Por Malena Sánchez, de Our Voice Paraná – 01 de abril del 2020.Se trata de Marcelo De Innocentis, el director del Instituto Técnico de Tucumán (organismo dependiente de la Universidad de Tucumán), quien hace pocos días con orgullo aplaudió el accionar del ejército de aquellos años (y actual) a través de un grupo de Whats App. “El ejército siempre presente en todas las crisis, ayer, hoy y mañana. Como en los 70, cuando protegió al pueblo manso de los secuestros y las bombas y la violencia terrorista. Hoy colguemos la bandera argentina en el balcón, la bandera de todos los argentinos ¡Viva la Patria!”, les dijo a los directivos de las escuelas universitarias de todo el país en el grupo de la Red de Escuelas y Colegios Secundarios de Universidades Nacionales (RECSUN). Cabe aclarar, esto fue dicho tan solo un día después de la conmemoración por la Memoria, Verdad y Justicia, el 25 de marzo, en un contexto, además, donde las fuerzas de Seguridad del Estado están saliendo a las calles (a raíz de la expansión del coronavirus) y nuevamente haciendo abuso de su poder humillando y violentando a personas que generalmente, salen de sus casas porque obligadamente deben salir a trabajar, a ganarse un mísero plato de comida.
Probablemente, Marcelo De Innocentis no tiene idea de qué significa pasar hambre ni tampoco sabe qué se siente que entren a tu casa a la madrugada y se lleven a tu hijo de 17 años cubierto con las sábanas de la cama en la que dormía, como le pasó a la madre de Jorge de la Cruz Agüero, un militante, poeta y estudiante del mismísimo Instituto Técnico de Tucumán. Como Jorge, 10 estudiantes de este Instituto fueron desaparecidos en la dictadura.
Es inaceptable que un establecimiento donde se forman adolescentes tenga como rector a un hombre que legitima el terrorismo de Estado, reivindicando aquel sangriento accionar de nuestra última dictadura cívico-militar. Peor es que esta no es la primera vez que esto pasa: cómo olvidar ese 2018 donde un docente de Río Gallegos pidió ayuda a “San Videla” para que “haga lo suyo con las nenitas fanáticas del pañuelito verde”, por ejemplo.
La incitación al odio en un establecimiento educativo no puede permitirse. En este caso, las autoridades mayores tomaron conciencia y el rector de la universidad, José García, expulsó a Marcelo De Innocentis y dijo: "en consonancia con la misión, valores y objetivos de nuestra casa de altos estudios, el desempeño de cargos de cualquier índole en el seno de la UNT exige, de quienes aspiren a ejercerlos, un sólido y firme compromiso con los valores de la democracia y el pleno respeto por los derechos humanos, que son las bases de nuestro sistema constitucional". Pese a esto, y como dije anteriormente, no es ni será probablemente la última vez que esto suceda.
Por eso, no permitamos que nos eduquen con odio. No dejemos pasar ni una palabra. Sabemos que la educación tiene un compromiso social enorme sobre qué valores transmite a los jóvenes y debería ser un pilar clave donde mantener viva la memoria, para que todas las generaciones recuerden el genocidio de la dictadura y así poder decir “nunca más”. En la educación está el futuro porque el futuro está en los jóvenes que lo construyen. Como jóvenes, cuestionemos todo, desde esa educación que recibimos en el colegio o en la facultad, hasta la de casa, la información de los medios, cuestionemos todos los días incluso nuestro propio pensar, y así construyamos un futuro libre de los escombros del sangriento pasado. Un futuro con Memoria, Verdad y Justicia.
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