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12trapecioReciente robo de armas en puesto fronterizo de Loreto habría sido perpetrado por brasileños o colombianosRicardo León 03.10.2017 / 09:00 pm

Cada cierto tiempo llegan noticias desde esa remota zona conocida como el Trapecio Amazónico (o triple frontera), en Loreto (Perú, ndr), justo en el límite con Colombia y Brasil. Las noticias casi siempre giran en torno al narcotráfico que impera en el lugar.

La noche del sábado 30 de setiembre, se filtró una nota informativa de la policía, en la que se da cuenta del robo de dos fusiles AKM y de una pistola Taurus en el puesto de vigilancia fronterizo San Fernando, ubicado en el distrito de Yavarí, en la provincia de Ramón Castilla. Cinco sujetos ingresaron al puesto, redujeron y ataron a los policías –uno fue herido– y los despojaron de sus armas.

La localidad más cercana, Islandia (capital de Yavarí), se ubica a una hora. La información llegó a Lima varias horas después, cuando los atacantes probablemente ya habían cruzado la frontera.

“Es raro, últimamente había estado todo tranquilo en la zona”, dijo ayer por teléfono a este Diario el alcalde de Yavarí, Juan Cayetano. En Ramón Castilla, sin embargo, hechos similares se repiten con tanta frecuencia que es difícil hablar de tranquilidad.

—El peligroso límite—

El tráfico de drogas en el Trapecio Amazónico comenzó hace varios años, pero desde el 2011 en adelante, por la presión contra los cultivos de hoja de coca en el Alto Huallaga y contra la producción y traslado de drogas en el Vraem, la zona fronteriza de Loreto se convirtió en un foco emergente.

En el 2014, El Comercio publicó un reportaje sobre la situación en Ramón Castilla. La provincia había sido declarada en estado de emergencia por el Gobierno, luego de varios choques entre policías y narcos de la zona. En julio de ese año, en Panchococha (en los alrededores de Caballococha), un grupo de la Policía Antidrogas regresaba a su base luego de haber destruido dos laboratorios de cocaína. De pronto, se desató un enfrentamiento con narcotraficantes y murió el mayor PNP Rudy Falcón Salguero.

En aquel reportaje, una fuente policial explicó que la hoja de coca se siembra en el lado peruano, se procesa en Colombia y se comercializa en suelo brasileño. En la triple frontera, un kilo de cocaína tiene un precio de US$1.500; en el interior de Brasil, antes de ser enviado a Norteamérica o Europa, el precio es de US$10.000.

Estos traficantes contratan a sujetos armados para resguardar estas rutas. El informe policial del 30 de setiembre indica que los atacantes que se llevaron las armas eran brasileños, pero, según fuentes de la Marina de Guerra en Iquitos (entidad que patrulla los ríos cerca de las fronteras), se trataría de colombianos.

No se tenían noticias de robo de armas en Loreto desde enero del 2016. Aprovechando un descuido durante las fiestas de Año Nuevo, fueron robados 18 fusiles de una base de la Quinta Región Militar, en Iquitos. Luego se supo que el destino de las armas fue la frontera. Cuatro militares peruanos fueron procesados.

El tráfico de drogas se sostiene porque el cultivo se mantiene. En recientes declaraciones a la agencia Efe, Haroldo Linares, coordinador de Devida en Caballococha, dijo que el 70% de las 15.600 hectáreas erradicadas entre el 2014 y el 2016 han sido otra vez sembradas.

Según ha explicado Jaime Antezana, especialista en temas de narcotráfico, el reciente robo de armas no representa un aumento de esa actividad ilícita en la triple frontera, pero sí “revela que sigue mandando en Ramón Castilla”.

https://elcomercio.pe/peru/loreto/fronteras-narcotrafico-informe-noticia-462655

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