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15porlaplataPOR LA PLATA BAILAN LOS MONOS
18 de junio
La banda originaria de barrio 17 de Agosto funcionaba como “una especie de Afip” de la zona sur. La recaudación diaria a partir de bocas de expendio propias y de “protección” cobrada a terceros ascendía a los 100 mil pesos.
Alberto Carpintero | Cruz del Sur
“Los Monos son la Afip de la zona sur”; “tienen hasta 27 de Febrero y hasta Baigorria no paran”. Estas sentencias de investigadores policiales fueron publicadas por este medio a principios de 2010, tras el crimen del adolescente Walter Cáceres, caso por el cual cuatro de los integrantes de la banda llegaron a juicio, pero terminaron absueltos. La organización continuó cobrando “impuestos” a otros grupos delictivos, en su mayoría dedicados al narcotráfico, hasta el 31 de mayo pasado, cuando un megaoperativo aterrizó en La Granada y comenzó una serie de golpes judiciales contra el clan de los Cantero. Y efectivamente su influencia llegó hasta Granadero Baigorria, coinciden fuentes policiales y allegados a la organización, a partir de un sistema celular compuesto por alfiles con sus propios soldaditos en distintas partes de la ciudad, pero también de funcionarios –no sólo policiales– que cobraron su tajada para allanarles el camino. Es en esa acumulación de dinero, y por lo tanto de poder, que –coinciden las fuentes– su recaudación diaria a partir de bocas de expendio propias y de “protección” cobrada a terceros ascendía a los 100 mil pesos, unos 3 millones de pesos mensuales, 36 millones anuales. Por supuesto que al menos un 20 por ciento de estas cifras quedaba en manos de uniformados que hacían la vista gorda para que el negocio funcionara. De todas maneras, según esta versión, no era la banda que más pagaba en este concepto: adjudican a un jefe narco haber abonado hasta un millón de pesos por mes.
 
Es este fabuloso monto de billetes tras el cual va la investigación del magistrado Juan Carlos Vienna, pese a que la evasión fiscal y el lavado de dinero son delitos federales, al igual que el narcotráfico. Mientras la pelea por cuestiones de competencia continúa, el juez provincial sigue investigando una asociación ilícita a partir de la tenencia y portación de armas, coacción y homicidios, entre otros delitos, además del enriquecimiento ilícito previsto para los funcionarios públicos: en el expediente hay dos policías detenidos, una empleada provincial sospechada y previsión de que haya más imputados de uniforme.
 
Según fuentes del caso, “de las pruebas que hay en el expediente no surge que haya una investigación profunda sobre el tema económico”. Los voceros estiman que con el correr de las semanas se va a profundizar en la titularidad de los bienes que fueron secuestrados: al menos 20 autos de gamas media y alta, además de algunas propiedades, como la chacra ubicada en Pérez que se atribuye a los Cantero, y la vivienda en Pueblo Esther cuya propiedad se sospecha es de Gustavo “Gula Gula” Pereyra, el comisario inspector de la secretaría de Delitos Complejos detenido.
 
En este sentido, se conformó un equipo de investigación integrado por tres abogados y un perito contable que fueron a reforzar el plantel del Juzgado de Instrucción 4ª. Ellos monitorearán los bienes secuestrados en el marco de la causa con el objetivo de acumular pruebas para una acusación en caso de violación a la ley penal tributaria.  
 
Precisamente, en cuanto a quién era el tesorero de la organización, en el expediente la teoría es que Martín Paz, alias Fantasma, el joven ultimado en septiembre del año pasado cuya ejecución dio origen a esta megacausa, era el que manejaba la plata. La hipótesis, en el expediente, es que dilapidó diez millones de pesos que le habían confiado: seis en un cargamento de droga que fue incautado en el norte del país, y los otros cuatro en autos de alta gama, uno de ellos el BMW valuado en 70 mil dólares a bordo del cual lo acribillaron. Estiman que la razón por la cual balearon los frentes de dos concesionarias tras la ejecución del Fantasma fue que los verdaderos dueños del dinero querían su devolución. Voceros policiales, por fuera del expediente, indicaron que su función era precisamente importar la materia prima desde Bolivia, la que cumplía desde muchos años antes de ser asesinado; y que pudo haber sido ejecutado cuando había comenzado a cocinar por su cuenta la pasta base que contrabandeada al país por orden de sus jefes; y no atendió la advertencia de que no había margen para que se cortara solo. No está claro quién manejó el dinero después de este homicidio hasta el asesinato del jefe de Los Monos, Claudio “Pájaro” Cantero, el 26 de mayo pasado.
 
En el marco de las decenas de allanamientos por el caso, y pese a que no han sido detenidos los sindicados cabecillas de la banda –Ariel Cantero y sus hijos apodados Guille y Monchi–, los investigadores dicen haber golpeado sobre sicarios y también sobre testaferros. Uno de los últimos procedimientos, realizado el sábado pasado, tuvo como objetivo al todavía prófugo Mariano Salomón, alias Gordo Cacho, de quien afirman era el chofer del Pájaro Cantero y a la vez un prestanombre. En un galpón de Lamadrid y Alvear de su propiedad, dijeron las fuentes, fue incautado un VW Vento que está a nombre de Monchi, que se presume fue usado en un asesinato. Siempre según esta versión, hay una sospecha similar sobre Laura Saita, empleada de la Secretaría de Seguridad Comunitaria y militante del Partido Justicialista cuya vivienda fue allanada de manera simultánea con el galpón atribuido a Salomón. “En una escucha, el prófugo Guille le pide a un lugarteniente que vaya a buscar la plata a la casa de Laura, al chalé de España y Gaboto”, dijo una fuente del caso.
 
En este contexto, el allanamiento a una vivienda de Melián al 6400 que derivó el viernes pasado en el secuestro de 60 kilos de cocaína también fue un duro golpe a las finanzas de la banda. En el gobierno provincial suponen que no era una cocina, pese a que en el lugar había una prensa hidráulica y precursores químicos, sino un centro de distribución. Muy cerca de allí la Policía Bonaerense se incautó en julio del año pasado de doce kilos de cocaína en un lugar similar propiedad de Los Monos, en un allanamiento –en el que no hubo detenidos– que causó revuelo político ya que los uniformados allende el arroyo del Medio no avisaron, por desconfianza, a sus pares locales sobre el procedimiento. Dos meses después se produjo el crimen de Paz y, con él, el primer eslabón de una saga de derrotas para el clan de los Cantero.
http://www.diariocruzdelsur.com.ar/noticia/noticia/id/13083

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