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05luchamejicoperiodistasVIERNES 26 DE MAYO DE 2017
Medios y periodistas de Sinaloa están bajo fuego cruzado de los carteles por notas que tienen como protagonistas a los grupos rivales
CIUDAD DE MÉXICO.- Tan pronto salieron los nuevos ejemplares del semanario de la imprenta, miembros del crimen organizado siguieron a los repartidores para comprar la tirada completa. Las amenazas explícitas no hacían falta: todos conocían los códigos del narco en Sinaloa y oponerse a lo que pedían hubiera sido absurdo.

La situación se repitió dos veces en febrero. Primero con el semanario RíoDoce; luego con otro más pequeño, La Pared. Ambos llevaban en sus portadas la entrevista con un capo que no le gustó a sus rivales.
Poco después, La Pared optó por cerrar. RíoDoce sigue publicando pero se volvió más cuidadoso porque sus periodistas están convencidos de que esos sucesos fueron el detonante del asesinato de uno de sus fundadores, Javier Valdez, el 15 de este mes, una muerte que conmocionó de forma excepcional por el prestigio del periodista dentro y fuera del país y porque era el sexto homicidio de un reportero en México en dos meses y medio.
El crimen provocó una condena unánime de la prensa nacional e internacional, de gobiernos extranjeros y de organizaciones de derechos humanos, un reclamo de justicia que el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió a atender, aunque no todos confían en ello.
En Sinaloa, el crimen muestra cómo los grupos criminales ya no solo luchan por territorios sino también por titulares, y hay miedo de que pueda crearse un agujero negro informativo como ya existe en otros estados. En el resto de México todavía es incierto si el asesinato de uno de los periodistas más reconocidos del país se convertirá en una divisoria de aguas para acabar con la impunidad que prevalece en estos crímenes y que han convertido a esta nación en uno de los lugares más peligrosos del mundo para informar libremente.
"Justicia, justicia para todos los responsables, hasta sus últimas consecuencias; solo así podremos hablar de un punto de inflexión", dijo Carlos Lauria, el representante para las Américas del Comité para la Protección de los Periodistas.
RíoDoce, un semanario fundado hace 14 años por Valdez y su actual director, Ismael Bojórquez, y que cuenta con uno de los premios más prestigiosos del periodismo, el Maria Moors Cabot, siempre trató temas de narcotráfico más allá del recuento de muertos.
"Nunca habíamos entrevistado a un capo, lo hicimos ahora y nos costó muy caro", lamenta Bojórquez. Él fue quien encontró a su amigo tirado en medio de la calle con trece balazos encima y su sombrero Panamá todavía puesto.
Bojórquez se refiere a Dámaso López, apodado "el Licenciado", un ex aliado de Joaquín "el Chapo" Guzmán. Cuando Guzmán fue recapturado en enero de 2016, el cartel de Sinaloa se quedó sin su máximo líder e inició una guerra contra los hijos del Chapo, que llevó a una nueva etapa de violencia en Sinaloa.
"Los hijos del «Chapo» se enteraron que habíamos entrevistado a Dámaso y presionaron a Javier para que el trabajo no se publicara. Pero les negamos la petición", escribió Bojórquez en su columna del 22 de mayo. Luego intentaron comprar toda la edición. RíoDoce se negó y optaron por esperar a los repartidores y hacerlo después.
En el caso de La Pared, después de la requisa de sus rivales, los editores fueron contactados de parte de los hijos del "Chapo" para que sacaran un nuevo número.
En lugar de los 3000 ejemplares habituales se sacaron 15.000 con una historia criticando a "el Licenciado". Los costos corrieron a cuenta de los capos. En su último día de vida, La Pared se regalaba por las calles.
Esta forma de actuar era nueva en Sinaloa. Antes los narcos mandaban emisarios para no publicar una foto, un decomiso, una mención. Tampoco era extraño adornar notas con cierto aire de "narcocorrido" (las canciones elogiosas sobre capos) para que el afectado se las tomara como una hazaña más que una denuncia. También hubo intimidaciones mayores: los edificios de los periódicos Noroeste, El Debate y RíoDoce fueron atacados en distintos momentos, baleados o con granadas. Sin embargo, todos los analistas marcan un punto de inflexión cuando "el Chapo" quedó fuera de juego y su extradición a Estados Unidos, donde ahora espera juicio, se volvió un hecho. La época de los capos clásicos acababa. Los llamados "narco-juniors" -hijos de los narcos- eran más impulsivos, más violentos y más amantes de protagonismo. O de titulares.
"No estamos peleados con ningún capo. Para nosotros el narcotráfico no es una causa, es un fenómeno que existe y lo tratamos periodísticamente por sus consecuencias en la economía, en la cultura, en la política, en el gobierno, en las policías", afirma Bojórquez. "Y esas partes las vamos a seguir trabajando."
Advertencia de amnistía internacional
Las fuerzas armadas mexicanas "están fuera de control", alertó Amnistía Internacional (AI), que pidió al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto una investigación imparcial sobre la "ejecución extrajudicial" de un civil a manos del ejército en un operativo reciente.
La organización indicó que nuevas imágenes de video en las que se ve a unos hombres vestidos con uniformes militares cuando matan a una persona durante una operación en el estado de Puebla "ponen de relieve la necesidad urgente de impedir que las fuerzas armadas desempeñen funciones policiales". El video demuestra "que las fuerzas armadas están fuera de control", dijo Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de AI.
FEUNTE:

http://www.lanacion.com.ar/2027433-los-narcos-mexicanos-suman-a-su-guerra-territorial-la-lucha-por-titulares-de-la-prensa

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