CONTENIDOS ARCHIVADOS

Pin It
villa100LA AMENAZA DE LA "FAVELIZACIÓN" ACECHA A LAS VILLAS DE LA CAPITAL
Las mafias vinculadas a las drogas coparon la 1-11-14 y buscarían extenderse en el Sur
Gabriel Di Nicola
LA NACION
El remisero, de nacionalidad peruana y de 34 años, fue a la cita con dos presuntos distribuidores de droga sin saber que lo esperaba la muerte. Todo parecía normal hasta que llegaron dos hombres en moto. Uno bajó y disparó 13 veces con una pistola 9 milímetros. La víctima cayó muerta de siete balazos. Diez días antes, había sido indagada en una megacausa por narcotráfico.
Así matan en la villa 1-11-14, en el Bajo Flores, un territorio donde existe un aceitado mecanismo de comercialización de droga que cuenta desde "campanas" y "soldados" hasta financiadores de un negocio millonario. Un negocio que muchos temen pueda extenderse a otras villas de la ciudad que terminarían así "favelizadas". Aunque no presentó evidencias, Sergio Schoklender, apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, denunció que la toma del parque Indoamericano había sido producto de una violenta irrupción del narcotráfico en el sur de la Capital, y en el gobierno porteño creen que las mafias que negocian con la droga pretenderían establecer un "corredor" entre la 1-11-14 y la villa 20 de Soldati.
El homicidio del remisero peruano, ocurrido hace un mes, es investigado por el fiscal de Instrucción porteño Marcelo Munilla Lacasa. La víctima había sido indagada por el juez federal Sergio Torres en la causa en la que procesó a 14 personas, entre ellas a Marco Antonio Estrada González, alias "Marcos", y a su esposa, Silvana Salazar.
"Marcos" y Salazar manejaban el negocio de la droga, según el juez Torres, privados de su libertad. Estrada González lo hacía desde el penal de Ezeiza, donde cumple una condena, y su esposa operaba desde el barrio privado La Celia, también en Ezeiza, donde penaba un arresto domiciliario.
La investigación de Torres, su secretario Diego Iglesias y la División Operaciones Metropolitanas de la Policía Federal, al mando del comisario Enrique Villarruel, dejó al descubierto cómo operaba la banda de "Marcos", asentada en la villa 1-11-14 y que causó una guerra en la ciudad de Buenos Aires.
"En ninguna otra villa de la ciudad, el mecanismo del narcotráfico está tan armado como en la villa 1-11-14", afirmaron a La Nacion dos fuentes de la investigación.
Medio millón por mes
En la causa que instruye el magistrado Torres, hay 20 sospechosos con pedido de captura. "Sospechamos que por mes «Marcos» tenía una ganancia de 500.000 pesos. En uno de los últimos allanamientos, secuestramos 200.000 pesos", explicó un vocero con acceso al expediente.
La organización, que según Torres comandaba "«Marcos» por teléfono desde la celda", contaba con "campanas", encargados de detectar y alertar sobre la presencia de extraños; "soldados" o "perros", hombres armados que impedían el acceso a la zona protegida; "punteros" o "corners", personas que se encargaban de la venta en esquinas vigiladas por los "perros" o "soldados", y las "mulas" o "burritos", los elegidos para transportar la mercadería desde la villa 1-11-14 hacia otros destinos.
Además, según la última resolución del juez Torres, había personas que se encargaban de la organización y del financiamiento, casi nunca tenían contacto con la mercadería. Otros cumplían funciones específicas dentro y fuera de la villa 1-11-14, en el Bajo Flores, para vender el material acopiado. En un nivel inferior, pero con un rol protagónico, estaban los encargados de controlar las operaciones, supervisar a los vendedores y recolectar los dividendos de las transacciones.
"La cocaína y el paco diseminan [sic] en pequeños recortes de bolsas del supermercado Día. Eso es para diferenciar la droga que sale de la villa 1-11-14 de la que se puede conseguir en otros lugares. Además, esta droga, en general, es la que tiene menos «corte», es decir que es más pura. Si un vendedor «corta» la droga y alguien viene a reclamar, lo sancionan porque está haciendo quedar mal al jefe «Marcos»", sostuvo ante el juez Torres un integrante de la banda, que declaró como arrepentido.
Por ahora, en las otras villas, según fuentes policiales, no existe un organigrama tan completo como en la villa 1-11-14, ni hay referentes importantes o jefes de la magnitud de "Marcos".
"En las otras villas hay «personajes» que son conocidos, pero ninguno tiene un rol de jefe o la hegemonía de «Marcos». En la 1-11-14 hay «soldados»; en las otras, no. Están los «campanas», que hacen su trabajo a cambio de droga para consumir", sostuvo a La Nacion un alto jefe de la Policía Federal.
El año pasado, en la villa 20 de Soldati, en un procedimiento ordenado por el juez Torres a una madre y sus tres hijos se le secuestró droga, armas y chalecos antibalas. "Decían que lo tenían para defenderse de una banda rival", explicó un investigador.
En la villa 21, en Barracas, donde misionaba el padre José "Pepe" Di Paola, que denunció que la droga estaba despenalizada de hecho, hay, según fuentes judiciales, "organizaciones pequeñas que venden marihuana y delincuentes que roban armados.
"No hay un nivel jerárquico como en la 1-11-14. Es otro nivel, por ejemplo, el año pasado detuvimos a un sospechoso."
En la villa 15, conocida como Ciudad Oculta, en Mataderos, generalmente se descubren "quioscos" de droga regenteados por madres solteras.
Lunes 13 de diciembre de 2010
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1333096

REDACTORES

anna.jpgbgeorges.jpgbgiorgio.jpgbjuan.jpgblorenzo1.jpg
Copyright (c) 2009. Antimafia Dos Mil Argentina