EL MINISTRO Y DIOS
Por Erika Pais, redactora de Antimafia Dos Mil Uruguay
Hace poco más de un mes, como periodista me interesé en el caso del asesinato de Pablo Medina. Me unían a él varios puntos: escribir para el mismo diario, compartir sentimientos de justicia social y política, y sostener (hasta mis últimos momentos de vida), que la mafia y el Estado, juntos, logran sumergir a un pueblo en la miseria, en la mayoría de las veces económica, y en la decadencia humana, en todas sin excepción.
Grandes ríos de tinta se imprimían en las tapas de los diferentes diarios. ¡¡El caso de Pablo vende y vaya como!!
Sus compañeros de ABC Color, que prácticamente no leían lo que Pablo escribía, en un segundo se convirtieron poco más que en hermanos entrañables, mientras que los hermanos entrañables, aquellos que compartían con Medina, la trinchera en Curuguaty y zonas cercanas, lo lloraban en el más oscuro silencio. Con esa rabia con sabor a impotencia.
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PABLO MEDINA
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