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PRESUNTOS SOBREPRECIOS
Buenos Aires-Caracas: investigan a intermediarios
Se trata de las empresas Madero Trading y Palmat. Aparecen en un expediente con denuncias recopiladas por la Defensoría del Pueblo
El fiscal federal Gerardo Pollicita y el juez Julián Ercolini tendrán esta semana en sus despachos las actuaciones que, tal como reveló este diario el domingo, realizó la Defensoría del Pueblo entre los años 2007 y 2009 para investigar la existencia de presuntos sobreprecios en la venta de maquinaria agrícola a Venezuela. El ex titular del organismo Eduardo Mondino ratificó a Crítica de la Argentina, que se trataba de sobreprecios del orden del 15% y que se verificó la participación en ese negocio bilateral de dos firmas privadas, Palmat y Madero Trading, que oficiaron de intermediarias.

Dichas empresas cobraban considerables honorarios para “desarrollar” la operación. En el expediente elaborado por la Defensoría del Pueblo constan los números de cuenta y el nombre del banco de Miami en que fueron depositados los “honorarios” destinados a la firma intermediaria Palmat. Aquel expediente archivado adquiere una nueva dimensión a la luz de las declaraciones del ex embajador argentino en Caracas Eduardo Sadous, quien afirmó haber escuchado cómo empresarios locales se quejaban porque era imprescindible pagar retornos de hasta el 20% para ser incluido en el negocio.

Una descripción similar hicieron el ruralista Eduardo Buzzi y el senador Luis Juez. El legislador relató que, siendo todavía intendente y durante una visita a la metalmecánica Pauny, fabricante de tractores y por esas fechas una industria recuperada, el padre del corredor de autos José María “Pechito” López, directivo de la planta de Las Varillas, “me contó que estaban por cerrar un negocio con Venezuela y no salía de su asombro por la mecánica que le imponían para negociar. Dijo –y estaba presente gente de mi gabinete– que había una comisión de funcionarios de la Cancillería venezolana en la que figuraba un primo o un hermano de Hugo Chávez. Una de las condiciones era que ellos entregaban la mitad del pago en dólares y de allí salía la comisión del 25 o 30 por ciento. Las mismas versiones las recogí durante la crisis de la 125. Recorriendo exposiciones o las fábricas del cordón sudeste de Córdoba todos reconocían en privado que para negociar con Venezuela había un mecanismo alambicado y en un rulo de ese alambique quedaba una enorme comisión. Yo no pido que se inmolen públicamente, pero esos empresarios tienen una responsabilidad y no pueden jugar al gran bonete”.

PAPELES SON PAPELES. En el expediente instruido por la Defensoría se acreditó que la ejecución del convenio bilateral admitió “la intervención de dos intermediarias. La primera, que aparece desde el inicio de las tramitaciones, era Palmat”, con sede en Miami, en el estado de Florida. El contrato con Palmat establecía, además, que “cualquier diferendo entre las partes debía sustanciarse ante los tribunales de ese estado norteamericano”, precisó Mondino. Palmat recibía por sus buenos oficios el 15% del valor de la operación. Es en 2007 cuando se suma al negocio una segunda intermediaria, Madero Trading, inscripta en Buenos Aires y cuyo titular sería un ciudadano argentino radicado en Venezuela, Manuel Carabajal, quien tenía como socios a Luis Oscar Chiesa y José Ernesto Rodríguez. Durante un tiempo, Palmat y Madero Trading compartieron esos honorarios. Según pudo corroborar este diario, en publicaciones del Estado venezolano, Madero Trading es nombrada como la cabeza argentina del acuerdo entre los dos países.

A la vez, Madero Trading participó de la reunión celebrada en el Ministerio de Economía con el ministro argelino de Agricultura y Energía, una reunión a la que asistió un puñado de gigantes de la industria nacional como Techint, Pan American Energy o Mastellone. De acuerdo con el expediente que estos días llegará a sede judicial, estaban incluidas en las tratativas una veintena de fábricas de diferente magnitud. Al ser consultadas por los funcionarios, la mayoría respondió por escrito para explicar que los sobreprecios obedecían a los mayores costos derivados de los cursos, service y mantenimiento a que las obligaba el contrato. Del mismo modo, las investigaciones del entonces defensor Eduardo Mondino habrían constatado que las firmas que no cerraban contrato con Palmat o Madero Trading no podían entrar con sus productos al mercado venezolano. Las intermediarias habrían tenido un verdadero contrato de exclusividad, eran la llave que les permitía acceder a una operación que las ponía a salvo de los vaivenes de la crisis agropecuaria y de la economía nacional. El monto del convenio era de 570 millones de dólares hechos efectivos a razón de 140 millones anuales a lo largo de un quinquenio.

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