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22bacrim-bandas-criminales-justiciaEn las cuentas del Gobierno y de la Policía estaba que al iniciar el 2015, los colombianos ya no sufriríamos las brutalidades de las organizaciones ilegales denominadas “bandas criminales” (bacrim), pero esa promesa no se cumplió.
El propósito fue planteado en 2010, cuando el Ministerio de Defensa y la Policía formularon el Plan Corazón Verde, que regiría las acciones de seguridad ciudadana durante el mandato de Juan Manuel Santos. “Desarticular al 2014 las bandas criminales”, decía la meta trazada en la estrategia número 3 de ese plan.

En la actualidad, sin embargo, continúan vigentes cuatro bacrim: “los Urabeños”, también llamados “Autodefensas Gaitanistas” o “Clan Úsuga”; “los Rastrojos”, “Libertadores del Vichada” y “Bloque Meta”. Estas dos últimas son disidencias del antiguo Erpac (Ejército Revolucionario Popular Anticomunista), de los Llanos Orientales.
“Los Urabeños”, de acuerdo con la Dirección de Fiscalías contra el Crimen Organizado, tiene en sus filas a 2.650 integrantes y es catalogada por esa entidad como “la más grande organización criminal con poder de corrupción dentro de las instituciones del Estado”.
Opera en 17 departamentos de la Costa Atlántica, la zona Andina, Norte de Santander y la Costa Pacífica, con redes en tres continentes y células activas en Venezuela y España.
En esta última nación le capturaron hace tres semanas a un delegado, Víctor Pérez (“Palomo”), señalado de ejecutar cobros del narcotráfico y quien residía en la misma urbanización de las estrellas de fútbol del Real Madrid.
Y la presencia en el país vecino quedó patentada el 10 de noviembre, cuando 8 colombianos fueron masacrados en el estado del Zulia, en medio de una supuesta disputa de “los Urabeños” con otro grupo para consolidar ese corredor de movilidad entre Venezuela y Norte de Santander.
Para rematar, la Fiscalía anunció el 16 de noviembre que dos ‘urabeños’ fueron deportados desde Antofagasta, “a donde se habían trasladado argumentando búsqueda de oportunidades laborales, pero estaban cometiendo delitos contra el Estado chileno”.
Nuevas incursiones
No conforme con ser la única bacrim de alcance nacional, esta estructura sigue en proceso de expansión, y sus incursiones a nuevos territorios suelen ser sangrientas.
El defensor del Pueblo, Jorge Otálora, denunció en una carta enviada a los jefes de la Fuerza Pública y al MinDefensa (09/10/14), que esta agrupación incursionó en Barbacoas, Nariño, cometiendo asesinatos y convirtiéndose en “un riesgo para 15.743 habitantes de la cabecera municipal y 15.000 de los corregimientos Junín, Buenavista y Yacualá”.
“Los Urabeños” tienen una alianza por conveniencia con la guerrilla de las Farc y una cruenta pugna contra el Eln en sectores como el sur de Córdoba y Chocó, en donde el enfrentamiento entre las dos facciones en el primer semestre de 2014 produjo el desplazamiento de 3.311 indígenas emberá del Medio y Alto Baudó.
“Venimos debilitando las estructuras jerárquicas del ‘Clan Úsuga’ para acabar lo más pronto posible con su incidencia en los sectores estratégicos del tráfico de drogas”, acotó el general Jorge Rodríguez, director de la Dijín, al anunciar el viernes pasado la captura de “Ómar”, un cabecilla de la banda en Chocó.
La segunda bacrim en importancia y peligrosidad es “los Rastrojos”, herederos del cartel del Norte del Valle, que a punta de operativos y choques con los adversarios perdió su unidad nacional y ahora tiene redes dispersas por seis departamentos. Son 460 integrantes, según la Fiscalía, con base en Cali.
Su líder más visible, “don César”, se planteó la meta de unificar las huestes, pero cada día pierde terreno con “los Urabeños”, que son más exitosos en fomentar alianzas con bandas locales adonde quiera que llegan sus tentáculos.
En los Llanos Orientales pelean por el dominio territorial “Libertadores del Vichada” y “Bloque Meta”, sumando entre ambos 300 militantes.
La balanza se inclina hacia el grupo del Vichada, dirigido por “Pijarvey”, gracias a un pacto con “los Urabeños”.
Otras amenazas
Las bacrim no son el único reto en términos de delincuencia organizada. La Fiscalía y la Policía distinguen tres tipos de organizaciones, según su tamaño e influencia territorial: Tipo A). Las bandas que operan en más de un departamento, como las bacrim. Tipo B). Con presencia en varios municipios a la vez, como “la Cordillera”, “la Oficina” y “la Constru”. Tipo C). Actúan en varios barrios o comunas, al estilo de “la Empresa” (Buenaventura), “la Terraza” (Medellín) y “los Pamplona” (Rionegro, Antioquia).
En una categoría inferior están los combos y pandillas cuya nocividad se circunscribe a un solo barrio o esquina.
Luis González, director de Seccionales y Seguridad Ciudadana de la Fiscalía, dijo que están identificadas 1.005 bandas de crimen organizado.
Tienen una alta participación en los 12 delitos que más denunciaron los colombianos en 2014: hurtos, tráfico de drogas, tráfico de armas, porte de armas, homicidio, abusos sexuales, extorsión, lesiones personales, secuestro, daños al medio ambiente, minería ilegal y corrupción.
El vicefiscal General, Jorge Perdomo, en una ponencia sobre Crimen Organizado y Posconflicto (21/8/14), explicó que el ente acusador viene implementando un plan a 5 años contra el fenómeno, para entender sus características y definir las herramientas jurídicas para atacarlo. “Hoy confundimos una organización a la que se puede imputar el concierto para delinquir, con una agrupación de personas que sencillamente cometen delitos en coautoría. Las organizaciones criminales tienen vocación de permanencia en el tiempo”, reiteró.
Una lucha inacabable
Según el Ministerio de Defensa, en el último año capturaron a 2.687 miembros de las bacrim y la delincuencia organizada, y 21 murieron en operativos. Se destacó la aprehensión en Brasil de Marcos Figueroa (“Marquitos”), el terror de La Guajira.
Les incautaron 975 armas de fuego y 68.825 municiones, siendo el principal logro que 947 municipios (el 86% del país) no tuvieron “presencia efectiva” de esas facciones.
La Fiscalía agregó que los departamentos con mayor número de capturados fueron Antioquia (518), Valle (322), Córdoba (176), Norte de Santander (119) y Atlántico (106).
Entre los datos más preocupantes está la detención de 82 funcionarios estatales y uniformados de la Fuerza Pública con nexos con esos grupos, sobre todo con “los Urabeños” (27 arrestados).
El defensor Otálora señaló que en algunos municipios de Córdoba, como Lorica, Moñitos y Tierralta, el abuso de las bandas es tal que “controlan los horarios para ingresar y salir de la zona e imponen trabajos forzados a los habitantes”.
Mas esas no son las costumbres más aberrantes. Este diario denunció en agosto que “los Urabeños” estaban trasquilando con tijeras a los jóvenes que lucieran el pelo largo en el corregimiento de Currulao, en Turbo (Antioquia), con el pretexto de que no querían pandilleros en el área.
Y la Policía reveló que “Pijarvey”, en los Llanos, marcaba a “sus” mujeres con un tatuaje en la nuca que decía “Pija” sobre una araña.
A esto se suma la aparición de nuevos clanes como las Autodefensas Unidas de la Tercera Generación, que delinque en Barrancabermeja; y las Fuerzas Urbanas Revolucionarias (Fur), creadas por exparamilitares y desertores de las Farc en el Bajo Putumayo.
Con ese panorama, es previsible que este año tampoco se extinguirán las bacrim, con el agravante de que el fenómeno se agudice por la eventual desmovilización de las Farc y el papel que asuman miles de sus combatientes, expertos en tareas útiles a los fines del acaudalado crimen organizado.

http://www.elcolombiano.com/el-desafio-y-la-pesadilla-del-crimen-organizado-para-2015-2-AL1085367

 

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