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DISCURSO EN EL FORUM MUNDIAL DEL AGUA
Estambul, 18 de marzo 2009

chiesa-giulietto-mega6Giulietto Chiesa –
representante oficial del World Political Forum,
europarlamentario
Traducción del inglés por Megachip
Cuando el World Political Forum, bajo el impulso de Riccardo Petrella, empezó a pensar en promover la iniciativa “Making Peace with Water” (Hacer la Paz con el agua, ndt), nuestra intención era la de contribuir a que se comprenda mejor la profundidad de la crisis y al mismo tiempo mejorar la capacidad humana de encontrar soluciones.
La cuestión era –y creo que lo siga siendo- incorporar el asunto del agua en el tema más amplio del cambio climático. Porque está claro que cada paso que se da en la lucha al cambio climático tendría que producir (lo producirá si es real y concreto) una mejoría en la situación mundial del agua potable y viceversa, es absolutamente evidente que resolver la crisis del agua será el aporte esencial para una nueva estrategia mundial que tenga como objeto afrontar el calentamiento climático.
Si la humanidad no tiene éxito en esta lucha, tendremos que ser conscientes de que todo el ciclo hidrológico cambiará, o mejor dicho: será devastado, en todo el mundo, con consecuencias imprevisibles de carácter económico, social y político. Consecuencias que incidirán no solo en los derechos humanos de países enteros, poblaciones, comunidades, sino también en su seguridad.
En efecto ya estamos en guerra con el agua. Nosotros, los seres humanos, hemos empezado esta guerra hace 25 años, cuando hemos creado con la naturaleza una condición de explotación de los recursos superando el límite de su regeneración. Lamentablemente esta conclusión no es lo bastante de dominio público como se requeriría, la gente común no llega a comprender el alcance de la complejidad de la actual crisis global, pero tampoco (y esto es de preocupar) muchos políticos con poder de decisión en altos niveles.
La conclusión más importante del Memorandum “Peace With Water” es que necesitamos con urgencia una nueva arquitectura institucional mundial que ponga cabeza a este problema, una Agencia especializada que conste de medios legales y económicos para afrontarlo, para tomar decisiones democráticas y aplicarlas. No podemos ni siquiera imaginar que el Consejo de Seguridad de la ONU sea convocado para debatir sobre alguno de estos problemas. Mucho menos que se asuman decisiones sabias sobre este tema.
Pero es también esencialmente una cuestión de intervenciones públicas y de medidas reguladoras. Todo esto no se puede resolver con mecanismos de mercado, de acciones caóticas, individuales y separadas. No hay ninguna mano invisibile capaz de poner orden en nuestra relación con la naturaleza, porque la economía, y el dinero, son instrumentos artificiales creados por el Hombre que no tienen ninguna relación con las leyes naturales que gobiernan la naturaleza.
Estos son algunos importantísimos puntos conceptuales que habría que analizar muy de cerca. Y todavía no se ha hecho. O, al menos, se ha hecho con mucha confusión entre ciencia e ideología.
La Asamblea, en febrero, en el Parlamento Europeo -que abrió el presidente Mikhail Gorbaciov, a la que participaron todos los principales grupos políticos, el presidente del parlamento Pöttering, representantes y funcionarios de alto nivel de la Comisión Europea- nos ha dado el apoyo principal que deseabamos: incluir la cuestión del agua, con toda su importancia, en la agenda del proceso de Copenhague y de los acuerdos internacionales del después de Kyoto.
Lamentablemente -quizás como señal de una gran confusión difícil en este momento para nuestro planeta- después, a principios de marzo, el Parlamento Europeo ha votado una resolución muy ambigua, que ha puesto en peligro, o ha contradicho, algunos de los principales propósitos comprendidos en este Memorándum que estamos presentando a la presente platea. Uno de los puntos más ambiguos en ese documento era el que se refería al agua como a un “derecho humano fundamental”.
Si el agua es un “derecho humano fundamental”, de hecho (lo consideramos así firmemente), y ese documento no negaba esta idea, no puede ser contemporaneamente una mercancía. Por la sencilla razón de que un derecho no puede ser ni comprado ni vendido en una sociedad de personas libres. Un derecho humano puede ser comprado y vendido solo en una sociedad de esclavos.
Un segundo punto crucial, que se debe dejar claro, es quién sea responsable, (no importa en que nivel se encuentre), de la política del agua. ¿El estado es uno de los sujetos reguladores? ¿O es el principal regulador? ¿O es el único regulador que tiene título para ello? Pero si declaramos que el agua es un bien común, que hay que mantener bajo control público, ¿Cómo podemos imaginar que este control pueda ser delegado a varios individuos, a varios actores económicos (es decir privados), a individuos que no tienen ninguna legitimación social o democrática?
En el presente memorándum –que quiero puntualizar este punto, es un trabajo ya puesto en marcha, una propuesta de debate, abierta a diferentes aportes y concepciones culturales- estamos proponiendo respuestas claras a todos estos asuntos.
Al mismo tiempo, tenemos que tener en cuenta que este Forum Mundial del Agua se desarrolla en una atmósfera política muy particular, muy distinta respecto de la que caracterizaba precedentes reuniones internacionales. En los últimos dos años, en medio del agravarse de la crisis financiera, de la crisis energética, de la crisis alimenticia, de la crisis demográfica, de la crisis inducida por el cambio climático, el humor ha cambiado profundamente. Ideas que en el pasado eran patrimonio de una minoría muy reducida están pasando a ser ampliamente reconocidas como verdaderas. La crisis de un entero modelo de desarrollo ya es evidente para todos.
No todos se alegran de este tipo de noticias, pero casi nadie puede negar hoy que si la desregulación ha sido completamente incapaz de impedir a la estructura financiera mundial que se derrumbase (y que en cambio está sucediendo delante de nuestros ojos), la idea en si el transferir la desregulación a la naturaleza es una idea demente, que se contradice incluso con el sentido común.
En estos años la Unión Europea ha recogido una gran cantidad de conocimientos adjuntos. El Grupo Intergubernamental de la ONU, ha recogido opiniones sobre el cambio climático de una porción aplastadora de la comunidad científica mundial. La sensación de que ahora nos encontramos al principio de una dramática vuelta de hoja aumenta cada vez más rápidamente. Lo que parecía increíble hace unos años hoy está a la orden del día:
  1. que la impronta humana en el ecosistema está produciendo un desastre;
  2. que no hay ninguna posibilidad de crecimiento indefinido en el contexto de un sistema limitado de recursos;
  3. que la naturaleza no puede ser tratada como una fuente perpetua de beneficio;
  4. que tenemos que introducir la democracia y la participación en el sistema económico si queremos sobrevivir como seres humanos, porque no hay soluciones técnicas perfectas sin el control humano de las mismas.

En resumen, tenemos que tener en consideración -como resultado de la crisis multilateral que estamos experimentando- que lo que era invisible se está volviendo visible; lo que era increíble se está volviendo necesario. Y todo esto significa que nosotros, sociedad civil, somos más fuertes que antes.
La intervención estatal. Que era objeto de anatema hace dos años, ahora está ganando terreno. Como una necesidad, como una decisión pragmática, más que como resultado de un acercamiento ideológico. Lo mismo vale para la privatización del agua. No puede ser la respuesta. Lo cual no significa que el empresariado privado no pueda jugar un papel significativo en el mejorar la condición de los recursos hídricos.

Consideramos que estén ganando terreno sin embargo los puntos principales que están a la base de nuestro memorándum, que resumo como sigue:

  1. La crisis mundial del agua existe y está aumentando en modo destructivo.
  2. Ha sido producida por el modelo de desarrollo económico que ha dominado nuestras vidas en los últimos 50 años.
  3. Que la respuesta está en la democracia y no en la fórmula “agua como oro azul” fuente de ganancia.
  4. Que el agua debería ser paz, significar paz, y que no habrá paz si miles de millones de personas no tienen el agua como un derecho fundamental.

Giulietto Chiesa – Intervención en calidad de representante oficial del World Political Forum para ilustrar el Memorándum para un protocolo Mundial del Agua, aprobado por la Asamblea organizada conjuntamente en Bruselas por el Parlamento Europeo y por el World Political Forum, el 12-13 de febrero 2009

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