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01tension-en-jujuyLAS USURPACIONES DESATARON UNA GUERRA DE POBRES CONTRA POBRES
Martes 09 de agosto de 2011 | Publicado en edición impresa
Conflicto social / No cede la tensión en Jujuy
Los que se meten en las casas las defienden con armas y palos; el papel de Milagro Sala
Por Nicolas Balinotti  | LA NACION
SAN SALVADOR DE JUJUY.- "Hay que andar armado y con garrote porque la gente se te mete en las casas", intentó justificarse Raúl Orlando Paiz, vecino de un gigante complejo habitacional que el gobierno provincial aún no terminó, pero donde cientos de jujeños combaten entre sí para poblarlo.
Esto sucede en el barrio Alto Comedero, un suburbio al sur de la ciudad que se caracteriza por su intenso crecimiento demográfico y por ser la zona de mayor influencia de la dirigente social Milagro Sala .
En Alto Comedero, bullen ánimos revolucionarios: en cada vivienda usurpada, a modo de colonización, flamea la bandera multicolor de los pueblos originarios o una roja y negra de la Agrupación de Trabajadores Desocupados, que responde al liderazgo de Sala.
Si bien la conductora de la organización Tupac Amaru dijo ayer que desactivó a partir de su gestión 46 de los 134 asentamientos ilegales, la situación continúa en estado crítico y prevé prolongarse. Sobre todo, en los pueblos alejados de esta ciudad, donde aún el paisaje se escenifica con precarios campamentos.
"Si en 15 días no aparece una solución, tiraremos de la cuerda para que aparezca", condicionó Sala al gobierno .
Ayer, miles de personas se agolparon desde la noche anterior en las oficinas públicas para obtener un formulario y contar con posibilidades de acceder a un lote, como prometió a través de un decreto el gobernador Walter Barrionuevo.
"Entregamos más de 8500 formularios en dos días, pero es todo un verso. Es un papel que carece de documentación que sirva de respaldo. No hay una priorización por el que más necesita. Esto no se resuelve de acá a un año", reconoció ante LA NACION Gustavo Muro, secretario de Planificación y Desarrollo de la municipalidad de San Salvador de Jujuy.
La cima de violencia y desborde que alcanzó la crisis política y social avivó una feroz lucha interna entre los sectores más pobres.
Por un lado, están los asignatarios de las casas que distribuye el Instituto de Vivienda y Urbanismo, quienes se quejan porque sus propiedades, la mayoría inconclusas, fueron usurpadas.
Por el otro, están los muchos que resisten a la intemperie sin tener nada y que se aferran a una parcela de tierra con el deseo de levantar alguna vez un hogar propio.
"No hacemos más que cuidar lo nuestro. Somos adjudicatarios de las viviendas y estamos alerta porque a la noche te rompen las ventanas y se asientan en tu propiedad. La policía no se mete. Esto es tierra de nadie", lamentó Cristina Solís, vecina de Alto Comedero. La angustia rebasaba sus ojos y el desconsuelo recorría sus mejillas. Lloraba de la impotencia.
En el barrio Los Perales, hay un complejo de 144 viviendas que aún están en obra. La construcción comenzó a fines de los 90, pero todavía no se concluyó. En estos días, las familias decidieron empezar a habitarlas sin esperar la autorización de nadie.
"Me enteré que la gente se estaba metiendo y me vine. Y bueno? vivo en lo de mi viejo con mi mujer, mi hijo y compartimos la casa con otra familia", argumentó un muchacho de unos 30 años que pidió reserva de identidad.
Actividad subterránea
La cesión de tierras y viviendas huele a una actividad subterránea y clientelar. Funciona así en todos los pueblos. Si no es la Tupac Amaru de Milagro Sala, es la Corriente Clasista Combativa de Enrique Mosquera. O sino son los punteros políticos, ya sean radicales, peronistas e independientes.
En el barrio Los Perales, un miembro de las 62 Organizaciones Peronistas intentaba en vano demostrar con documentación que 20 de las 144 viviendas del complejo habían sido adjudicadas por el gobierno a su tropa política y sindical. "Nunca nos dieron las viviendas. Por eso, no bien supimos de las usurpaciones nos vinimos. Recuperamos nueve de las veinte", dijo el dirigente Ricardo Tisera.
"Hay personas que se meten en los asentamientos para hacer política. Ya no les creemos más", se indignó un habitante de un descampado usurpado en la localidad de Perico.
El poder impone la retórica excluyente del silencio. Más de un funcionario evitó hablar con LA NACION sobre el desborde social. Sala dio a conocer su acotada versión, sin permitir una repregunta que pudiera alterar su mensaje. En los medios locales, se difunde que la situación se está normalizando. Sí es cierto que disminuyó la tensión, aunque aún no se resolvió el problema de fondo. La crisis habitacional sigue latente y su expresión más cruel se refleja en la disputa entre pobres por un sitio donde vivir.

http://www.lanacion.com.ar/1396127-las-usurpaciones-desataron-una-guerra-de-pobres-contra-pobres

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