LOS LEGISLADORES ITALIANOS, LOS MEJOR PAGOS DE LA UE
Miércoles 04 de enero de 2012
Una comisión desnudó los privilegios de la clase política local
Por Mario Sensini  | Corriere Della Sera
ROMA.- Más de 16.000 euros mensuales en el bolsillo recibe un legislador italiano. Contra los 13.500 que cobra un diputado francés, los 12.600 de uno alemán, los poco más de 10.000 euros que gana un representante de la Cámara holandesa, los 9200 de un diputado belga y los 8650 de un austríaco, por no hablar de los "míseros" 4630 euros que constituyen la dieta de un diputado español.

Estos datos que ponen al desnudo los privilegios de la clase política italiana acaban de ser publicados por una comisión investigadora: los funcionarios electos le cuestan a Italia entre el 20% y el 400% más que a sus pares europeos.
Son datos que hablan por sí solos, pero que podrían no servir para nada. En pocas palabras, los diputados y senadores italianos se llevan al bolsillo un 60% más que el promedio europeo. Pero ese promedio sigue siendo un cálculo "a ojo", y sobre esa base será muy difícil, por no decir imposible, rebanar los costos de la política italiana.
Una norma solicitada por Giulio Tremonti y esperada por el presidente de la Cámara baja y del Senado propuso igualar las dietas de los legisladores según los parámetros de la media europea. Parece en principio muy sencillo, pero en realidad podría resultar inaplicable.
La comisión que elaboró el informe se está volviendo literalmente loca para extraer alguna conclusión sensata. No es sólo por el cortísimo tiempo que tuvo de trabajo. A la comisión le llevó semanas lograr definir lo que debe considerarse dentro del "tratamiento económico omnicomprensivo" que fijaba la norma impulsada por Tremonti.
Hicieron falta otras tantas semanas de trabajo, enfrentamientos y discusiones para ponerse de acuerdo, a su vez, sobre la definición del "costo" relativo al tratamiento económico omnicomprensivo que la ley prescribe que debe calcularse para los legisladores.
Después surgió el problema de la individualización de los organismos extranjeros "homólogos" a los organismos italianos, ya que en muchos casos no existen en ningún otro país. Luego estuvo la definición del concepto de retribución. Y finalmente la recolección de los datos, que muchas veces no eran oficiales y que empezaron a llegar sólo a partir del 13 de diciembre pasado.
La comisión hizo público su informe antes del 31 de diciembre, pero las conclusiones son desesperanzadoras: "La comisión considera provisorios los datos de este informe, y la calidad de éstos es insuficiente para ser considerados para los fines previstos por la ley".
Camino equivocado
Si alguno piensa que por este camino se les puede rebanar la dieta a los legisladores, dice en definitiva la comisión, está equivocado.
"De hecho, se le ha pedido a esta comisión que conduzca en pocos meses un estudio de la estructura institucional y organizativa de siete países, incluida Italia, con un grado de detalle jamás analizado y con el fin de utilizar legalmente los resultados, con la exigencia de recolectar información de absoluta confiabilidad, irrefutables y plenamente comparables", señala el informe.
Consideradas esas exigencias, no debe sorprender la conclusión del informe. "A pesar del profundo empeño, la comisión no está en condiciones de efectuar el cálculo de ninguno de los promedios de referencia con la precisión que exige la normativa".
Así, a la espera de ese mítico "promedio", los italianos deben contentarse con un par de tablas referidas a los sueldos y jubilaciones de los legisladores italianos y europeos. El informe no servirá para recortar la dieta de los parlamentarios, pero ofrece un par de confirmaciones, verificadas científicamente, y del todo previsibles.
Sobre una base homogénea, vale decir, sin contar los gastos en colaboradores y por lo tanto considerando sólo el dinero efectivo, los parlamentarios italianos son los mejor pagados de Europa.
Si se incluye en esa cuenta la contribución que reciben para sus ayudantes y voceros, los italianos son superados sólo por los franceses, pero con una diferencia fundamental: en Italia, la contribución para gastos en colaboradores (3690 euros para los diputados, 4180 para los senadores) es erogada formalmente a los grupos políticos a los que pertenecen y después ese dinero es girado a sus titulares. En Francia es mucho más sencillo: el Parlamento tiene abierta una línea de crédito para el pago a colaboradores, dinero que si no es utilizado debe ser restituido.
También sobre el estatus previsional de los parlamentarios italianos existían algunas sospechas, que el informe se ocupa de confirmar. Con un mandato de cinco años, los diputados se alzaban con un vitalicio de 2486 euros al mes, mientras que en Francia es de 780 euros, tres veces menos, que además debe alcanzarse con un aporte previsional más alto: 10% de la dieta, contra el 8,6% que les retienen a los parlamentarios italianos.