios de responsables de las Fuerzas Conjuntas , de haber torturado, de haber vejado, de haber violado y de haber asesinado a compañeros uruguayos, compañeras uruguayas, y a compañeros extranjeros; y de haber saqueado bienes y valores, y de haber robado bebés, como si tal cosa. En definitiva de haber participado del terrorismo de Estado.

Pocas horas antes de la Marcha del Silencio de este 20 de mayo de este 2019 (Marcha que, a nuestro entender, debería ya dejar de ser del Silencio, para ser un fuerte grito por la Verdad y por la Justicia) el abogado Ignacio Errandonea, de Madres y Familiares de Detenidos Desparecidos uruguayos, en diálogo con el periodismo libre del Uruguay afirmó: "Este es un año especial por todo lo que ha sucedido. Los fallos de los Tribunales de Honor que nos dicen lo que piensan hoy las Fuerzas Armadas y el no haber obtenido los votos suficientes para la venia del pase a retiro de los generales. En definitiva, eso es una consagración de mantener la impunidad. Hay una parte muy importante de la ciudadanía que está en contra de eso y piensa que es un tema de dignidad del ser humano, ya que determinados hechos aberrantes deben ser condenados. No puede ser que las Fuerzas Armadas sigan siendo comandadas por gente que piensa como se pensaba en la dictadura. Desde Madres y Familiares pensamos que es un hecho que hiere la sensibilidad de cualquier ser humano. Las Fuerzas Armadas se comprometen teóricamente, diciendo que se ponen a disposición de buscar la verdad, pero queda en mera declaración de intención. Mientras sigan ocultando a nuestros familiares, los archivos y la verdad son cómplices de la desaparición forzada. Mi hermano hoy está desaparecido, y son las Fuerzas Armadas que deben proporcionar la verdad".

Serán los jóvenes quienes deberán buscar esas verdades, que hoy militares y policías, e integrantes del sistema político (muchos de los cuales hipócritamente se harán ver en la Marcha del Silencio) serviles a las ideologías del país del Norte (incluso dentro del Frente Amplio), procuran distanciar de las sedes judiciales y de las picotas de los antropólogos forenses buscando restos de detenidos desaparecidos enterrados en predios militares.

Porque todavía hay quienes forman parte de la cultura de la impunidad, para la cual trabajan y por la cual luchan, porque entienden –desafortunadamente- que hay que dar vuelta la página.

Estaríamos de acuerdo, pero antes, mucho antes de ese dar vuelta la página hay que hacer justicia y hay que derribar ese muro de la impunidad que hace estragos por doquier. Mucho antes, hay que encerrar (por justicia y por respeto hacia quienes ofrendaron sus vidas por sus ideas y por luchar por un mundo mejor) a los militares, a los policías y a los políticos que formaron parte del terrorismo de Estado; y mucho antes, hay que recuperar los restos de los detenidos desaparecidos, porque hasta hoy, solo cuatro han sido desenterrados y uno ha sido identificado por declaraciones del ex Coronel Gavazzo.

Solo después de hacerse justicia, quizás podamos dar la vuelta la página, cuidándonos muy bien de no borrar de nuestra memoria, ese pasado de terrorismo llamado Dictadura, porque les recordamos a los militares que la Dictadura no fue “un terrible e indeseable enfrentamiento entre hermanos”.

¡¡Comandante Feola y personal de tropa, ténganlo muy presente, que los uruguayos en los años setenta vivimos una Dictadura, y decir una Dictadura es decir Terrorismo de Estado¡¡¡

¿Les quedó claro?

A nosotros nos queda muy claro que tenemos que seguir buscando justicia y señalando con el dedo, por su responsabilidad en la impunidad, no solo a los uniformados, sino también a los integrantes del poder político, del ayer y del hoy.

Esto, nos queda muy claro, porque a la larga, eso resulta ser mucho más grave.

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*Foto de Portada: www.antimafiadosmil.com / Our Voice

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