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13alconada13 de Mayo de 2018

Hugo Alconada Mon nació en La Plata, en 1974. Periodista del diario La Nación. Ha investigado, entre otros, el caso Ciccone y el de Lázaro Báez. También las coimas de la causa Odebrecht en Argentina.

Hugo Alconada Mon, periodista especializado en investigaciones judiciales, se ha centrado en los últimos años en el entramado de corrupción que explotó con el Lava Jato en Brasil, con la empresa de Marcelo Odebrecht como caso testigo, y sus implicancias en la red de coimas en la Argentina, que atraviesa a políticos, empresarios y miembros de la Justicia. "Nuestro sistema está montado para la corrupción y la impunidad", subraya para intentar explicar por qué en nuestro país la "causa Odebrecht" avanza a una velocidad mucho menor que en otros países, donde ya están condenados ex presidentes y figuras poderosas del ámbito de la política y de los negocios.

   Mon fue el invitado central en el curso de periodismo judicial que organiza la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe. Previo a su disertación, el reconocido periodista del diario La Nación habló con La Capital sobre el caso Odebrecht y el rol que tiene la Justicia argentina en este colosal entramado de corrupción y donde la propia firma, en la Justicia de Estados Unidos, admitió que pagó coimas en el país por un monto que supera los 35 millones de dólares entre 2007 y 2014, aunque esa cifra podría estirarse hasta los 100 millones de dólares, según información reciente.

   —¿Por qué razón en Argentina, con toda la información disponible que existe, el caso Odebrecht avanza más lentamente que en otros países?

   —Porque nuestro sistema está montado para la corrupción y la impunidad. Y no hablo del sistema judicial solamente, sino en sentido amplio: los jueces no juzgan, los fiscales no investigan, la policía no reprime el delito, los periodistas no informan, los organismos de control no controlan. Lo que te ayudan las investigaciones internacionales es a exponer lo mal que está lo local. El Lava Jato te muestra que en Brasil condenaron a un ex presidente (Lula) y a Marcelo Odebrecht, uno de los empresarios más grandes de América latina. En Perú cayó un presidente, está detenido un ex presidente y prófugo un tercer presidente. En Ecuador cayó un vicepresidente. En Panamá detuvieron a un ex presidente (Martinelli). En Colombia se pelean dos presidentes, Uribe y Santos, por ver quién recibió más dinero de Odebrecht. En Chile tenés a Bachelet dando explicaciones por los aportes de campaña. Y en Argentina todavía no se recibieron los papeles. Argentina, Venezuela y Angola son los únicos tres países que no recibieron los papeles.

   —¿Si no estuvieron implicados Gustavo Arribas (titular de la AFI) o Angelo Calcaterra (primo de Macri) hubiera avanzado más la causa Odebrecht en Argentina?

   —Esto es sistémico, va más allá de este gobierno. Es como que el sistema no quiere quilombos. Los políticos no quieren que se investigue y los empresarios menos. Hay una expresión maravillosa de Carlos Pagni que dice: "Brasil es el espejo que adelanta". Lo que ven los empresarios argentinos es que si a Marcelo Odebrecht lo metieron en cana, a ellos, que al lado de él son unos pigmeos, los comen crudo. Llega a abrir la boca Carlos Wagner (ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción) y puede ocurrir que se caiga a pedazos todo el sistema de la obra pública, que está cartelizada desde hace 30 años.

   —Desde la asunción de Macri, ¿se ha modificado en algo esa situación en la obra pública?

   —Es una situación intermedia. En algunas áreas mejoraron. Por ejemplo, se corrigieron "vicios" en Vialidad Nacional. Después tenés otras áreas donde hay signos de preguntas gigantescos. Una prueba de ello es que el primer secretario de Estado de Macri procesado por la Justicia federal fue un secretario del Ministerio de Salud que se negó a sancionar a Farmacity, empresa en la cual el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, tiene el 3 por ciento de las acciones, pero tiene la acción de oro. Pero este funcionario sí aplicó sanciones contra otras empresas competidoras de Farmacity. Al igual que ha pasado con gobiernos anteriores, te toma un tiempo verificar sus macanas. El primer gran caso de corrupción del gobierno kirchnerista fue en 2007 con Skanska, es decir cuatro años y medios después de asumir el poder.

   —Uno de los delatores de Odebrecht dijo que la coima en Argentina fluía hasta la muerte de Néstor Kirchner...

   —Lo que plantea Odebrecht es que cuando ellos llegan a la Argentina le establecieron las reglas de juego. Esto lo sé porque me lo contaron ellos. Wagner les dijo: "Van a formar consorcios con las empresas que yo te diga, cuando yo te diga y en el proyecto que yo te diga, y vas a pagarles coimas a quienes yo te diga, cuando yo te diga y como yo te diga. Muerto Néstor, Odebrecht decide parar la pelota, y ahí empiezan a tener problemas con los contratos. Después se presenta Jorge Corcho Rodríguez y les dice que si querían restablecer los contratos él era el interlocutor válido.

   —¿Cómo era el mecanismo de la coima?

   —Había varias instancias o rubros. Vamos a suponer que tenían que hacer un puente en determinada provincia. Iban directamente a tal ministro y al secretario de Obras Públicas. Rubro uno: la coima. Rubro dos: gesto de buena voluntad. ¿A quiénes? Al gobernador, al intendente. Rubro tres: aportes de campaña, donde le pusieron plata a todos. Aquí en la Argentina me dijeron que aportaron a Macri, Massa, Scioli, Carrió y Stolbizer. Yo pregunté: ¿A Carrió y a Stolbizer? "Bueno, a Carrió no, pero a los lugartenientes de Carrió. Cuarto rubro: sobres. Cinco o diez mil dólares por mes que les daban a políticos y periodistas. Y me dice: "Muchos de tus compañeros de trabajo están metidos".

   —¿Le dio los nombres de los periodistas?

   —No, pero yo estoy atrás de 50 nombres de periodistas que recibieron coimas de Odebrecht.

   —¿Odebrecht accionó con coimas solo en países de baja calidad institucional de América latina o tenía también intereses con otros Estados centrales?

   —Solo reconocen intereses en Brasil y otros diez países de América latina, además de Angola. Ellos no hacían grandes operaciones en países del Primer Mundo, pero el dinero tarde o temprano terminaba en Estados Unidos o Suiza. De hecho, eso es uno de los errores por el cual cayeron. En EEUU hay una ley que se llama la FCPA (Foreing Corrupt Practice Act), que estable que no importa de qué país es la empresa. Si vos te registraste en EEUU y además te inscribiste para que tus acciones coticen en una bolsa de ese país, quedás sujeto a las leyes norteamericanas como si fueras una empresa de ese país.

   —¿Es imposible que Cristina no haya sabido lo que pasaba en el Ministerio de De Vido?

   —Como hipótesis de trabajo, yo creo que Cristina no sabía. Ellos (por los Kirchner) tenían una división de tareas y además Cristina se movía en una dinámica de "yo no quiero saber", algo que no la exculpa ni mucho menos. Pero lo cierto es que Cristina con De Vido se llevaba pésimo, a Jaime lo detestaba. Lo mismo que a José López y a Uberti. Eran todos personajes que se encargaban de la recaudación, que tenían trato con Néstor, no con ella.

FUENTE: https://www.lacapital.com.ar/politica/nuestro-sistema-esta-montado-la-corrupcion-y-la-impunidad-n1605764.html

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