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19transas Domingo 14 de Agosto 2016
Los vecinos confiesan que viven atemorizados.
 “No puedo decir qué es lo que pasa en otros barrios, pero en Villa 9 de Julio los ‘transas’ se creen amos y señores del barrio”, dijo Gonzalo Ortiz, hermano de Sergio, un joven que fue ultimado en el barrio San Roque el 21 de junio. Por el caso están detenidos un tal “Mechudo” y su hijo de 18 años.

Los Ortiz aseguran que ahora duermen tranquilos. “No terminamos de llorar a nuestro hermano y comenzaron las amenazas. Los acusados decían que nos matarían a todos porque los habíamos denunciado. Hasta nos enviaron una foto con todas las armas que tenían y con la que supuestamente nos asesinarían. Justamente, una de esas pistolas les secuestró la gente de Homicidios”, comentó Gonzalo.

Esta es una de las historias que salen a la luz y que aportan a la hipótesis de que el narcomenudeo se está apoderando de los barrios de la periferia. De los 65 homicidios que se publicaron en LA GACETA en lo que va del año, al menos 16 tienen vínculos con el negocio de la droga. Es el segundo móvil del ranking de crímenes que está liderado por problemas intravecinales (25 casos) y está por encima de los intrafamiliares (14 hechos).

De ese número, según las investigaciones que desarrolló la Policía, supervisada por la Justicia, seis homicidios fueron cometidos por los mismos “transas”. “La gente tiene miedo. Me cansé de tenerlo. Quiero que haya justicia para Sergio”, exigió Gonzalo.

Mario, pariente de otra víctima, que prefirió mantener su apellido en el anonimato porque el supuesto autor está aún libre, dijo: “en los barrios hay dos tipos de ‘transas’: los que se llevan bien con la gente, porque no quieren tener problemas con los vecinos para que mantener el negocio, y los que andan calzados y pegando tiros a todo el mundo porque no les pagan las drogas que les compran”.

La supuesta lucha entre los clanes por el poder territorial, en lo que va del año, ya generó seis muertes, una más que los femicidios que se produjeron en estos ocho meses en la provincia. Enfrentamientos entre los clanes Toro-Carrión en Villa 9 de Julio, y los Farías-Reyna en el barrio Juan XXIII, primero, y en El Manantial, después, son ejemplos de que algo está ocurriendo en estas tierras.

En esas batallas caen inocentes. “Mi nieto no tenía nada que ver con la droga. Él era herrero, lo crié bien desde que era chico. Su único pecado fue haber sido pariente de esas dos familias que se andan matando entre ellas”, aseguró Mario Jesús Navarro, abuelo de Ezeqiuel, el joven que fue ultimado a balazos en La Bombilla por un menor de 15 años. “No me interesa quién es el culpable y por qué lo mataron. Simplemente puedo decir que me arruinaron la vida porque con mi esposa habíamos formado a un hombre de bien”, dijo con lágrimas en los ojos.

“Está bien que el ministro (Regino) Amado pida que nos ayuden las fuerzas federales de seguridad, pero me sorprende que no incluya en su análisis una auditoría exhaustiva sobre la Policía. Los malos agentes son un factor de enorme injerencia en el avance del narcomenudeo en la provincia”, aseguró la legisladora Stella Maris Córdoba. “La gente sabe en los barrios quién vende la droga. La Justicia Federal interviene, allana y detiene, pero al poco tiempo, cuando los narcos vuelven al lugar, gozan de protección o sociedad con los malos policías”, destacó.

Para la Justicia este no es un tema menor. En cada fiscalía se percibe la preocupación. Los “transas” han demostrado estar bien organizados, tener poder de fuego y son difíciles de encontrar. El “Mechudo”, por ejemplo, después de haber acabado con la vida de Ortiz, según se sospecha, se refugió en Burruyacu y después deambuló por distintos barrios de la periferia donde supuestamente vendía sustancias. Cuando fue detenido en Alderetes, los pesquisas encontraron drogas.

La fiscala Adriana Giannoni hace meses comprobó el poder que tenían. “A los adictos que no les pagaban los denunciaban por robo. Se iniciaban causas y, cuando llegaban acá, nos dábamos cuenta de que cuál era su estrategia”, aseguró.

Los habitantes de esos lugares ya no se quedan de brazos cruzados. El año pasado se formó la “Hermandad de los Barrios”, agrupación integrada por los vecinos de “El Sifón” y La Costanera. La idea era gestionar ante el Gobierno provincial mayor contención médica para los adictos y la eliminación de los “transas”. No hubo una respuesta concreta y hoy la organización tiene representantes de al menos 10 caseríos del Gran San Miguel de Tucumán. “Nos movilizamos porque no encontramos una respuesta a los problemas. Además, estamos preocupados por una escalada de la violencia de los ‘transas’”, explicó uno de los referentes de la organización, que aseguró que no falta mucho para que lleven esta inquietud a la plaza Independencia.
Fuente:

http://www.lagaceta.com.ar/nota/694430/policiales/transas-ganan-poder-barrios.html

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