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PORQUE ESTAMOS PERDIENDO
antimafiagbLa Redacción de ANTIMAFIADuemila está completamente de acuerdo y suscribe con plena convicción lo que el periodista Giulietto Chiesa explica en el artículo que podeis leer a continuación:

Giorgio Bongiovanni
Sant’Elpidio a Mare (Italia)
7 de enero 2009

PORQUE ESTAMOS PERDIENDO
De Giulietto Chiesa – Megachip

A veces es necesario poner en orden las ideas. Sobretodo cuando parece que tus ideas contrastan con lo que te rodea hasta el punto de hacerte pensar que, quizás, seas tú el que estás equivocado y que todos los demás tengan razón.
Leo la noticia de que los muertos, en la Franja de Gaza (el 4 de enero por la noche) habían aumentado a 500 y los heridos eran más de 3000. Leo, en los mismos periódicos pero en los últimos renglones, que Israel ha tenido solo un militar muerto. Dos días después serán cuatro, pero solo porque tres de ellos han caído bajo el « fuego amigo » de los camaradas.
Veo que uno de los mejores ejércitos del mundo, dotado de las más avanzadas tecnologías (americanas) está desarrollando una ofensiva a todo campo contra una población de un millón y medio de personas, apretada en un exiguo territorio, aislada, circundada y desde hace 20 meses está ahorcada por un embargo casi completo.
Leo que el “ejército” de Hamas cuenta con no más de 25.000 hombres, se que no tiene aviación, no tiene tanques, no tiene ni siquiera piezas de artillería pesada. Quitando misiles artesanos que no sirven ni siquiera para la batalla. De hecho son lanzados desde algún patio, así como sea, espontaneamente. Caigan donde caigan.
Alguna vez matan o hieren. En tres años han muerto 17 personas en pequeñas ciudades y aldeas, que ahora son israelitas, que circundan la franja.
Leo que todo esto es horrible, monstruoso. Y efectivamente es así. Pero estas cosas las escriben los que se han callado respecto del embargo que ha estrangulado Gaza; los mismos que callan sobre las violaciones por parte de Israel de todos los acuerdos internacionales; de las resoluciones de ONU; los mismos que niegan que exista una cuestión humanitaria en Gaza, es más, niegan que haya existido jamás. Está claro que yo no lanzaría mísiles así como así, ni siquiera como retorsión contra violencias múltiples sufridas durante años, durante decenios. Pero yo vivo en Roma y puedo comprarme las medicinas en la farmacia, siempre y cuando tenga el dinero para hacerlo. Ellos, los palestinos de Gaza, los padres y las madres, tienen que excavarse los túneles bajo tierra para llegar a Egipto y después esquivar las balas de los hermanos árabes al servicio de Hosni Mubarak.
Leo también el balance de las víctimas israelitas de los monstruosos mísiles de Hamas. Si las cifras que he visto no mienten –cifras americanas- se trata de dos muertos y 20 heridos en tres meses. Horrible, porque eran inocentes civiles. Pero, como decía Padre Balducci, cuando la cuenta de las víctimas es de 1 contra 500 ya no se puede hablar de guerra, sino de estrago.
Leo que Israel tiene el derecho inalienabile de defender su propia existencia. Pero ¿quien está en condiciones, hoy, mañana, en un futuro cualquiera de amenazar la existencia de Israel? ¿Hamas? Vamos, ¡ni siquiera él que lo dice puede creer en estas tonterías!
Leo comentarios escandalizados por las banderas de Israel quemadas o manchadas con las esvásticas nazis.
Otros se han escandalizado por los musulmanes que rezan en las plazas europeas, como signo de solidaridad con los hermanos de Palestina masacrados. A mi me parece que no se pueda imaginar una protesta más civil. Sin embargo parece que hay quien la considera escandalosa, que no es “politically correct” (correcta políticamente). En efecto, ¿que musulmanes son si se limitan a rezar? Nosotros quisiéramos que fueran sanguinarios, con el cuchillo en la boca. Así no sirven.
Pero después tengo la impresión –perdonad pero estoy demasiado confundido después de esta ducha escocesa de noticias- que se pretenda la correción política de los demás sin tener en cuenta nuestra responsabilidad moral (de nosotros europeos, de nosotros italianos) por haber tolerado, sin condenarlo, el embargo ilegal contra Gaza (por no hablar de toda la historia pasada de la ocupación, también ilegal, de las tierras palestinas). Me pregunto: ¿se puede ser políticamente correctos en estas condiciones? ¿Obviamente quien es objeto de ilegalidad y violencia? ¿Queremos conceder alguna atenuante genérica?
Pero paro aquí mis quejas “lógicas”. Me doy cuenta de que seguiría con mis ideas confusas. Por lo que empiezo a poner orden. La pregunta es esta : ¿como es posible que decenas de medios de comunicación, los más importantes, cientos de periodistas, miles de diplomáticos, de ministros, de parlamentarios, de hombres de gobierno (dejo a parte, por ahora, a los millones de espectadores y de lectores, víctimas de las antedichas categorías), no vean la monumental contradicción entre los hechos y lo que se cuenta) ¿Entre las afirmaciones que sostienen y los hechos ? ¿Hay una lógica en esta locura ?
La hay, y viene de lejos.
El Glasgow Media Group (red de académicos e investigadores británicos que desde hace treinta años monitorean los medios de comunicación del Reino Unido) ha publicado un análisis sobre como esos medios han “tapado” el conflicto israelita-palestino. (Para saber más y más detalles leer www.megachip.info, que ha publicado un artículo de www.senzasoste.it). El GMG ha analizado 200 diferentes ediciones de los noticieros de la BBC y de ITV News y ha entrevistado a más de 800 personas que han absorbido sus mensajes durante un periodo específico, entre el 2000 y el 2002. Bastante antes de los eventos actuales. Otra advertencia: dado que el “mainstream” británico está considerado entre los mejores del mundo (aunque por la mayor parte no siempre lo es de verdad) podemos tomar su ejemplo como la mejor versión, el paradigma del « mainstream » occidental en su interpretación más decente, o, si preferís, menos indecente. Y bien, he aquí, en resumen, los resultados.
Los espectadores del Reino Unido han entendido poco y mal las causas del conflicto, no conocían bien el origen. Pero han absorvido en general las explicaciones que ha dado el gobierno israelí. Se entiende que esto se debe a que las fuentes israelitas que se han escuchado y visto eran más del doble de las palestinas. Para reforzar la monodimensionalidad del mensaje han sido llamados muchos parlamentarios y senadores americanos, todos a favor de Israel, a prescindir. Los niños palestinos resultan casi siempre víctimas del fuego “cruzado” entre palestinos y israelíes. Una buena parte de los espectadores no sabía lo que eran los “territorios ocupados” y ni siquiera quienes fueran los ocupantes, si israelíes o, por casualidad, los mismos palestinos. Casi todos los entrevistados pensaban que los incidentes los iniciaban los palestinos y que los israelíes no hacían nada más que reaccionar contra las ofensas sufridas. La mayoría del público concebía los asentamientos de los colonos israelíes como pacíficas comunidades de agricultores amenazados por la agresividad árabe. La cantidad de muertos israelíes era muy superior al de los muertos palestinos, si bién la trágica cuenta de la segunda Intifida diga que el informe de las víctimas de ambas partes fue de cinco palestinos contra un israelí.
Podemos pararnos aquí.
¿El caso de Israel es una excepción? Nada de eso. Estas tecnologías informativas han sido experimentadas en todos los escenarios de guerra, sin ninguna excepción. Es más, en los últimos veinte años han refinado y mejorado su eficacia manipuladora. Podemos ver como ejemplo más reciente, la « cobertura » de la guerra de Georgia contra la Osezia del Sur. Todo el “mainstream” occidental ha asumido como standard la misma estructura linguística, conceptual, temporal, funcional: un único pensamiento integrado con un único mensaje.
Se le puede dar una explicación objetiva: la existencia del enemigo comunista había simplificado el cometido de asignarle las causas de los problemas del mundo. Había un “mal” visible (también esto sabiamente construido en los primeros años post-bélicos), al cual se podían atribuir inmediatamente todas las responsabilidades, los crímenes, las ferocidades, las injusticias, etc. Además sin que hubiera desmentidas por parte de nadie. Y cuando las había era solo para ridiculizarlas.
La caída del comunismo complicó más la necesidad de “motivar” la violencia y el atropello occidental. De ahí nació la creación artificial del “peligro islámico”, momento tópico, que culminó con el 11 de septiembre 2001.
El conflicto israelí-palestino es por lo tanto el lugar principal donde la estrategia manipuladora, de la que estamos analizando las características, ha podido desarrollarse con toda la potencia de sus componentes. Es ahí en Palestina donde todo el Occidente choca cotidianamente con sus enemigos. Es ayudando Israel que el Occidente se lava las manos del holocausto hitleriano, que fue concebido y desarrollado desde el Occidente. Es ahí en Palestina donde miles de veces más que en otros sitios hay que volver al revés la verdad; donde el atropello por parte del más fuerte se dibuja como una necesidad de defenderse contra el más débil. Es en Palestina donde se tiene que imponer cueste lo que cueste la fábula de Esopo, del lobo –en el monte- que acusa (y mata) al cordero –que está en la valle- después de haberle acusado de haberle enturbiado el agua del arroyo.
Lo cual contrasta –lo sabemos- con la física de los cuerpos, que impide al agua que suba desde la valle al monte. Resulta difícil dar un motivo a la hazaña de matar al cordero. Esopo ha escrito la fábula precisamente para demostrar lo absurdo de lo que pretendía el lobo. De esta consideración moral-literaria nace una conclusión que es imposible evitar. Nos dice que no hay nada de casual en todo lo que se ha dicho hasta ahora. Estas extrategias comunicativas han sido estudiadas minuciosamente y van más allá de la deshonestidad intelectual y profesional de individuos – aunque sean despreciables – como Riotta, Pagliata, Ostellino y otros, de quienes aquí resulta incluso inútil hablar.
Estas estrategias, como se destaca límpidamente del antedicho estudio del GMP, se basan sobre la “sedimentación” a corto y largo plazo. Solo un público que haya sido anticipadamente manipulado (atontado) puede en efecto aceptar, sin caer en confusión y después en crisis, la fábula del lobo y del cordero como si fuera lógica. ¡Que Dios no lo quiera, sobretodo el Dios de los ejércitos, que el espectador precipite en una crisis de confusión!. ¡Dejaría de aplaudir no solo a los asesinos, sino también de hacer “shopping”! Dos cosas que no se pueden admitir.
Por lo tanto la manipulación tiene que ser sistemática, organizada, continua, múltiple. Pagliara, por ejemplo, tiene que ser seleccionado a tiempo y enviado a Tel Aviv, echando a los corresponsales anteriores que cumplían honradamente con su deber, especificamente Mark Innaro (exiliado a El Cairo) y Paolo Longo (promoveatur ut amoveatur-promoción para quitárselo de en medio- en Pekín). Y así por meses enteros, años, el público italiano sería embeleído cotidianamente con un único pensamiento filo-israelita y anti-palestino.
Por el contrario, esta forma de proceder explica bien, como la manipulación mediática de la que hemos sido testigos en agosto pasado (guerra de Georgia) no haya funcionado, quitando algunos días, y que después fue (temporalmente) abandonada con rapidez: porque el público occidental no había sido preparado a tiempo para “ver” a Saakashvili como el baluarte de Occidente.
La que si estaba, eso si, perfectamente lubrificada desde los tiempos de la guerra fría era la máquina rusofóbica. Y ha sido utilizada a manos llenas movilizando todos los dinosaurios comentaristas de ese período, junto a sus epígonos actuales. Pero las generaciones cambian y el esfuerzo que se ha hecho no ha sido suficiente para suscitar emociones en la opinión pública occidental y para lanzarlas contra la evidencia de los hechos. Es decir que el lobo no ha conseguido vestirse de cordero.
Esto se explica perfectamente. Porque para operaciones de este tipo –como lo demuestra bien la encuesta del Glasgow Media Center- hace falta tiempo y sistematicidad. Requiere la “sedimentación” de pensamientos y, sobretodo, de imágenes, Una vez que se ha conseguido hacer “sedimentar” en las mentes la propia percepción del mundo (de ese problema en particular) entonces resulta más fácil despertarla. Vuelve a aparecer obediente, estimulada por asociaciones mentales que han sido minuciosamente predispuestas por adelantado.
Lamentablemente la llamada contra-información, la información alternativa a la del “mainstream”, no dispone de estrategias. Y aunque las hubiera elaborado (que no es así), no contaría con herramientas para realizar una “sedimentación” diferente. Por desgracia la izquierda y todo el campo democrático en occidente, no ha sido capaz, hasta ahora, ni siquiera de comprender como funciona esta máquina que merece sin duda el apelativo de orwelliana.
El origen de todas las derrotas de estos últimos 30 años, los años del evento de la televisión y de los computers, sufridas por la democracia y la civilización, deriva del hecho de que a estas alturas es tremendamente evidente que el control de la información-comunicación ha pasado completamente en manos de las fuerzas dominadoras, del Imperio en primer lugar. Mientras las fuerzas populares y sus representaciones políticas han mantenido una condición subalterna : tanto desde el punto de vista de medios materiales y tecnológicos y del de la teoría como de organización política.
Las izquierdas –en Italia de una forma particularmente estúpida, ya que han sido las izquierdas las que han dejado abierto el paso al dominio berlusconiano- han sufrido la práctica y la teoría que el adversario estaba elaborando y realizando. La anquilosis teórica de la izquierda y del liberalismo democrático (pero también la de la Iglesia Católica) se ha transformado en subalterneidad ideológica y en impotencia práctica. La sociedad en proceso de transformación no ha sido estudiada, no solo sus aspectos sociales y estructurales (que indicaban una composición distinta de la fisionomía de las classe sociales), sino también la impresionante serie de transformaciones que las innovaciones tecnológicas comportaban en la conciencia de las grandes masas.
Es suficiente pensar que la parte mejor, la más activa, pero en minoría, de las izquierdas se ha comprometido en la llamada “contra-información”. Sin ni siquiera darse cuenta, por ejemplo, de que la información es una parte exigua del flujo de los mensajes, ampliamente superada por el entretenimiento y la publicidad. Y que la parte absolutamente decisiva del condicionamiento manipulador de las conciencias se da solamente o en prevalencia, mediante el engaño informativo o el silencio informativo, sino a través del entretenimiento o de la publicidad. Por lo tanto, no habiendo en la izquierda ninguna hipótesis de “contra-entretenimiento” o de “contra-publicidad”, la lucha contra la manipulación se vuelve un esfuerzo vacío e impotente, con herramientas insuficientes y en la dirección equivocada, porque es secundaria.

En amplios sectores de la izquierda y en general entre las jóvenes generaciones, también esta es una señal de que la hegemonía cultural está establemente en las manos del Imperio, prevalece todavía la idea de que el camino de la liberación sea el de Internet. Que no solo no puede dar una respuesta en un plazo breve o medio (porque en cuanto se refiere a este tema Internet estará siempre en minoría) a los problemas descritos, y que, bajo otro aspecto, no es más que la ilusión según la cual la tecnología puede liberar al individuo.
Se tenga en cuenta de que todo ello, con los debidos límites, concierne a la parte mejor, la más joven, la más activa intelectualmente, de las fuerzas democráticas. El resto: los partidos políticos, las instituciones representativas, los medios de comunicación, las castas académicas, los intelectuales « progresistas », han sido absorvidos completamente por la narración hegemónica del único pensamiento. Una narración eminéntemente televisiva, que ha modificado, con potencia “de fuego” impresionante, los contenidos y los lugares de la política, la forma y la duración de los recuerdos colectivos, ha plasmado de nuevo la cualidad y la intensidad de las emociones individuales, ha revolucionado el lenguaje y ha marcado de si mismo las mismas formas de aprendizaje que presiden a la educación de los individuos.
En una palabra ha creado una “mutación antropológica”.
La política del homo videns no puede ser la misma de la que fue para el homo legens. Es lo mismo para la democracia. Los dominadores tienen como objetivo la eliminación de una y de la otra. Los dominadores deben de preguntarse si han entendido el riesgo que corren y si existe un camino para resistir.
Todo esto hubiera requerido y requeriría urgentemente también ahora, que estamos en condiciones de verdadera emergencia democrática, una estrategia, un estudio atento de las nuevas condiciones en las que las fuerzas democráticas puedan organizar una contra-ofensiva o, como mínimo, que puedan defenderse de la ola “revolucionaria” que nos llega al mismo paso que la más grave crisis del sistema capitalista
Es evidente, o tendría que serlo, que el conjunto de las tecnologías del poder , mientras tanto el Poder ha estado organizado, será utilizado con todos los medios su alcance y con una furia iconoclasta directamente proporcional al miedo que las clases dominadoras ya han elaborado y desarrollado.
Su dominio no les da una solución a los límites, a la crisis, financiera, energética, climática, que la Naturaleza está interponiendo en su camino. Los espíritus salvajes que el desarrollo capitalista “infinito” ha evocado no son dominables (y si lo son es solo por un breve período) si no es ejerciendo la violencia sobre los más pobres bajo formas jamás experimentadas antes. De lo contrario se dará lugar a la revolución. El miedo ofrece fieras. La “destrucción creativa” será aplicada a las instituciones de la democracia liberal, que ahora ya son obsoletas e inutiles en las condiciones actuales. De los modelos de la democracia autoritaria, ya ampliamente en desarrollo, se pasará a la guerra: la guerra de clase dentro de los sectores individuales, la clásica, militar, entre estados y hacia las agregaciones, de cualquier forma y geometría, en cualquier latitud y longitud, que se puedan demostrar reacios.
Solo los que no comprenden la vastedad de la crisis pueden ignorar o descuidar esta perspectiva. Pero afrontarlo significa protestar contra la “narración dominante”. La cual no puede ser contrastada con la “vieja política”. Solo una narración distinta, empezando por un uso diferente de las imágenes en movimento, que alcance amplias masas populares, puede constituir una alternativa con una fuerza igual.

Este es el único terreno posible para la defensa y el contra-ataque. Se podría decir, parafrasando antiguas terminologías: ninguna capacidad de comunicar, ninguna posibilidad de defensa. No es suficiente contar con una buena descripción del problema, del conflicto. Incluso la mejor idea, análisis, propuesta, si no podrá ser transmitida, será inutil, un monumento a la impotencia. Al máximo patrimonio de un puñado de privilegiados que han entendido. Como quiera que sea, inofensiva, aunque fuera relativamente grande. El Ministerio de la Verdad y el del Amor podrían incluso dejarla en vida, tanto tendrían la certeza de que no cuenta.
El proyecto de una televisión independiente, Pandora, tiene este significado. No hay huella, por el momento, de otros proyectos quizás mejores. El que levanta los hombros y mira para otro lado, se encontrará delante, donde quiera que mire, como sucede hoy, las pantallas que cuentan el estrago de Gaza como un evento justo. Y no podrá hacer nada más que tirarse el pelo.
Añado: meritoriamente.

 

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