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03larryEL ESTADO, UN CONTROLADOR QUE NO ES CONTROLADO
Domingo 27 de mayo de 2012 | Publicado en edición impresa
Serio pero no solemne
Las empresas privadas están bajo la mirada atenta de los funcionarios; a las públicas nadie las verifica, dice Sjaastad
Por Juan Carlos de Pablo  | LA NACION
No pasa inadvertida la diferencia con la cual los funcionarios califican y castigan las fallas producidas por algunas empresas privadas, y la liviandad e indiferencia con la cual se refieren a sus propias falencias. Ejemplo: habla y actúa con notable contundencia a raíz del "apagón" generado por Movistar durante algunas horas el funcionario responsable de que Argentina haya pasado de exportador e importador neto de energía y combustibles.
Al respecto conversé con el norteamericano Larry A. Sjaastad (1934-2012), pionero en la incorporación de la migración de mano de obra al análisis del capital humano. Profesor en la Universidad de Chicago durante 42 años, supervisó aproximadamente el 20% de las tesis doctorales escritas en ese período. Considerado el último representante de una forma de hacer economía, que también practican Arnold Carl Harberger, Harry Gordon Johnson y Robert Alexander Mundell, en la Universidad de Western Australia, en 2004 le obsequiaron 74 cartas de agradecimiento, escritas por ex alumnos. En la Argentina tuvo a su cargo el denominado Programa Cuyo, que hace medio siglo vinculó a la Universidad Nacional de Cuyo con la de Chicago.
- Con respecto al control, usted diferencia a las empresas privadas de las públicas.
-En efecto. Las empresas privadas son las que controla el Estado, mientras que las empresas públicas son las que no controla nadie.
- Muy ocurrente, pero explíquese.
-Que a las empresas públicas no las controla nadie en la Argentina lo sabe cualquiera que haya sufrido, o analizado, lo que ocurrió entre la segunda mitad de la década de 1940 y la primera mitad de la década de 1990. Casi medio siglo, bajo administraciones peronistas, radicales y militares, no puede ser explicado por la mala suerte. Resultaron ser el paraíso de los proveedores, empleados y funcionarios de esas empresas, lo contrario para sus usuarios y los contribuyentes impositivos.
- ¿Qué tiene el Estado que controlar, en el caso de las empresas privadas?
Me gusta cómo está formulada la pregunta, porque no plantea la cuestión de "Estado versus mercado" en términos abstractos. El control estatal de las empresas privadas tiene que basarse en un principio fundamental: los empresarios deciden sobre la base de los costos y beneficios esperados que esas decisiones tienen para ellos. Regalarles la energía, pedirles que la cuiden y luego criticarlos por no haberlo hecho lucirá bonito en los planos político y mediático, pero no da los resultados que los funcionarios dicen buscar.
- Insisto: ¿qué tiene que controlar el Estado?
-Por ejemplo, que se cumplan los contratos. En salud, el grueso de los seres humanos aporta durante buena parte de su vida y gasta mucho durante el último año de su existencia. Una empresa de medicina prepaga miope se alzaría con los ingresos de los primeros años, sin honrar el servicio pactado en el último. Los heladeros también venden por adelantado, pero no se tientan porque transcurren minutos, no años, entre el pago y la entrega del producto. Por ende, el Estado debería evitar la miopía de las prepagas y dejar tranquilos a los heladeros. Pero en medicina prepaga, en vez de verificar que los dueños de las empresas compren tomógrafos y no yates, el Estado las obliga a prestar servicios no contemplados en el contrato original, arriesgando destrozar el sistema.
-¿Cómo debe controlar?
-Nuevamente hay que partir del comportamiento del empresario. ¿Se quiere eliminar el abuso de los oferentes, cuando ejercen poderes monopólicos u oligopólicos? En el caso de un bien que puede ser objeto de comercio internacional, la apertura de la economía es la respuesta. También cabe preguntar: ¿en qué medida esa posición monopólica u oligopólica deriva de alguna restricción creada por el propio gobierno? Porque cuando éste es el caso lo que hay que hacer es eliminar la referida regulación. El Estado también tiene que resistir la presión de los seudoempresarios, quienes demandan control por si algo falla y le echan la culpa al propio Estado cuando eso ocurre.

http://www.lanacion.com.ar/1476457-el-estado-un-controlador-que-no-es-controlado

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