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21pidenEn San Pablo, donde hubo una multitud sin precedentes, y en otras 400 ciudades se reclamó el fin del ciclo de poder del PT. No hubo incidentes con los militantes del gobierno.
Millones de brasileños salieron ayer a las calles a reclamar la renuncia de la presidenta ilma Rousseff y la prisión de Lula da Silva. Más de 400 ciudades en todo el país registraron marchas. Sólo en San Pablo se reunieron 1,4 millones de personas según calculos oficiales y dos millones, según los organizadores. También se registraron multitudes en Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte y muchas otras grandes ciudades del interior. Contra lo temido en la víspera, no se registraron incidentes con los seguidores de Rousseff y Lula y su Partido de los Trabajadores (PT).

San Pablo fue, como en oportunidades anteriores, el epicentro de la jornada de protesta. "La Policía Militar informa que, aproximadamente, 1,4 millones de personas estuvieron presentes en la hora pico durante la manifestación", enunció un comunicado de la Secretaría de Seguridad del estado más industrializado de Brasil. En Brasilia, los manifestantes coparon el emblemático centro institucional de la capital brasileña. A lo largo y ancho del país, varios millones de brasileños tomaron las calles para expresar su repudio al gobierno de Dilma Rousseff y a su padrino político, el cada vez más complicado Lula da Silva. La jornada fue sin dudas un duro revés para la presidenta, que enfrenta el momento más crítico de su mandato con varios pedidos de destitución en el Congreso, mientras Lula recibióla semana pasada un pedido de prisión preventiva en el caso de lavado de dinero en su contra.
Corrupción. La corrupción que salpica y complica cada vez más al gobierno de Rousseff y del PT es el motor de la indignación generalizada en Brasil. El acto en San Pablo no tendría precedentes en cuanto a la cantidad de gente reunida, 1,4 millones según las autoridades y dos millones según los manifestantes. San Pablo ha sido siempre el epicentro histórico de las manifestaciones populares. De lejos, la cifras oficial de ayer supera la asistencia a los históricos actos celebrados en 1984, cuando la dictadura militar (1964-1985) llegaba a su fin, en lo que se conoció como las "Directas Ya". Por primera vez desde que Rousseff asumió en enero de 2011, los partidos y políticos opositores participaron activamente de las protestas.
El principal opositor el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), estuvo representado en San Pablo por sus principales líderes: el senador Aécio Neves, candidato derrotado por Rousseff en el ballottage de octubre de 2014, pero por escaso margen, y el gobernador del Estado, Geraldo Alckmin. También comparecieron representantes del partido conservador Demócratas (DEM). Algunos legisladores utilizaron micrófonos cedidos el grupo Movimiento Brasil Libre para pronunciar discursos, lo que dividió al público entre quienes los aplaudieron y quienes los abuchearon.
En Río de Janeiro, donde las protestas comenzaron por la mañana, una verdadera marea humana teñida de verde y amarillo, los colores de la bandera de Brasil, se concentró en la avenida Atlántica, en la rambla de la playa de Copacabana, para pedir la salida del poder de la mandataria y su partido, así como la prisión de Lula. Hubo otra imponente manifestación en Brasilia, en el centro de la ciudad donde destacan los edificios más emblemáticos del poder político de Brasil. Las marchas alcanzaron incluso tradicionales bastiones del PT, como el estado de Bahía y Pernambuco, en el noreste, donde también tuvieron grandes convocatorias.
Juez modelo. Asimismo, el juez federal Sergio Moro, quien lidera la investigación de la operación "Lava Jato" sobre los masivos fraudes cometidos contra la estatal Petrobras y firmó la orden de arresto de Lula da Silva para interrogarlo, fue el héroe de la jornada, con numerosas menciones a su trabajo. "Somos todos Moro", "Moro, los nietos de Brasil te agradecerán" y "Moro y Policía Federal, líbrennos de la corrupción", entre muchas otras consignas, sintetizaron el sentir de los manifestantes, que se dicen "hartos de la corrupción".
Rousseff y Lula, en tanto, fueron objeto de duros calificativos y consignas. "Dil-Mafiosa y LuLadrón" se podía leer en carteles, junto al ya clásico muñeco inflable de Lula vestido de preso, al cual en esta ocasión se le sumó como "compañera de prisión" su sucesora y ahijada política, una Dilma con el antifaz de ladrón.
La referencia argentina. También abundaron las citas que alusivas al "fin del ciclo" tras más de 13 años del PT en el poder. El mal clima económico ha sin dudas exacerbado el malestar. Muchos manifestantes se quejaban por el derrumbe de la economía, que cayó 3,8 por ciento en 2015 y continuará su declive este año, conformando la peor recesión en un siglo. Las referencias al cambio de tendencia política en la región también se escucharon repetidamente. "Cayó Cristina, cambió el Congreso en Venezuela, perdió Evo, y ¿quién caerá ahora? Dilma", gritaba uno de los organizadores de la protesta en San Pablo desde el micrófono de un camión,
http://www.lacapital.com.ar/el-mundo/Millones-de-brasileos-coparon-las-calles-para-pedir-la-salida-de-Dilma-20160314-0012.html

 

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