Tres años atrás, una pareja de la zona sur del Conurbano demandó al Centro Atómico de Ezeiza, responsabilizándolo de contaminar las napas acuáticas con residuos altamente tóxicos. Los demandantes, tenían cáncer. Y, según los últimos registros, habría cada vez más casos de pacientes con esa enfermedad, en habitantes de los municipios linderos a la planta.

Aunque denuncias similares ya se habrían realizado por parte de vecinos de Monte Grande, por lo que el Centro estaría siendo investigado por la justicia desde 2000. Lamentablemente (tal vez, en todo sentido) mucha agua corrió bajó el puente y en todo este tiempo, si bien se realizaron gran cantidad de estudios por distintas entidades, aún se espera que una empresa española realice el peritaje definitivo para determinar si el agua que consume más de un millón de personas, es radioactiva.

El primer análisis que dio el alerta fue el que encargó Alberto Santa Marina, el juez de la causa que se investiga en los juzgados de Lomas de Zamora, a las entidades correspondientes de la Universidad de Buenos Aires. Allí se determinó que en el agua había grandes cantidades de uranio, por demás de lo establecido. Como también una de las más recientes, llevada a cabo por la Agencia de Protección Ambiental de EEUU, en donde se demostró que de 57 muestras, 10 poseían altos contenidos tóxicos.

Para contradecirlo, el mismo Centro Atómico contrató a distintos laboratorios para refutar los datos publicados, que ya empezaban tanto a enfurecer como a preocupar a los querellantes y vecinos. Desde la Comisión Nacional de Energía Atómica dijeron a Clarín que los niveles de uranio “no son deseables, pero sí aceptables”.

En diálogo con 24CON, uno de los titulares de la ONG Terratox, Ángel Navarro, opinó: “Detrás de esto no vaya ser que haya todo un movimiento para no permitirle al país manejar energía nuclear. Se puede utilizar con los controles correspondientes tal como lo hacen en los países centrales. Si dicen que no hay seguridad, podemos aplicar lo mismo en lo que ocurre en otras plantas industriales".

A raíz de las contradicciones que presentan ambos peritajes, el juez decidió contratar a un nuevo laboratorio para que defina el panorama. Pero el informe aún está a la espera, ya que por trabas burocráticas el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIAMET) de España, presupuestó el trabajo, pero lejos está de comenzar con los primeras recolecciones. A todo esto, entre medio de las negociaciones intervienen la Cancillería y Gendarmería, lo que genera idas y vueltas y que los pasos burocráticos sean muchos. Mientras, la causa permanece estancada.

El Centro Atómico emplazado a metros del Aeropuerto de Ezeiza, se encarga de realizar la mayoría de las investigaciones atómicas del país, en materia de salud humana, agropecuarias e industriales. Además se maniobran residuos tóxicos, por lo que en los últimos 30 años habrían maniobrado incalculables cantidades de los mismos.

La radiación y el cáncer

Tal como lo explica la Autoridad Regulatoria Nuclear, “los objetivos primarios del monitoreo ambiental son la determinación de la exposición del público para asegurar que no se exceden las dosis aceptables y la obtención de información para evidenciar que los controles para la liberación de material radiactivo al ambiente son adecuados”.

La principal preocupación es que en el caso de que se compruebe definitivamente que las napas de la zona sur, que atañe a los municipios de La Matanza, Lomas de Zamora y Ezeiza, la vida de los habitantes correría riesgo, ya que están expuestos al consumo de agua radiactiva. Aún más, teniendo en cuenta que más del 60 por ciento de los vecinos tiene agua de pozo.