15 DE JULIO DE 2016
PANORAMA INTERNACIONAL
La matanza de Niza se inscribe en un cuadro más amplio de dificultad de las grandes potencias y sus socios regionales para enfrentar amenazas complejas y coordinar intereses estratégicos. No todo es lo que parece.
El desafío terrorista de esta etapa se estructura alrededor de un elemento básico: no es lo central donde golpea, sino el punto en el cual se origina la amenaza. Como no se trata de un ejército sino de una sombra vidriosa, no es posible repelerlo con escudos de defensa o calcular sus movimientos y los de sus comandos. Nada de eso. El tema único es actuar sobre la razón que hace posible este desmadre y alterarla.
En los blancos del terrorismo, la recolección de inteligencia es clave, sin dudas. Y la eficacia del sistema de seguridad interno. Pero en la Unión Europea hay menos colaboración que competencia entre las fuerzas de defensa, de espionaje y policíacas de cada país. Se cometen errores. Poco después del ataque en Niza llovieron reproches al gobierno de François Hollande por los descuidos que desnudó el ataque.
En medio de la conmoción, no se entendía cómo la zona de la celebración popular en Niza no estuvo especialmente protegida. Por qué no se impidió que un inmenso camión irrumpiera sin sorprender; sin que se lo hubiera detenido antes, en alguna barrera. El gobierno había decidido levantar el estado de emergencia que regía desde los atentados de noviembre que dejaron 130 muertos en París. Y después que la Eurocopa marchó sin contratiempos. Ese relajamiento era visible con una vigilancia escasa y rutinaria en los accesos por ejemplo de la Opera de la Bastilla en la capital francesa. O en el metro, o en las tiendas.
Es también fallida la noción que se repite respecto a que la banda terrorista ISIS estructuró este atentado para aprovechar el día nacional de Francia y en una zona atestada de turistas emboscados en plena celebración. Lo cierto, y más apabullante, es que pudo ser en Niza o en otro lado, en esa fecha o antes o después. No existe una coherencia en este tipo de ataques. El autor obedeció un llamado del califato que proponía usar camiones o autos o lo que sea para atacar en Occidente. Lo hizo detrás de la narrativa sobre un apocalipsis inminente y el caos que debe anticiparlo, que es el mensaje de la secta wahabita que domina la banda yihadista. Estos terroristas, como el de Niza, no son regulares pero sí suelen ser lúmpenes con pasado carcelario, un perfil que se repite.
El golpe de enero de 2015 en la redacción de la revista Charlie Hebdo es paradigmático de ese comportamiento. Lo hicieron dos hermanos con historia de tráfico callejero de drogas y robos. Compraron las armas en Bruselas por 5 mil euros y se lanzaron con tal mínima preparación que equivocaron inicialmente el edificio, el piso y el cuarto de la redacción. Tenían un cómplice que decía pertenecer a Al Qaeda, pero los hermanos revindicaban al ISIS. Y las dos organizaciones terroristas disputaban de modo oportunista la autoría.
Después de los brutales atentados de noviembre en París, el presidente François Hollande anunció un giro en sus políticas: se aliaría con el Kremlin y juntos cargarían contra el ISIS hasta desaparecerlo. Pero cuando el mandatario francés se reunió, a los pocos días, con Barack Obama en la Casa Blanca, este discurso se disolvió. En esos gestos aparece la otra punta de este ovillo.
Desde ya el Kremlin no lo hacia movido por una punción humanitaria. Un avance de ese tipo fortalecería al régimen de Damasco y especialmente a Irán, aliados de Moscú. En la vereda que combate a Bashar Al Assad, el hombre fuerte sirio, hay una confusión de jugadores. Está el Free Syrian Army, un conglomerado que ha venido sosteniendo Washington, de dudosa eficacia. Pero que actúa bajo un enorme paraguas de fuerzas, en su mayoría yihadistas, como Al Nusra y Ahram al-Sham, que no tienen propósitos precisamente democráticos y republicanos para el país árabe. Todos, claro, rivalizan hasta cierto niveles de competencia con el ISIS. Esas organizaciones se apoyan unas a otras bajo el paraguas de una confederación llamada Ejército de la Conquista que tiene fuerte aval de la corona saudita y de Qatar, aliados históricos de Occidente.
The Washington Post recientemente remarcó que uno de los mayores oponentes a la iniciativa rusa, es el jefe del Pentágono Ash Carter. El canciller John Kerry, en estas horas en Moscú, difiere de ese criterio cerrado y aceptaría la sociedad militar quizá debido al enorme desgaste que esta presentado la coyuntura. De ahí los pactos de febrero con Moscú que permitieron un avance pragmático que está reduciendo el poder territorial del califato del ISIS.
Ese proceso tiene, sin embargo, escollos muy oscuros. En EE.UU. y varios de sus aliados europeos, hay una fuerte corriente hacia una geopolítica que restaure la antigua sociedad con Arabia Saudita, la fortaleza actual del extremismo wahabita, y ponga límites al Irán shiita. Esa sería la razón por la cual el más impactante deshielo de esta etapa, el acuerdo nuclear entre Occidente y la teocracia iraní, cumple un año este mes de julio anclado en un limbo.
Ese suceso que energizaba a la dirección moderada en Teherán, con la posibilidad de una asociación de mayor alcance estratégico, aparece secundarizado en papers que afirman que el Golfo Pérsico debería ser considerado “una región de interés vital para la seguridad”, norteamericana. Es decir, ninguna détente con la teocracia persa. Tampoco, en igual criterio, se podría aceptar un giro en la guerra siria que fortalezca a Teherán. Ese caldo de intereses contrapuestos fortalece al ISIS y es lo que mantiene su peligrosa supervivencia con las consecuencias que estamos viendo. Es un ajedrez en el cual ya casi no quedan piezas.
Pero la situación es altamente dinámica. La insurreción golpista en Turquía mostró en estas horas el nivel de inestabilidad que experimenta la región. Ese país, miembro de la Otan, también ha hecho del ISIS un jugador para su tablero. Es importante observar las consecuencias de ese suceso. La historia muchas veces desborda a sus propios protagonistas.
Fuente:
http://www.clarin.com/mundo/Golpes-conmueven-gran-table-euroasiatico_0_1613838827.html