El mayor seguimiento de la huelga se registra en la industria, especialmente en las fábricas automotrices, y en los transportes. De los canales de televisión nacionales, solo Telemadrid suspendió todas sus emisiones
El creciente malestar a causa de la reforma laboral y las políticas de austeridad del gobierno conservador, llevaron a miles de ciudadanos a la huelga. (Foto: Reuters)
Según los primeros reportes, el mayor seguimiento de la huelga se registra en la industria, especialmente en las fábricas automotrices, y en los transportes. De los canales de televisión nacionales, solo Telemadrid suspendió todas sus emisiones. En la capital española, la mayoría de los comercios y restaurantes abrieron sus puertas.
El secretario general de UGT, Cándido Méndez, aseguró que la participación global es “muy alta”. En una primera evaluación, el sindicato CCOO cifró el seguimiento en un 85 por ciento. Por el contrario, el Ministerio del Interior calificó el seguimiento de escaso y “claramente inferior” al tuvo la anterior huelga general, organizada en septiembre de 2010 contra la reforma laboral del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
La directora de Política Interior solo admitió un seguimiento relativamente importante en el sector automotor y en el de las infraestructuras ferroviarias, pero no en el sector público. También las organizaciones patronales Ceoe y Cepyme minimizaron el impacto de la huelga asegurando que la inmensa mayoría de los trabajadores había acudido a sus puestos.
El sector empresarial calificó la huelga de “eminentemente política” y denunció que la protesta sindical “daña los intereses económicos de España y su imagen internacional”.
La primera huelga general a la que se enfrenta el gobierno de Rajoy desde su asunción hace 100 días se dirige contra una reforma que facilita y abarata los despidos y que permite a las empresas en dificultades rebajar los sueldos y modificar la jornada de trabajo sin acuerdo con los sindicatos.
El gobierno espera que a medio plazo la reforma facilite las contrataciones y reduzca el abultado desempleo en España, que afecta actualmente a unos 5,3 millones de personas, el 22,9 por ciento de la población activa, la cifra más alta en la Unión Europea. Los sindicatos, por el contrario, prevén una destrucción aún mayor de puestos de trabajo y rechazan rotundamente lo que consideran un “brutal” ataque a los derechos de los trabajadores.
El gobierno ha asegurado insistentemente que, pese a la huelga general, no va a negociar con los sindicatos ningún cambio en su reforma laboral, todavía pendiente de ratificación parlamentaria. (DPA)