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02discriminacionDISCRIMINACION DE GENERO
Todavía hay mucho trabajo por realizar
07 de Septiembre de 2011
La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz”. Kofi Annan Mucho se habla en la actualidad acerca de la discriminación de género, si bien la legislación de las últimas décadas intenta morigerar la posición históricamente desfavorable de la mujer, la igualdad de sexos, en la mayoría de los casos, no trasciende el plano formal.
La palabra discriminación proviene del sustantivo latino discrimen, que significa diversidad o diferencia, y discriminar proviene del verbo discriminare, que significa separar, diferenciar o distinguir.
Desde el punto de vista de los Derechos Humanos, dice la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer: “La discriminación contra la mujer denota toda distinción, exclusión o restricción hecha en base al sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos de la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural, civil o cualquier otra esfera”.
Durante mucho tiempo la mujer ha sido víctima de discriminación por parte del hombre y considerada como un instrumento sexual, destinado a la reproducción y a la atención del hogar, la familia y los hijos. Si bien es cierto que en el balance entre el hombre y la mujer existen diferencias biológicas, a ella desde hace tiempo se le adjudican valores menos significativos desde la sociedad.
Esta discriminación basada en el género obedece a patrones socioculturales largamente aprehendidos y repetidos, en cuya transmisión y perpetuación, la conducta de quienes nos rodean, llámese medio familiar, laboral, educativo y otros del entorno sociocultural juegan un papel importante, ya que es ahí donde el ser humano comienza a establecer criterios de selección y conductas, de personas, grupos y comunidades.
Si un niño observa que en su familia y comunidad, las mujeres tienen un papel de menor jerarquía que los hombres, es más probable que aprenda a discriminarlas, a repetir estas conductas y a enseñarle a sus hijos. Lo que es peor, estas conductas son interiorizadas y las mujeres se sienten menos y actúan bajo esa preconcepción.
En la actualidad las mujeres siguen siendo objeto de importantes discriminaciones; esa discriminación “viola los principios de la igualdad de derechos y del respeto a dignidad humana”.
Sin embargo, la mujer ha logrado, poco a poco a través de su lucha, conquistas sociales y laborales, primero con el voto femenino al enfrentarse al reto de trabajar en una entidad y en los menesteres del hogar, el compartir la patria potestad con el padre, el cupo femenino y otras miles de acciones que significaron sin la menor duda un gran avance de nuestra sociedad
Para la ley de nuestro país, mujeres y hombres somos iguales porque, ante todo, somos seres humanos, así lo establece nuestra Constitución.
Y aunque falta avanzar en algunos aspectos de adecuación legislativa, existe un amplio marco normativo de protección de los derechos de la mujer y de sanción de las conductas discriminatorias; como ser entre otras la Ley 26.485 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales; el Pacto de San José de Costa Rica que garantiza la igualdad entre hombres y mujeres, obliga a los Estados a condenar la discriminación, y a tomar las medidas adecuadas de protección y sanción; la Ley 24.012 de Cupo Femenino; la Ley 24.632 de aprobación de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer Convención de Belem do Para, etc.
Sin embargo el principal problema con el que nos encontramos aún hoy es la deficiente aplicación de esta normativa y de los compromisos asumidos al ratificar los tratados internacionales. Es necesario implementar políticas públicas sistemáticas y permanentes, para la erradicación de las prácticas discriminatorias basadas en la relación de género
Es también responsabilidad de la sociedad y obligación de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales desarrollar éstas políticas que garanticen la calidad de vida, el desarrollo de las potencialidades y la participación plena de las mujeres, en todos y cada uno de los diversos ámbitos de nuestra sociedad, sin discriminación de ningún tipo.
Todos somos responsables en todos los ámbitos de la sociedad. La familia como núcleo primordial de la sociedad es principal formadora de conductas; por lo tanto responsable de la transmisión de valores basados en la igualdad de derechos.
La institución escolar es un agente estatal que contribuye o contrarresta los procesos discriminatorios que se dan en la comunidad.
Los medios de comunicación son también de gran importancia ya que son significativos formadores de opinión e importantes intermediarios que contribuyen o no al fortalecimiento de representaciones discriminatorios de la sociedad y a la creación de ciertos estereotipos culturales.
Sin duda Argentina avanzó legislativamente en la condena a todo tipo de discriminación. Corrientes se ha sumado a este avance y es hoy en nuestra provincia un tema de preocupación.
Desde el Consejo Provincial de la Mujer venimos trabajando constantemente para paliar esta problemática. Se ganó una batalla, pero aún falta otro trecho para la conquista definitiva hacia la igualdad. Todos somos responsables. Para lograrlo todavía hay mucho trabajo por hacer.

http://www.el-litoral.com.ar/leer_noticia.asp?IdNoticia=173025

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