jorge figueredoAunque fue víctima de atentado dice que en los jóvenes unidos está el cambio

Por Jorge Figueredo, Asunción, Paraguay- 21 de Noviembre de 2019

Nelson Maciel es un joven de 17 años, presidente del Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de la localidad de Mayor Otaño, que en los últimos meses lideró varias movilizaciones ciudadanas contra la corrupción, exigiendo mayor transparencia y rendición de cuentas al actual Intendente Pedro Chávez.

Han participado de las movilizaciones , además de los estudiantes, parte de la ciudadanía que ha ejercido su derecho constitucional a manifestarse y la de peticionar a las autoridades competentes: Contraloría General de la República y la Cámara de Diputados, la intervención de la actual administración municipal debido a existir indicios de graves irregularidades en cuanto al manejo de los recursos del FONACIDE (Creado por Ley 4758/12 Fondo Nacional de Inversión Pública y desarrollo) , así como los diversos recursos administrados por la comuna de Otaño .

Debido a su coraje y sed de justicia en denunciar la mala administración del patrimonio de la Municipalidad, que son recursos que pertenecen a todos, ya que el pueblo sostiene la institución con el pago de sus impuestos, ha recibido varias amenazas de muerte así como querellas promovidas en su contra de parte de las autoridades políticas, todas pertenecientes al Movimiento Honor Colorado, liderado por Horacio Cartes, del Partido Colorado.

Por Jean Georges Almendras y Giorgio Bongiovanni-25 de noviembre de 2019

Inédito por donde se lo mire fue el final de la etapa de balotaje del pasado domingo 24 de noviembre en Montevideo, capital del Uruguay. La pulseada entre el ingeniero Daniel Martínez (candidato de la fuerza política Frente Amplio, línea progresista, coalición de izquierda) y el abogado Luis Lacalle Pou (candidato del Partido Nacional –blanco- línea de derecha) terminó cabeza a cabeza, es decir con un empate técnico. Así de literal. Al momento de redactarse estas líneas, el informe de la Corte Electoral consigna que a la hora una de la mañana 46 minutos del lunes 25 de noviembre Luis Lacalle Pou alcanzó el 48.71 % de los votantes, mientras que Daniel Martínez alcanzó 47.51%. Se señaló además que el líder blanco está por encima del frenteamplista con 28.666 votantes y que para tener un resultado definitivo restan escrutar en el correr de esta semana los votos observados, que son exactamente 35.229. Se estima desde fuentes de la Corte Electoral que este escrutinio habrá de concluir entre los días jueves 28 y viernes 29 de este mes. Luego se sabrá definitivamente quien asumirá la presidencia de la República.

La noticia es así de escueta. Se puede interpretar como una noticia que habla exclusivamente de datos numéricos. Y nos podríamos quedar así: en la dulce espera de los resultados.

Pero en contrario, este panorama nos lleva a reflexionar en profundidad sobre esta insólita situación, porque este “cabeza a cabeza” entre el frenteamplista Martínez (oficialista) y el blanco Lacalle (oposición) visibiliza algo realmente aterrador. Visibiliza que el país está literalmente dividido.

Una división que es el resultado de un deterioro: el deterioro de una parte de la población que ha dado la espalda a la memoria y el deterioro de una izquierda que ha seguido en esa línea (en la línea de la cultura de la impunidad) porque muy poco ha hecho en materia de preservar esa memoria, y en materia de llevar a la Justicia a los responsables de violaciones de DDHH en dictadura y en post dictadura.

Una división que nos hace pensar que en realidad el pueblo uruguayo es conservador, egoísta e individualista y que adolece de amnesia. Una división que nos hace pensar que la dirigencia frenteamplista, en sus 15 años de gestión (que no es poca cosa) descuidó o se olvidó de cultivar (y apoyar, y preservar) la militancia en sus bases generando de esa forma un anquilosamiento en la dinámica combativa que es vital en las luchas por las causas sociales y por los derechos humanos.

Una división que visibiliza que en los quince años de frenteamplismo se han ignorado ciertas realidades desde las cúpulas y debemos señalar como responsables a Tabaré Vázquez y a José Mujica cuyos discursos fueron, si se quiere, demagógicos y carentes de los compromisos que se prometieron en los tiempos de campañas electorales.

Una división que nos hace pensar que en realidad desde la propia izquierda (aún con algunos buenos aciertos en su administración) se “trabajó” y se “cultivó” un esquema de gobierno, de medidas y de vínculos que con posterioridad favorecieron a la oposición. La oposición conformada por los partidos tradicionales -blanco y colorado- por grupos de centro derecha (de ideas y de parámetros por demás opuestos a los sectores populares y a las necesidades de quienes están vulnerables en una sociedad capitalista y consumista) .

Una división que visibilizó a una oposición militar y pro militar que en los últimos años reafirmó la “omertá” a la hora de decir a la Justicia y al pueblo el lugar donde están enterrados los detenidos desaparecidos, creando inclusive un “Comando Barneix” (clandestino y que nunca fue investigado) que formuló amenazas de muerte a integrantes de organismos de DDHH, y creando un partido político de neto corte fascista y militar (Cabildo Abierto) liderado por un ex comandante del Ejército –Guido Manini Ríos- que en su momento fue hombre de confianza del presidente Tabaré Vázquez, con quien mantuvo un vínculo que resultó sinuoso y poco transparente en razón de una controversia que salió a la luz pública en el marco de las actuaciones de un Tribunal de Honor Militar. Un Tribunal de generales que tomó declaraciones al militar José Nino Gavazzo -procesado por delitos de violación de DDHH- quien admitió que en los años setenta arrojó a las aguas del río Negro el cadáver de un detenido que estaba prisionero en una unidad militar.

Una división que me hace pensar que todo lo hecho por la dirigencia oficialista en los tres períodos de gobierno fue poco y nada frente a lo que se esperaba de ella, especialmente después de un tenebroso período de dictadura y de gobiernos democráticos liderados por figuras como Julio María Sanguinetti (colorado y referente de la derecha que mucho tuvo que ver con la dictadura y con la cultura de la impunidad en materia de DDHH, hasta nuestros días, no obstante que él personalmente trabaja con una prolija (y cínica) dialéctica para demostrarse como un defensor de la democracia y de los principios republicanos), como Luis Alberto Lacalle (blanco, referente de una derecha pacata y represora, y de porte conservador, que también formó parte de los continuismos de la dictadura), y como Jorge Batlle (colorado e igualmente referente de las ideologías serviles a un fascismo encubierto).

Una división que visibiliza que la dirigencia de “izquierda”, además de no haber respondido con hidalguía ni dignidad partidaria a sus votantes que la eligieron a mediados del año 2000 (optando literalmente por la comodidad de sentarse en el poder, indiferentes -traicionando- a quienes ofrendaron sus vidas en los años de dictadura) se esmeró por desarrollarse en algunos casos como una fuerza política empeñada en aplicar las mismas prácticas de corrupción y de mala administración de los partidos tradicionales de otras épocas, olvidándose aplicar las ideas artiguistas bosquejadas en el programa del Frente Amplio o en aplicar políticas tendientes (exclusivamente) a fortalecer la justicia y la erradicación de la cultura de la impunidad. Una cultura de la impunidad apoyada en vaya uno a saber qué espurios pactos con la casta militar (a espaldas del pueblo) al extremo de que curiosamente en las gestiones de Vázquez y Mujica (aún con el procesamiento con prisión –en su mayoría prisiones domiciliarias- de Juan María Bordaberry, el Gral dictador Gregorio Álvarez y de casi una veintena de militares y policías por violaciones de DDHH) el entonces Comandante del Ejército y hoy líder de Cabildo Abierto Gral (R) Guido Manini Ríos se catapultó a la escena política con consecuencias demoledoras.

Incoherentemente, el pueblo uruguayo vive hoy las instancias de la división (que va más allá de la diferencia partidaria y de la mal llamada convivencia democrática) porque quedó claro que un 50 por ciento de la ciudadanía habilitada al voto puso proa al fascismo, puso proa al pasado, puso proa a quienes representan a los dictadores que hoy reaparecen en el escenario político como actores democráticos de una falsa democracia; puso proa a los fantasmas de los represores, de los torturadores, de los violadores, de los que desaparecieron a hombres, mujeres y niños.

Si efectivamente en los próximos días se oficializa la ascensión a la presidencia de Luis Lacalle Pou, la cultura de la impunidad (que ya estaba instalada, groseramente y traidoramente, durante los tres gobiernos de izquierda bajo la responsabilidad de personajes como Tabaré Vázquez, José Mujica, Eleuterio Fernández Huidobro, como emblemas de la traición que enlodó a la fuerza política de los años de su creación y a los jóvenes que perdieron sus vidas en la resistencia a los militares) se instalará institucionalmente, en la vida “democrática” uruguaya.

Si efectivamente en los próximos días se proclama como presidente a Luis Lacalle Pou, nosotros , redactores de Antimafia Dos Mil observaremos con pavor, cómo también se materializa la traición del Partido Nacional para con sus mártires de la dictadura, como por ejemplo el Presidente de la Cámara de Diputados del Uruguay, Héctor Gutierrez Ruiz (entre otros) secuestrado, torturado y asesinado a balazos en Buenos Aires -junto al Zelmar Michelini y dos jóvenes tupamaros- en el año 1976 por un grupo de tareas de la dictadura argentina integrado en su mayoría por militares uruguayos, que fueron amparados por la cultura de la impunidad en el Uruguay.

Si efectivamente en los próximos días se proclama como presidente a Luis Lacalle Pou será la evidencia más innegable de que la amnesia histórica, dentro mismo del Partido Nacional, llegó a su mayor punto de expresión al aceptarse en su seno una coalición con la casta militar (es decir con el Gral. Guido Manini Ríos, de Cabildo Abierto), siendo que la casta militar fue declarada enemiga del Partido Nacional en la noche del 27 de junio de 1973 por el senador blanco Wilson Ferreira Aldunate (emblemática figura de los políticos blancos de esos días) en una de sus más memorables intervenciones antes de que los militares coparan el edificio parlamentario el momento del golpe de Estado.

Si efectivamente en los próximos días Luis Lacalle Pou resulta ser presidente será un hecho que la seguridad ciudadana será un tema prioritario de su agenda de gobierno y que seguramente por esa razón la militarización de las calles del Uruguay, aún sin haber sido aprobada una reforma constitucional (bajo la campaña “Vivir Sin Miedo”) en un plebiscito el pasado 27 de octubre, seguramente será efectivizada a través de un artilugio legal circunstancial.

El pueblo uruguayo está dividido. Una división bochornosa. Que visibiliza -dentro y fuera del país- que la izquierda no hizo un muy buen papel en sus quince años de gestión y que al quedarse en el camino en el cumplimiento de sus bases programáticas (por culpa de sus líderes, obviamente) sutilmente abrió las puertas del fascismo en el Uruguay. Abrió las puertas de una oposición de extrema derecha. Y lo que es peor: abrió las puertas de los cuarteles de la casta militar, pero no para exigirles y ordenarles que revelen los enterramientos de nuestros casi 200 desaparecidos, sino para darles cabida en el sistema político. ¿Esta será la traición que cargará para siempre la dirigencia frenteamplista? ¿Lo reconocerán algún día, que fue así verdaderamente?

El pueblo uruguayo, que votó a Luis Lacalle Pou, bajo la premisa equívoca de la convivencia republicana, no tuvo discernimiento y no razonó que votar a ese personaje (que representa a la flor y nata de la derecha uruguaya) fue habilitarlo a vincularse con el Partido Colorado y grupos extremos, con la casta militar uruguaya, con el más recalcitrante fascismo, con la militarismo, con la represión, con la criminalización de las protestas sociales, con el avasallamiento de los derechos humanos, con la impunidad de quienes fueron esbirros de los dictadores del ayer y del Plan Cóndor, con las patronales que no contemplan las luchas de los trabajadores y de los sectores más vulnerables de la sociedad.

Con el eventual triunfo de Luis Lacalle Pou el pueblo uruguayo está a las puertas del caos, porque la derechización que se avecina hará estragos, sembrará dolor, represión y muerte. Ese poco más del cincuenta por ciento de este pueblo dividido, fue egoísta y cobarde al votar a Luis Lacalle Pou, porque le dio la espalda a los 200 mártires cuyas fotos se exhiben hace ya más de 20 años por la principal avenida de Montevideo, en la Marcha del Silencio, esa columna humana de familiares de detenidos desaparecidos y de ciudadanos que los apoyan, y que de ahora en más (si realmente quiere hacerse sentir) deberá romper su silencio para gritar justicia. La justicia que les negó la izquierda y la justicia que ahora hará trizas la derecha blanca-colorada y militarista, de un país que será pisoteado por el autoritarismo no sin antes ser abrazado por la cultura de la impunidad, porque la falta de voluntad de política para hallar restos de desaparecidos seguramente se transformará en Ley irrefutable. Y así, la traición del pueblo que no preservó la memoria e ignoró a sus muertos, será mayúscula.

Como redactores de Antimafia Dos Mil nos duele toda esta situación. Nos desemboca en la ira. En la desilusión, por ver con nuestros propios ojos, cómo el sacrificio militante de muchos y muchas uruguayas ha sido abofeteado por sus propios compatriotas. Abofeteado por un egoísmo ciudadano, que es el signo de la desunión más descarada, que nos obliga a pensar que este pueblo verdaderamente ( y sinceramente) no se merece esos sacrificios militantes que costaron vidas y sufrimientos indescriptibles. Y en ese marco, por ahora, solo nos comprometeremos con las luchas latinoamericanas, que también son nuestras. Porque fuera de fronteras los pueblos de países como Chile, Bolivia, Colombia, Brasil, Honduras, entre otros están luchando en las calles, por su libertad y contra los militarismos y los imperialismos, pero no están dando su voto a los opresores, a los represores y a los militares.

Inédito por donde se lo mire, el balotaje de este 2019 determinó un resultado “cabeza a cabeza” y esta circunstancia electoral nos hizo ver que la mitad de este pueblo optó por darle el voto al fascismo y al militarismo, sin considerar que eso es traicionar a quienes bajo formas diferentes no solo se enfrentaron a la dictadura y a los autoritarismos y abusos de tiempos de democracia, sino además a quienes en los tres períodos de la “izquierda uruguaya” denunciaron corrupciones en el gobierno, complicidades y pactos con los militares en los días del MLN, represiones a estudiantes y a jóvenes de barrios pobres y de asentamientos, criminalizaciones de protestas sociales, actuaciones de autoridades de gobierno destinadas a obstaculizar las investigaciones de casos de DDHH (recuérdese el traslado de la jueza Mota, la férrea defensa que hizo de los militares el ex tupamaro Huidobro como Ministro de Defensa atreviéndose además a ofender a las organizaciones defensoras de DDHH), los poco éticos comentarios de José Mujica aludiendo a los grupos ambientalistas , las inmorales y delictuales concesiones a las multinacionales para emprendimientos como las mineras a cielo abierto y UPM sin respetar soberanías , las operaciones del narcotráfico en el territorio nacional con la presencia de narcos de mafias mexicanas e italianas (Rocco Morabito, de la `Ndrangheta) y los escasísimos hallazgos de restos humanos de detenido desaparecidos (cinco en total, más el caso del militante cuyo cuerpo se arrojó a las aguas del rìo Negro) enterrados en predios militares.

Dar el voto al fascismo encubierto de una esplendorosa democracia, es imperdonable y fue muy de cobardes y muy de traidores. Nos da mucha tristeza y mucha rabia, especialmente porque detrás de esos votos traidores hay vidas segadas por la dictadura, que fueron olvidadas, que fueron pisoteadas y que fueron apartadas de la memoria ciudadana, por un pueblo que se dice democrático y que se cree civilizado, pero que en los hechos no lo es.

Imperdonable.

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*Foto de Portada: www.lagaceta.com.ar 

jorge figueredoFue capturada en Estados Unidos junto a su esposo, por supuesto lavado de dinero

Por Jorge Figueredo desde Asunción, Paraguay-22 de Noviembre de 2019

La detenida Tarragó, desde el año 2017 formó parte del Movimiento "Honor Colorado" del Partido Colorado, liderado por el ex presidente de la República Horacio Cartes .

Conforme a la agencia EFE "Las fuerzas de seguridad estadounidenses detuvieron este viernes a la ex diputada y periodista Cynthia Elizabeth Tarragó Díaz junto a su marido Raymon Va, acusados de blanquear un dinero que les fue ofrecido por dos agentes encubiertos del FBI, presentados como narcotraficantes”.

jorge figueredoPor Jorge Figueredo, desde Asunción del Paraguay-20 de Noviembre de 2019

La decisión de la justicia brasileña de dictar una orden de captura internacional, incluso de comunicar a la Interpol dicha resolución, con código rojo contra el ex presidente y empresario paraguayo Horacio Cartes (HC) y actual senador vitalicio- a pesar de las variadas investigaciones entabladas contra él desde los Estados Unidos, y Brasil por estar vinculado supuestamente al contrabando de cigarrillos, al lavado de dinero proveniente del narcotráfico y otras actividades ilícitas- sorprendió a los diferentes medios de comunicación y a la ciudadanía del país.

Es muy llamativa que esta movida de la justicia brasileña se de dentro de un contexto político-económico nacional y regional de confrontación entre poderosos grupos económicos, así como de una crisis social y política en varios países como Chile, Ecuador, Bolivia, Argentina, Uruguay , Paraguay , donde se está poniendo en entredicho a la supuesta democracia vigente en ellos , revelándose que en realidad vivimos dentro de una falsa democracia, de una dictadura mafiosa con ropaje de ritual democrático, donde se vota pero no se elige.

Nadie duda de las relaciones de Horacio Cartes con Darío Messer. Ya desde la década de los 80 y principios de los 90 existen indicios de su vinculación con diversas actividades ilícitas, ya durante la dictadura de Stroessner como por ejemplo la evasión de divisas, y posterior al 89 , delitos que van desde el contrabando de cigarrillos, el lavado de dinero, y hasta el narcotráfico.

La justicia brasileña con sus investigaciones revelo que existiría una especie de Sociedad Oculta entre Dario Messer y Horacio Cartes. Ambos se consideraban " amigos del alma" ; se han hecho favores mutuos, donde lo que prevalecía siempre es la circulación y transferencias de millones de dólares a las cuentas abiertas en los bancos paraguayos, propiedad de Cartes, de mucho dinero y de dudoso origen, proveniente del Brasil . A pesar de resultar evidente para varios investigadores de la prensa, políticos, y analistas la fluida relación que siempre mantuvieron Cartes y Messer, el ex presidente paraguayo siempre buscó ocultar sus relaciones comerciales con Messer y sus vínculos con mafiosos como Fadh Jamil, considerado una de las cabezas de la mafia en la Triple frontera en su momento, con quien realizó varios negocios desde el año 1993. Hay que recordar también que uno de los hijos de FadhYamil fue sospechoso de ser uno de los autores intelectuales del asesinato del periodista Santiago Leguizamón en 1991, hecho que ha quedado impune.

La historia de Horacio Cartes es una muestra de la debilidad institucional, la corrupción y la impunidad reinante en el Paraguay. A pesar de contar con un prontuario enorme, con varios antecedentes de delitos, con indicios de estar vinculado al lavado de dinero, al contrabando, al narcotráfico, ya después de la caída de Stroessner, jamás fue investigado, procesado y mucho menos condenado por la justicia paraguaya .

No debemos olvidar que Cartes fue fundador del Movimiento político " Honor Colorado", del Partido Colorado, y que formaba parte del mismo el ex intendente de Ypejhu, Vilmar " Neneco" Acosta (líder de una banda de narcotraficantes del departamento de Canindeyú y condenado como autor intelectual del asesinato del periodista Pablo Medina) el ex gobernador del departamento de Canindeyú, Alfonso Noria y la diputada Cristina Villalba, amigos de Vilmar Acosta, y que son sospechosos también de estar vinculados con la muerte del comunicador.

El Director del Diario 5 días, Dr. Benjamín Fernández Bogado, en un programa televisivo manifestó: “el hecho que el Brasil haya decretado la captura internacional de Cartes, transmite un mensaje al Paraguay, que tenemos escasa soberanía sobre nuestros asuntos, que es un país en joda, que los paraguayos somos incapaces de procesar y mucho menos condenar a los poderosos, por la debilidad de nuestras instituciones. Vivimos en una cultura de la impunidad. Aquí no existe el Estado ni la república. Debemos animarnos a cumplir las normas, trabajemos para ser un país serio y no informal".

El Dr. Hugo Estigarribia, abogado constitucionalista, ante la consulta de si es el fin de Horacio Cartes, expresó: "Es difícil predecir lo que va a acontecer, ya que el Paraguay es el cementerio de las teorías . Sí, podemos sostener, que lo ocurrido es un golpe fuerte al Paraguay, como fue un golpe fuerte cuando eligieron a Cartes, siendo investigado en varios países por hechos ilícitos. Fin de que los bandidos se alejen de la política, fin de la financiación política ilegal. Lo ocurrido también nos demuestra que el Paraguay es una democracia tutelada, por Brasil y por Estados Unidos”.

El eventual procesamiento de Cartes por la Justicia Brasileña, tendría varias facetas y efectos : uno de ellos es el efecto político, ya que seguramente dentro del Congreso Nacional se debatirá si Horacio Cartes, como Senador Vitalicio tiene fueros o no ; y en caso que tenga fueros, se deberá votar para la aceptación o rechazo de su desafuero y hay que ver las acciones que emprenderán los cartistas en relación al gobierno de Mario Abdo, pues hasta ahora habían evitado su juicio político, a cambio de una mayor injerencia en el gobierno. Sin embargo ahora podrían cambiar de postura y preparar un golpe político contra el presidente; otro efecto sería a nivel jurídico: desde el punto de vista legal las autoridades judiciales paraguayas analizarán si la orden emanada del Brasil cumple con los presupuestos de la legislación penal y procesal penal paraguaya para una eventual extradición de Cartes ; otro efecto es a nivel económico , pues tradicionalmente el Brasil en su relacionamiento con el Paraguay, ante una negativa por ejemplo de extraditar a un delincuente (en este caso si ocurriera que el Paraguay denegase la extradición de Cartes) el Brasil podría aplicar represalias económicas contra el Paraguay, que en esta ya difícil coyuntura económica lo puede llevar a una grave recesión; y por último, los efectos diplomáticos : no hay que olvidar que en pocos años más culmina la vigencia del Tratado de Itaipú, y ambos países deberán volver a renegociar cómo se dará la administración de la energía eléctrica, por lo tanto, el Brasil podría exigir al Gobierno de Mario Abdo Benítez que no cambie sustancialmente el contenido del Tratado que históricamente ha favorecido al Brasil.

Independientemente de todo lo señalado, las instituciones del Estado paraguayo se encuentran en una de las encrucijadas más decisivas de su historia. Depende de la decisión que tomen o la responsabilidad que asuman en relación al caso Cartes, para fortalecer y apuntar a la construcción de un verdadero Estado Social de Derecho como garantiza la carta magna del país. O de lo contrario, permitirán que la cultura de la impunidad, de la ilegalidad, y la narco-política sigan condicionando al Estado, y sigamos siendo conocidos como un país Estado-mafia.

Finalmente el pueblo paraguayo también tiene una disyuntiva: continuar pasivo , aceptando temeroso lo que decidan entre cuatro paredes sus mandatarios, y autoridades judiciales en relación a la causa penal que involucra a Cartes en el Brasil o asumir un protagonismo militante y civil, que promueva una revolución de los valores, una revolución cultural , que lleve a la expulsión de la mafia y del crimen organizado que se ha insertado dentro del Estado y la cultura política del Paraguay. Urge desterrarlos definitivamente y empezar a construir una cultura de la legalidad, donde prevalecerá la justicia social, la auténtica democracia y el Estado de Derecho.

*Foto de Portada: www.airedesantafe.com.ar 

georges almendras100x116Hasta el momento, y pese al código rojo de Interpol, Cartes no ha sido detenido

Por Jean Georges Almendras-19 de noviembre de 2019

Turbulencias de tono tenor se vienen viviendo Paraguay. La vida política está viviendo, una vez más, un sacudón, en cierto sentido anunciado, si tomamos en cuenta que Horacio Cartes, durante su gestión de gobierno y después generó siempre polémica y despertó inquietudes, pero sobre todo sospechas de que detrás del hombre militante del Partido Colorado había un empresario mordaz y recurrente en ambiciones y emprendimientos. Ambiciones y emprendimientos que en algunos casos, según “se decía por ahí” (y hasta por algunas denuncias que se dejaron sentir) podrían estar rayando con el delito, de ahí que en las calles del Paraguay, de Asunción especialmente, el “Horacio Cartes delincuente” era un dicho que se oía casi a diario. Alguien diría además que “era un secreto a voces” de que el ex presidente estaba metido en matufias extrañas y muy remuneradoras.

Entonces, todo este notición de que la Justicia brasileña ha puesto sobre su mira al ex gobernante Horacio Cartes, ha hecho que en todos los ámbitos se comenzaran a vivir los efectos de una situación especialmente embarazosa para el mismo Cartes , para su partido político, para el sistema político y para el gobernante de hoy Mario Abdo Benitez

georges almendras100x116Por Jean Georges Almendras-19 de noviembre de 2019

Bajo firme sospecha de haber cometido acciones delictivas relacionadas con el caso Lava jato, la Justicia brasileña ha dado orden de captura internacional contra el ex presidente del Paraguay Horacio Cartes. Las informaciones de las agencias internacionales han saturado las redacciones de diarios, informativos de televisión y radios del Brasil y de la región, con esta relevante noticia que visibiliza categóricamente lo que en varias oportunidades desde nuestra redacción (e inclusive de parte del director de Antimafia Duemila Giorgio Bongiovanni, y nosotros mismos) hemos aludido respecto al comportamiento de Cartes, más cercano a la trasgresión de la Ley que a su cumplimiento. Y en esta oportunidad es la Justicia del Brasil la que está dando su posición. Que por cierto nos place, especialmente después de que Giorgio Bongiovanni, en ocasión de un debate reciente en Asunción del Paraguay (después de la representación de la obra ¿Democracia?, por el elenco de Our Voice) encara públicamente, y precisamente a Horacio Cartes, como un gobernante de dudoso comportamiento, en momentos de su gestión y como empresario. Cabe mencionar, como dato que no resulta menor, que en el imaginario popular, en todo el territorio paraguayo, se ha calificado siempre a Horacio Cartes, como un “delincuente” de alto vuelo.

Por Adriana Navarro-12 de noviembre de 2019

Luego del reciente acto electoral el domingo 27 de octubre, vienen las reflexiones, las interpretaciones, y las proyecciones acerca de qué podrá ocurrir de cara al próximo balotaje entre los dos candidatos más votados: Daniel Martínez, perteneciente a una fuerza, que se define de izquierda, y Luis Lacalle Pou, representante de una fuerza tradicionalmente de derecha.

La de este artículo, es sólo una interpretación más, pero que pretende aportar, con sinceridad, elementos que expliquen qué buscan los distintos grupos de electores, y cuáles son los escenarios que pueden intuirse en base al nuevo parlamento y al espectro político uruguayo.

Por Sebastián Artigas *de La izquierda Diario-11 de noviembre de 2019

En este 19 uruguayo, vale rescatar del olvido a todos aquellos anónimos del 69, que se atrevieron a luchar en las calles contra la opresión y la miseria, para continuar la pelea por alcanzar lo que ellos no pudieron.

En el 69 uruguayo, aquel del “arriba nervioso y el abajo que se mueve”, se planteó la discusión de la huelga general política para el derrocamiento revolucionario de un gobierno asesino. Hacía más de un año obreros y estudiantes luchaban, combatían contra el ajuste y la represión, en una de las mayores gestas de combate de las clases oprimidas en el Uruguay. Se dio la discusión entre los trabajadores, para derrocar a Pacheco, pero ganó la moderación de los que se fueron a construir un frente electoral impotente frente a los planes contra revolucionarios que preparaba la reacción.

Por Damián Recoba de La Izquierda Diario*-10 de noviembre de 2019

La revuelta social en Chile que marca el final del mito neoliberal, intentó ser utilizada por el Frente Amplio como factor de animación de su base electoral, poniendo en frente los males del neoliberalismo. Pero el Frente Amplio votó mal el 27 de octubre por las debilidades de su propio proyecto.

El vitoreo y los ánimos triunfales (por un partido que aún no se ha jugado) en la coalición opositora se enfrentan a la realidad de tener que armar un programa de gobierno entre variantes variopintas o “multicolores”. Los episodios de las fotos frustradas entre los ex candidatos son solamente una pintura de las inestabilidades planteadas en el acuerdo, así como también cierta pose de los candidatos que se paran como “barrera de contención” (Mieres y Talvi) a las intenciones de Cabildo Abierto.

georges almendras100x116Por Jean Georges Almendras-10 de noviembre de 2019

Evo Morales y Álvaro García Linera, renunciaron a la presidencia y vicepresidencia de la República Plurinacional de Bolivia luego de haber sido electos legítimamente el 22 de enero de 2006, hace 13 años. Este domingo 10 de noviembre abandonaron la casa presidencial a pedido de las Fuerzas Armadas del hermano país luego que Evo Morales anunciara el llamado a nuevas elecciones en función de la alta conflictividad reinante en Bolivia, que dejó un saldo de violencias sociales (que dejaron tres muertos y heridos), de confrontaciones virulentas entre bolivianos y por si fuera poco, de un motín de las fuerzas policiales a sus mandos naturales, en el marco de un duro reclamo que hizo la oposición para que Evo dejara el gobierno. Desatados todos estos conflictos sociales y desatados los apasionamientos partidarios fruto de las presiones ideológicas –de neto corte fascista y de una derecha al acecho- como resultado de unas elecciones nacionales que levantaron desde la oposición especialmente las sospechas de un fraude, progresivamente se fueron sucediendo una serie de hechos que desembocaron en un golpe de Estado cívico. Evo Morales, un histórico líder cocalero aymara debió de dejar su alta investidura y según sus propias palabras desde la región del Chapare “para que no sigan quemando casas, intimidando y amenazando a nuestras familias, por eso renunciamos”. En 13 años de gobierno ininterrumpido, Evo Morales y Álvaro Linera sembraron odios y amores, y en ese contexto las fisuras y las falencias de su administración, de hecho fueron capitalizadas por los sectores de la oposición, siendo sus principales exponentes el ex presidente Carlos Mesa (de centro derecha) de profesión periodista y Luis Fernando Camacho, de clara postura fascista.

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