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chernobyl_reactorLA PESADILLA DE CHERNOBYL
El mundo conmemora hoy los 25 años de Chernobyl (Ucrania), la peor catástrofe de la industria nuclear, ocurrida en la Unión Soviética, sin haber evaluado aún todas sus consecuencias y atormentado por nuevos temores tras el accidente en la central japonesa de Fukushima.
El balance de Chernobyl suscita aún hoy polémica tanto por el culto del secretismo y el deficiente seguimiento de las víctimas en los caóticos años postsoviéticos, como por la presión del lobby nuclear, reticente a analizar las consecuencias a largo plazo de la catástrofe.
En 2005, varias agencias de la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimaron que 4.000 personas fallecieron como consecuencia de la exposición a la radiación. Una cifra que, según los ecologistas, subestima en gran medida el verdadero impacto de Chernobyl.
El Comité Científico de Naciones Unidas sobre los Efectos de las Radiaciones Atómicas (Unscear) sólo reconoce la muerte de 31 operadores de la central y de bomberos a causa de los efectos de la radiación e imputa a “diferentes razones” la de otros 19 “liquidadores” -expuestos a fuertes dosis de radiación y con una mínima protección- fallecidos antes de 2006.
En su último informe de febrero de 2011, el Unscear reconoce en cambio 6.000 casos de cáncer de tiroides, 15 de ellos mortales, provocados por el consumo infantil de leche contaminada.
Pero según Greenpeace, al menos 100.000 personas murieron antes de 2005 en Ucrania, Rusia y Beralús como consecuencia de la contaminación radiactiva (cánceres, ataques al sistema inmunitario, enfermedades cardíacas, etc.).
La URSS, dirigida en el momento del accidente por Mijail Gorbachov, reaccionó en la peor tradición del secretismo, sin reconocer el drama hasta tres días después, cuando Suecia dio la alerta al detectar una nube nuclear sobre su territorio.
El silencio oficial soviético, seguido por las mentiras, contribuyó a la contaminación de cientos de miles de personas; la gestión de la crisis reveló además con toda su crudeza las debilidades del Estado soviético.
Los expertos sostienen que las emisiones radiactivas provocadas por la catástrofe nuclear en Chernobyl siguen siendo un riesgo para el medio ambiente, aunque el asunto ha sido poco estudiado hasta el momento.
Las autoridades ordenaron evacuar una zona de 30 kilómetros alrededor de la central y prohibieron la caza, lo que permitió que castores, gamos, caballos salvajes, búhos, águilas y otros animales volvieran a la región.
Pero “Chernobyl no es para nada un remanso para la vida salvaje”, advierte Tim Mousseau, profesor de biología en la Universidad de Carolina del Sur (Estados Unidos), uno de los raros científicos que han analizado profundamente la biodiversidad alrededor de la central.
El reciente accidente en la central japonesa de Fukushima ha reavivado la pesadilla nuclear y ha tenido consecuencias políticas en Occidente, donde la tragedia de Chernobyl favoreció la proliferación de movimientos ecologistas.
Hoy por hoy Europa sigue dividida sobre el futuro de la energía nuclear civil 25 años después de la catástrofe de Chernobyl, aunque la tragedia de Fukushima (Japón) alimentó la reticencia de sus ciudadanos y hace presagiar una ralentización del desarrollo de la energía atómica.
Lo sucedido en Chernobyl y, recientemente, en Japón mostró que otra catástrofe nuclear puede suceder en cualquier lugar.
Fecha Publicación: Martes, 26 de Abril de 2011
http://www.el-litoral.com.ar/leer_noticia.asp?IdNoticia=161229

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