DINERO, DOCUMENTOS Y PODER ETERNO
Viernes 09 de septiembre de 2011
Elecciones 2011 / Viaje al interior de la política
El intendente está procesado por sacarles los DNI a los wichis para asegurarse de que lo votaran y ahora va por la reelección
Por Paz Rodriguez Niell  | LA NACION

INGENIERO JUAREZ, Formosa.- "Cristino 2011", dice el cartel recién pintado frente a los ferrocarriles abandonados. Cristino Vidal Mendoza enfrenta una interna feroz, fue procesado por sacarles los documentos a los wichis para que lo votaran y no sabe cómo resolver el conflicto que tiene con las familias "criollas" que tomaron 50 casas hace un mes; sin embargo, acaba de anunciar que buscará un tercer mandato como intendente. No es el único. En esta provincia casi todos los intendentes ya dijeron que van por la reelección; lo mismo que el gobernador, Gildo Insfrán, aliado del Gobierno, que cumplió 16 años en el poder.
Juárez se levanta sobre las tierras menos fértiles de Formosa y es una ciudad donde se han denunciado -y admitido- las prácticas más oscuras de la política. Siempre fue un territorio lejano: hasta hace cinco años ni siquiera llegaba aquí la ruta pavimentada que atraviesa de Este a Oeste la provincia, y el Belgrano Cargas dejó de pasar hace más de una década. Con mínimas fuentes de trabajo genuino, la mayor parte de los 20.000 habitantes de la zona sobreviven con planes sociales o pensiones, y el empleador por excelencia -y casi único- es el Estado.
En su camino hacia la reelección, Cristino corre con una ventaja: es kirchnerista y gildista, lo mismo que la enorme mayoría de los votantes de Juárez, pero tiene un problema: hay otros kirchneristas y gildistas, algunos viejos amigos, decididos a desbancarlo.
Lo acusan de maltratar a los aborígenes, que son más del 40 por ciento de la población. El lo niega, pero está procesado por haberles retenido los DNI a decenas de wichis semanas antes de las elecciones de 2009 a cambio de dinero (100 pesos, 50 o 20), o de comida, colchones o frazadas. El peronismo opositor -única oposición visible aquí- tampoco tiene un prontuario impoluto.
"No es un tema sólo del intendente, son todos. En Juárez, el político que lleva más documentos es el que gana", dice con toda naturalidad Ercilia Agüero, dirigente wichi del Barrio Belgrano, un asentamiento que es parte del "otro Juárez", separado por las vías, donde casi todas las casas son de palos y lonas o de adobe, no hay agua corriente y no entra el camión de la basura. Cuando Ercilia habla de políticos, se refiere al peronismo. "Los radicales vienen a última hora, y cuando llegan los documentos no están más."
En las primarias nadie fue por sus DNI, pero a los dirigentes wichi esto no los tranquiliza: como no se elegían cargos locales, todos los políticos de Juárez jugaban en el mismo bando, explican. "Era un amistoso y le gente iba sola para votar a Cristina, pero ahora va a ser distinto", dice David Moreno. Teme lo que pueda pasar en octubre.
En el Barrio Belgrano cuentan que el operativo DNI se consumaba el día de la votación. Los punteros les devolvían los documentos con la boleta adentro y desde fuera del cuarto oscuro controlaban que nadie se demorara. La idea era que no tuvieran tiempo para cambiar de boleta. Además, los amenazaban con quitarles los planes sociales si la lista oficial perdía.
El peronismo opositor tiene entre sus referentes a otro procesado por los mismos hechos, Bienvenido Helguera, que trabajaba para el intendente hasta que se peleó, lo denunció y se convirtió en "el arrepentido". Helguera, a quien todos llaman "Pirulo", dice que lo que les hizo a "los amigos aborígenes" lo avergüenza. "Ellos son seres humanos, como nosotros mismos", afirma. Pero sigue haciendo política: es candidato a concejal y eso incluye, en plena época de campaña, repartir dinero entre los wichis.
En este pueblo seco, donde incluso en invierno hace un calor soporífero, el asistencialismo está mucho más arraigado que el trabajo. "Por el clima, acá la producción es casi nula. Esto es asistencialismo 100%", dice el intendente. Pese a todos los problemas, él es optimista y cree que volverá a ganar. "A lo mejor no hicimos mucho, pero lo poco que hicimos se nota. Estamos todo el día ayudando a la gente, que se amontona acá", dice. Fuera de su despacho, lleva horas esperándolo una mujer con un chiquito escondido detrás de su pollera larga de flores. Está primera en la cola.
La oficina de Mendoza está llena de objetos. Tiene una gran cruz de madera con un Cristo tallado, una gigantografía del intendente con su hermano (lo antecedió en el cargo y murió en un accidente) y cuadros, en fila, de Evita, Perón, Insfrán y Cristina Kirchner, que en las primarias sacó aquí más del 85%.
Guillermo Sarita, que vive en una casilla frente a un arroyo, la votó y va a votar también a Insfrán. "Cobro la pensión de Gildo, pero no alcanza... Somos siete. Los políticos mienten, pero yo tengo que votar porque soy peronista, ¿qué se le va a hacer?", dice. Sarita cuenta que no sabe cuánto cobra por el plan porque "la pagadora" le hace descuentos diferentes todos los meses. No es el único que la denuncia. Ella es Irene Nier. Tiene un quiosco en el centro de Juárez, frente a la comisaría, y se la vincula al PJ opositor al intendente. "Nooo. Mi marido es el que paga, lo que pasa es que ellos sacan mercadería y después no me quieren pagar. Yo les voy cobrando de a poquito", cuenta, con una voz suave y aflautada. Y, con una sonrisa cómplice, dice: "Así son los aborígenes".
El intendente también dice que fabulan: "Lo de los documentos es mentira. Yo no digo que no exista esa práctica, pero me acusan de sacarles más de 1000 documentos, una locura. Los aborígenes son vivos, no los entregan así, tienen sus líderes". A uno de ellos, el cacique de Barrio Viejo, la Justicia le allanó la casa, pero ningún aborigen fue procesado.
El arrepentimiento de "Pirulo" fue hace dos meses, pero la causa judicial se inició mucho antes, cuando los wichis cortaron la ruta para exigir la devolución de sus documentos. Sin ellos, no podían cobrar los planes. Antes, habían tomado un barrio frente a la plaza principal de la ciudad porque la municipalidad lo había levantado en terrenos que eran del Instituto de Cultura Aborigen (ICA). Intentaron desalojarlos, pero ellos se resistieron con ondas, flechas y agua caliente. "Como nos enseñaron las abuelitas", dice Ercilia. Llevan varios años ahí y hoy reclaman nuevas viviendas.
Ahora, en Juárez hay también una toma de "criollos". Son casi todas maestras, empleados públicos y desocupados que reclaman que el Instituto Provincial de Vivienda (IPV) les entregue 50 casas que llevan más de una década en construcción. Dante Fernández, uno de los ocupantes, dice: "La Constitución nos da el derecho a la vivienda. Nos corresponde. El gobierno nos tiene que dar. Somos formoseños... Nos acostumbraron así". Son las 20 y están prendiendo un fogón para pasar la noche. Están tranquilos, convencidos de que, por lo menos hasta después de las elecciones, nadie los va a desalojar.