Por Giorgio Bongiovanni – 30 de diciembre del 2019
3 de noviembre de 1988. Giovanni Falcone, Leonardo Guarnotta, Giuseppe Di Lello, Gioacchino Natoli, Ignazio De Francisci, jueces instructores del "pool" antimafia del Tribunal de Palermo, son escuchados por la Comisión Parlamentaria Antimafia (presidida por Chiaramonte) en misión en Palermo para establecer una especie de "punto de situación" en la lucha contra el crimen organizado después de la sentencia de primera instancia del Maxi proceso de Palermo del 16 de diciembre de 1987.
La transcripción de esa audiencia se hizo pública gracias a que se levantó el secreto sobre dichos documentos, desclasificación ordenada por la actual Comisión Parlamentaria Antimafia presidida por Nicola Morra y que cuenta, entre sus colaboradores, con el magistrado Roberto Tartaglia.
Un documento relevante por varios aspectos: contiene un análisis de los hechos de Cosa Nostra a partir de la llamada "segunda guerra de la mafia", pasando por el desarrollo de los negocios del crimen organizado y la clara necesidad de introducir en el ordenamiento italiano un método de protección a los testigos de la justicia. Por otra parte, desarrolla la idea de llevar el tema de las investigaciones sobre el crimen organizado a la esfera de la cooperación internacional "sobre todo las referidas a investigaciones personales y bancarias". El grupo, en esa audiencia, también manifestó las dificultades que tenían con el jefe de la Oficina de Instrucción, Antonino Meli.
Pero el tema más importante abordado es, sin duda, el de las investigaciones de delitos políticos como el homicidio del presidente de la Región siciliana, Piersanti Mattarella, asesinado el 6 de enero de 1980.
A menudo, en años más recientes, muchos "bien pensados" han sostenido que Giovanni Falcone nunca había creído en la existencia de un "tercer nivel" y que nunca habría intentado procesos como el de la Tratativa Estado-mafia, donde se reconstruye una pieza seria y dramática de la historia de nuestra República. Todavía recordamos las acusaciones contra los magistrados que instruyeron el proceso, Antonino Di Matteo, Francesco Del Bene, Roberto Tartaglia, Vittorio Teresiy, antes, Antonio Ingroia.
Sin embargo, al leer estas transcripciones, queda claro cómo Falcone lo había identificado incluso antes del fallido atentado contra Addaura (ocurrido en 1989), después del cual habló con el periodista Saverio Lodato sobre la existencia de "mentes refinadísimas" y sobre que había una relación clara y directa entre Cosa Nostra y los centros de poder ocultos. Enlaces que necesitaban ser investigados en profundidad.
El juez, asesinado en Capaci en 1992, habla de eso refiriéndose a la muerte de Mattarella.
Fue responsable de investigar a un par de terroristas neofascistas sospechosos de matar al político, hermano de Sergio, el actual presidente de la República, y alude a una serie de informes y lazos con miembros de las instituciones y sectores desviados del Estado. Les habló a los miembros de la Comisión sobre la hipótesis de la conexión entre el extremismo negro y Cosa Nostra. "La investigación es extremadamente compleja porque es una cuestión de entender si y en qué medida 'la pista negra' es una alternativa a la de la mafia o si compenetra la de la mafia" – responde Falcone – lo que podría significar otros nexos y, sobre todo, la necesidad de rehacer la historia de ciertos eventos en nuestro país, incluso desde tiempos muy lejanos".
Y luego ofrece una clave para comprender esas relaciones que fueron antecedentes del hecho: "Los enlaces se remontan a ciertas circunstancias del golpe de Borghese, en el que la mafia siciliana ciertamente estuvo involucrada. Y también hay vínculos con la presencia de Sindona. Estos elementos implican la necesidad de una investigación muy exhaustiva que, además, estamos llevando a cabo y que esperamos no se agote en poco tiempo".
Giovanni Falcone también destaca la existencia de "conexiones y coincidencias" entre las investigaciones sobre el asesinato de Mattarella y las relacionadas, entre otras cosas, con la masacre de la estación de Bolonia el 2 de agosto de 1989 (por la que, como se sabe, fue condenado con sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada el "negro" Valerio Fioravanti).
Durante la audiencia, también se mencionan delitos como los de La Torre o Reina. "Pio La Torre dijo que hubo un período de la vida política siciliana en el que la política se hizo a golpe de ametralladoras; y él, desafortunadamente, fue una víctima. Los homicidios exquisitamente políticos son: el asesinato de Mattarella y, antes, el asesinato de Reina. El asesinato de La Torre en algunos aspectos podría ser un homicidio con ribetes políticos yde un cierto tipo de política el asesinato de Roberto Parisi. No mencioné el asesinato de Insalaco porque la investigación aún no terminó la etapa de instrucción".
"Habiendo surgido nexos y conexiones con otras investigaciones llevadas a cabo por nosotros el proceso nos ha sido asignado - explica Falcone - Lo mismo puede decirse del asesinato de La Torre ya que son necesarias investigaciones complejas que también derivan del trabajo político serio, comprometido y apasionado llevado a cabo por La Torre y que todos ustedes conocen; también tenemos muchas sospechas, y sobre esto no puedo ser más preciso, sobre la ejecución material del crimen. Creemos que es posible que surjan puntos interesantes de investigación".
Falcone habla de estas cosas en 1988. Posteriormente llevará a cabo investigaciones muy delicadas. Se supo que justo en el momento de Addaura, en 1989, Falcone había interrogado al ex extremista de derecha Alberto Volo y que, entre otras cosas, el mismo le reveló que había sido parte, desde el '67 al 1980, de una organización secreta llamada UniversalLegion, que coincidía perfectamente con la estructura paramilitar Gladio-StayBehind.
Falcone, cuyas intuiciones sobre el fenómeno mafioso son pioneras y más actuales que nunca, registró todo.
En sus diarios, publicados post mortem en "Il Sole 24 Ore" por la periodista Liliana Milella, Falcone se refirió a la estructura paramilitar. "Después de que se decidió en la tarde de ayer acumular los procesos de Reina, Mattarella y La Torre, esta mañana recordé que hay una solicitud de la parte civil en el juicio de La Torre (Pci) para investigar a Gladio -está escrito en la nota del 18 de diciembre de 1990- He sugerido, por lo tanto, preguntar al GI que lleva a cabo las investigaciones en cuestión, incompatibles con el antiguo rito, adquiriendo una copia de la solicitud en cuestión. Pero tanto él como Pignatone (actual Fiscal Jefe de Roma, ndr) insisten en pedirle al GIsólo la reunión, reservándose el derecho de tomar una decisión sólo en la acusación final. Una forma como cualquier otra de tomarse el tiempo". Y al día siguiente Falcone escribe: "No se llamó a Giudiceandrea (el Fiscal Jefe de Roma en ese momento, ndr), por lo que disminuye la posibilidad de hablar con los colegas romanos que investigan a Gladio".
Para Falcone Cosa Nostra era "la organización mafiosa por excelencia" pero, como decía en abril de 1986, también había "realidades extremadamente inquietantes y particularmente complejas, hechas de connubios híbridos entre crimen organizado, centros de poder extra institucionales y sectores desviados del Estado, que tienen la responsabilidad de haber intentado, en algún momento, condicionar el libre desarrollo de la democracia y haber inspirado crímenes atroces".
Y es fácil pensar que también por estas intuiciones e investigaciones Falcone fue asesinado. En las sentencias del juicio sobre el atentado del 23 de mayo de 1992, así como en las motivaciones del muy reciente proceso Capaci bis, se habla de "entornos externos a Cosa Nostra" que "pueden haberse encontrado, en un período histórico dado, en una situación de convergencia de intereses con las organizaciones mafiosas, compartiendo sus proyectos y alentando sus acciones". Un sistema criminal en constante evolución. Para comprenderlo, es necesario no detenerse en el componente criminal, sino ir más allá. Incluso a costa de "rehacer la historia".
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Foto © Shobha/Imagoeconomica