Por: Bruno Guigue
En un Oriente Medio devastado por la invasión, sabiamente orquestada, de los desesperados de la yihad global, los mercenarios psicópatas y los místicos del sacrificio encargados de destruirlo, sabemos que adineradas dinastías, tan codiciosas como rancias, han regado con millones de dólares a ese ejército de mercenarios que acuden de todas partes y de ninguna parte. Sabemos también, con detalle, que a un poderoso Estado miembro de la OTAN le han convertido en el furriel diligente de esa gangrena de importación y por sus canales transfronterizos le ha suministrado y continúa suministrándole carretadas de hombres, armas, víveres y municiones.
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