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SACERDOTE ARGENTINO AMENAZADO DE MUERTE
Padre José di PaolaCarolina Gil Posse
11-05-2009

En Colombia, se la conoce como basuco; en Argentina, como paco. Es la droga que se obtiene a partir de los desechos químicos que quedan luego de la elaboración de la cocaína. Es altamente adictiva, produce daño cerebral y físico, y causa efectos devastadores. Según las estadísticas oficiales, en Argentina la consumen cerca de 50.000 jóvenes. Los medios de comunicación locales suelen llamarla "la droga de los pobres" y la señalan como una de las causas del aumento de los crímenes cometidos por menores.
Padre José di Paola
foto de la AICA
A principios de abril, los sacerdotes que trabajan en las villas de emergencia de la ciudad de Buenos Aires presentaron un impactante documento para dar respuesta a "la confusión que se genera en la opinión pública con la prensa amarilla que responsabiliza a la Villa del problema de la droga y la delincuencia". "El problema no es la Villa sino el narcotráfico", explicaban, reconociendo que en algunos casos las villas funcionan como zona liberada.
"El lado oscuro de nuestros barrios es la droga instalada desde hace años", aseguraban los 19 sacerdotes que firmaron el documento, que viven y trabajan en los asentamientos de la capital argentina. El texto denunciaba que "la droga está despenalizada de hecho" porque se la puede "tener, llevar, consumir sin ser prácticamente molestado", ya que habitualmente ni la Policía ni ningún organismo del Estado se mete en la vida de estos chicos "que tienen veneno en sus manos".
Amenaza de muerte
Curas villerosDos semanas después de esta presentación pública, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, denunció que uno de los sacerdotes que habían firmado el documento había recibido una amenaza de muerte. Para Bergoglio, los autores de la amenaza habían sido los narcotraficantes, a quienes calificó como "mercaderes de las tinieblas".
Después de haberlo mantenido en reserva, y luego de hacer la denuncia policial, el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia dio a conocer el nombre del cura amenazado. Se trata del sacerdote José María Di Paola, conocido como padre Pepe, que trabaja en la villa del barrio porteño de Barracas. "Venía en mi bicicleta a la noche y alguien me dice: ‘Padre Pepe'. Entonces yo paré. No lo reconocí como alguien del barrio, de la villa, pero paré porque acá me conoce mucha gente. Me acerqué y me dijo: ‘Rajá de acá, vas a ser boleta una vez que esto deje de ser tema en la televisión. Ya te la tienen jurada'", explicó el sacerdote durante una conferencia de prensa.
"Me quedé helado. Cuando quise seguir charlando, el tipo se fue. Pero fue claramente una amenaza de muerte. Me dijo dos veces que iba a ser boleta. A mí me dio la impresión de que me estaba hablando del documento, que era la visión de quienes vivimos en el barrio defendiendo a la villa. Porque, justamente, nuestro documento es una defensa del hombre de la villa, para que no se confunda al narcotráfico con la villa", agregó.
Solidaridad y repudio
Las repercusiones fueron inmediatas. Más de 350 sacerdotes de la arquidiócesis de Buenos Aires expresaron su repudio ante la amenaza recibida por el padre Pepe y manifestaron su plena adhesión al documento. Y cerca de 2.000 personas participaron en una misa de solidaridad realizada en la parroquia ubicada dentro de la villa 21-24 de Barracas, donde trabaja el sacerdote amenazado.
"Mientras nos pasan todas estas cosas, nosotros seguimos desarrollando normalmente nuestra vida de curas en los barrios a pesar de estas piedras que surgen en el camino. Me resulta difícil pensar en tener que irme de la villa por una amenaza y no por un cambio relacionado con una reorganización de parte de nuestra iglesia", explicó el padre Di Paola cuando los periodistas le preguntaron si estaba pensando en mudarse de la villa. "Para mí, esto no es un trabajo en el que uno puede decir ‘te cambiamos de oficina'.
foto de la AICA
La gente de la villa es mi familia. Yo quiero seguir la vida normal en mi parroquia, en mi villa. Y ésa es nuestra tarea. Que un adolescente o un niño del barrio pueda llamarnos ‘padre', no solamente porque nos ve con el cuellito de cura, sino también porque nos preocupamos por él, porque nos preocupamos para que crezca sanamente", agregó.
Hambre, criminalidad y droga
En 2007, la Organización de las Naciones Unidas había advertido acerca del aumento del consumo de la pasta base de cocaína en Argentina. En el documento, los sacerdotes que trabajan en las villas denunciaron que "la tríada hambre-criminalidad-droga es demasiado fuerte", y exhortaron a la sociedad a realizar un "trabajo de prevención sistemático y a largo plazo".
Luego de conocer el documento, el ministro de Seguridad, Justicia y Derechos Humanos, Aníbal Fernández, aseguró que el gobierno argentino lleva adelante una guerra "despiadada" contra el narcotráfico, que busca "no criminalizar al adicto".
El documento completo publicado por los sacerdotes se puede leer en:

http://www.aica.org/index2.php?pag=otros2009_03_25

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