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San Javier, el nuevo “refugio” de Soros
El grupo Adecoagro, del financista húngaro-estadounidense, adquirió la estancia San Joaquín de Pilagá, y ya cultiva el 25% de la producción santafesina de arroz. A la vez construye un molino en Franck con capacidad para procesar toda la producción provincial.
por Germán de los Santo
En la jerga de los hombres de negocios hay algunas palabras, muchas veces surgidas desde los sistemas arteriales del poder financiero, que se naturalizan y se imponen a fuerza de la simple repetición: uno de esos términos es refugio.

Materias primas como el oro y los alimentos, que durante la historia de la humanidad desataron guerras y quebraron imperios, son hoy el “resguardo” –un sinónimo que también se usa a troche y moche– de inversores que se vieron seducidos por el alza firme de los precios internacionales de los comodities, la zanahoria que atrae ahora a los que escaparon de la onda expansiva de las burbujas que explotaron durante los últimos años.
Uno de los refugios que encontró en este último tiempo el financista húngaro-estadounidense George Soros fue la zona de San Javier, en el centro-norte santafesino, donde desembarcó su empresa Adecoagro, firma que se zambulló en el negocio agropecuario cuando muchos miraban para otro lado.
Allí, el hombre que se hizo mundialmente conocido por hacer quebrar el Banco de Inglaterra en 1992, compró en 2007 la estancia San Joaquín de Pilagá, que posee una superficie de 17 mil hectáreas. Adecoagro produce actualmente 8 mil hectáreas de arroz (la cuarta parte de toda la producción santafesina) y está construyendo un molino en Franck, que tendrá capacidad para procesar todo el arroz que se cultiva en la provincia.
Adecoagro eligió a Franck, localidad del departamento de Las Colonias ubicada a 30 kilómetros de la capital santafesina, porque posee gas natural, un insumo prioritario para el secado del arroz. Desde hace 15 años las inversiones de los grandes grupos económicos, sobre todo de multinacionales ligadas al comercio de granos, apuntaron al polo sojero. El desembarco de Soros en el corazón de la producción arrocera despierta interrogantes hacia el futuro sobre los límites difusos de la soberanía alimentaria de un país productor de materias primas.
Aventurero
“El dinero está hecho para jugarse, ya que lo obvio no es rentable: hay que apostar a lo inesperado”. La frase repetida por Soros durante los últimos días en un momento en que al mundo financiero le cuesta reacomodarse tras la crisis de 2008, sirve para dimensionar el espíritu de este grupo económico, que tiene la misma contextura y estructura de un holding, que en otra parte del mundo se podría dedicar al desarrollo de microchips.
Adecoagro hizo su aparición en la Argentina en el negocio vinculado a los alimentos al adquirir en 2002 las 72 mil hectáreas de Pecom Agropecuaria, una de las empresas del conglomerado de Gregorio Goyo Pérez Companc.
A partir de allí empezó un proceso de expansión sin tregua. Junto con Los Grobo (la firma del rey de la soja Gustavo Grobocopatel), son las que más crecieron en el sector agropecuario en la Argentina después de las ventajas que dejó la devaluación y el  incremento afianzado de los precios.
Cinco años después de adquirir una de las naves insignia de Pérez Companc, Soros pateó el tablero del mundo del agro y gestó cerca de Venado Tuerto un megatambo que se inauguró en diciembre de 2007, donde Adecoagro invirtió –según cifras de la compañía– 12 millones de dólares. Allí, junto con una semillera, este grupo desarrolló un proyecto integrado para producir  500.000 toneladas de maíz, 200 millones de litros de etanol y 550 millones de litros de leche.
Ese mismo año pero sin demasiada bulla en los medios de comunicación, mientras Soros pujaba por comprar Sancor (al final se conformó con La Láctea, de Córdoba), Adecoagro adquirió 17 mil hectáreas en el noreste santafesino.
El nuevo negocio
La empresa se quedó con la histórica estancia San Joaquín Pilagá (en el kilómetro 125 de la ruta provincial Nº 1), donde el objetivo del grupo es exprimir el cultivo y procesamiento de arroz, tradicional de esa zona, donde junto con Entre Ríos fueron los enclaves clásicos de la producción del cereal en el país.
Un año después de que Soros comprara las 17 mil hectáreas en San Javier el precio del arroz llegó al récord histórico de mil pesos la tonelada. El elevado valor del grano (alentado por el aumento del consumo de los países asiáticos y de Brasil) confirmó el despegue del sector arrocero que se empezó a gestar a partir de 2003.
Sin embargo, la crisis que afectó con vaivenes durante casi dos décadas al sector dejó varias víctimas en el camino. La principal fue Molino Arrocero San Javier, cuya marca Mocoví, productora de la variedad Fortuna, fue absorbida por la firma Milenium, de Coronel Arnold, tras un extenso proceso de crisis que incluyó toma de la planta por parte de los trabajadores y el concurso de acreedores con una deuda de más de 50 millones de dólares. Esa arrocera que marcó un hito durante 40 años en el mercado llegó a producir unas 2.000 hectáreas y procesar en su planta materia prima de otros productores de la zona.
En la franja costera de los departamentos Garay y San Javier, donde se desarrolló el polo de la industria arrocera, quedan Ángelo Padoán Molinos Arroceros SA (Arroz Padoán); Trimacer, en el distrito Los Cerrillos (Arroz Trimacer); Molino Arrocero del Litoral (Arroz Susarelli), y ArroExport, en jurisdicción de Romang. Esta última vive un proceso de crisis terminal.
Cambio de expectativas
Las plantas procesadoras pasaron un mal momento durante los 90, cuando preferían exportar a Brasil (el principal comprador) el grano con cáscara por los elevados costos internos que le generaba el procesamiento. Se perdió así gran parte del valor agregado, que era algo fundamental del negocio.
“Actualmente sólo el 40 por ciento del arroz que se produce en Santa Fe se procesa en origen; el resto se traslada en camión a Entre Ríos y Corrientes”, señaló el secretario de la Producción de San Javier, Marcial Bugnon.
Pero los problemas del pasado, con caída en las ventas y problemas con el tipo de cambio no competitivo (durante la convertibilidad) y aduaneros con Brasil, quedaron difuminados por un presente mucho más próspero. En 2008, cuando el precio del arroz llegó al récord, en la zona de San Javier se llegaron a cultivar 30 mil hectáreas.
En esta campaña, desde el Ministerio de la Producción de Santa Fe pronosticaron que la superficie de cultivos de este cereal llegará a 42 mil hectáreas, un 30 por ciento más que la campaña anterior.
En la zona arrocera no quedan pequeños productores. Actualmente hay 32 explotaciones con un promedio mínimo de superficie de 500 hectáreas. Pero lo que temen es que la irrupción de Adecoagro, con su poder de compra, tenga un control dominante sobre el precio, advierte un funcionario provincial. Porque además de la estancia de San Javier, el grupo de Soros maneja los molinos San Salvador, en Entre Ríos, y San Agustín y Ala Mercedes, en Corrientes.
Leche, granos y carnes
La provincia de Santa Fe es la base principal del grupo Adecoagro. Según información de la propia empresa, además del megatambo en Venado Tuerto, la empresa tiene la propiedad del establecimiento La Rosa, en San Justo, donde posee cultivos de soja, maíz y trigo; en el norte adquirieron las estancias El Orden y San José, cerca de Tostado, donde se prioriza la cría de ganado Braford.

http://www.diariocruzdelsur.com.ar/noticia/noticia/id/625

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