¿Inmenso? ¿Grande? ¿Esperanzador?
Habrá que descubrirlo con el correr de los días, de las semanas, de los meses, y de los años, a Andrés Manuel López Obrador hoy presidente de México. ¿Una luz en las sombras? ¿Un faro prometedor?
En el Zócalo, el flamante jede de Estado hizo furor con sus discurso. Con sus palabras. Con sus rostro curtido, quizás, por la historia de su patria circulando por sus venas. Las venas de un hombre que se comprometió con la transparencia propia de un humanista. Un humanista comprometido con su pueblo. Que habló en el lenguaje del pueblo. Porque él mismo se siente parte del pueblo. Y al pueblo no quiere defraudar.
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