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18donald trump y hillary clintonEs cierto lo que afirma Hillary Clinton: Donald Trump carece de sustancia en su oferta electoral. Pero también es verdad que muchos electores no quieren sustancia porque descreen de los políticos y las políticas, y les divierte la bravuconería de Trump. Ahí Hillary padece un obstáculo considerale. Trump no ofrece nada pero la criticó por el uso que la candidata hizo en el pasado de su puesto en el Departamento de Estado y el supuesto conflicto de intereses por las donaciones del extranjero de la filantrópica Fundación Clinton. En cambio Hillary hizo foco en su apoyo a los sindicatos y activistas que solicitan un aumento del sueldo mínimo, reiteró su apoyo a la reforma migratoria integral y prometió que, de llegar a la Casa Blanca, aumentará los impuestos a los estadounidenses más ricos y eliminará las regulaciones innecesarias que obstaculizan a los pequeños empresarios y emprendedores.

Pero esas propuestas no consiguen el espacio mediático que consigue Trump al afirmar: “Hillary Clinton podría ser la persona más corrupta que jamás ha buscado la Presidencia de Estados Unidos. Nunca podremos arreglar un sistema amañado si contamos con la misma gente que lo amañó al principio.” Si bien Ivanka, la 4ta. hija de Donald Trump, ganó la guerra que mantenía contra Corey Lewandowski, el virulento jefe de campaña de su padre, y logró reemplazarlo por el más moderado Paul Manafort, el candidato mantiene, impertérrito, su estilo amarillo.
La virtual candidata a la presidencia de USA por el Partido Demócrata,Hillary Clinton, clasificó el jueves 23/06 de “peligrosamente incoherente” la plataforma de política exterior de su rival por el Partido Republicano,Donald Trump.
“Trump nunca debería tener los códigos nucleares”, afirmó la ex secretaria de Estado. Muchos que ni siquiera comulgan con ella, sin embargo coinciden con el impedimento al republicano menos republicano, exponente del ascenso del nacionalismo xenófobo. Pero Trump puede ser el próximo Presidente estadounidense, y en ese caso él tendrá los códigos peligrosos y famosos.
A pesar de que todavía falta que sean nominados oficialmente en las respectivas convenciones de cada partido, Clinton y Trump son prácticamente los candidatos para las elecciones del 8 de noviembre.
Para muchos, Hillary es responsable del mayor error estratégico que cometió USA en el mundo en los últimos años: la invasión libia, que hasta el actual Presidente, Barack Obama, ha admitido que fue un error.
Trump está al margen de los 2 partidos en su doctrina de política exterior: ha cuestionado la utilidad de la OTAN, ha expresado admiración por el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un y se ha mostrado abierto a una proliferación de armas nucleares.
Tal como en casi todos los temas, Trump pronuncia frases estridentes que muchas veces se contradicen entre sí, lo que vuelve muy difícil saber de hecho qué piensa. El martes 22/06 volvió a decir que no descartaría usar armar nucleares en la guerra contra el Estado Islámico, a pesar de aclarar que se trata de un último e indeseado recurso.
Para Micah Zenko, de la revista Foreign Policy, en materia de política exterior Trump es un “realista mágico”: ama las intervenciones militares, siempre y cuando no tengan ningún costo. Aaron David Miller, ex negociador estadounidense para Medio Oriente durante administraciones republicanas y demócratas, fue un poco más duro: calificó la política exterior del precandidato como “nacionalismo irrealista muscular etnocéntrico combinado con un peligroso aislacionismo”.
Sin embargo, aclaró, las posiciones de ambos candidatos están más cerca de lo que parece en asuntos clave.
No tan distintos en materia exterior
Existe una “vasta diferencia de experiencia en política exterior”, explicó Miller en CNN. Clinton posee un “profundo conocimiento del proceso y la sustancia de la política exterior”.
Trump sugiere que esto no es importante, y que sus cualidades como negociador harán que brille.
“Pero mientras que nadie debería desechar o trivializar los talentos de negociante que tiene Trump, el arte de negociar en Nueva York no es el mismo que en Medio Oriente. Es cierto, el conflicto israelí-palestino es en partes una cuestión de bienes raíces, pero es mucho más complejo que negociar acuerdos de hoteles en Atlantic City. Requiere dureza –tanto Kissinger como Baker demostraron la capacidad de saber retirarse. Pero también requiere enorme paciencia, sensibilidad y autocontrol, todas cualidades que Trump todavía debe demostrar”, agrega Miller.
Pero lo que es aún más importante de lo que plantea Miller, está la diferencia entre hacer campaña sobre política exterior e implementarla. “La primera te permite, hasta algún punto, hablar como si estuvieses viviendo en una galaxia muy, muy lejana. Aquí en la Tierra, sin embargo, los presidentes deben operar no en un mundo retórico y perfecto, sino en uno que a menudo ofrece solo elecciones imperfectas.” Y es esa realidad la que hace que las visiones de Clinton y Trump, por muy distantes que puedan parecer, en verdad terminarían convergiendo en asuntos clave como Irán, Putin e ISIS.
Trump puede no poseer la experiencia de Hillary, pero dadas las malas opciones que probablemente enfrente y teniendo en cuenta que más allá de los disparates que ha dicho, ha mostrado signos de sentido común en materia exterior, es probable que al igual que Hillary, termine trabajando sobre los parámetros del programa internacional de Barack Obama, en lo que sería una cruel broma del destino.
El fantasma de la pesadilla libia
Donald Trump ha sabido acuñar para sí las críticas que el contrincante de Hillary dentro de la interna demócrata, Bernie Sanders, le propiciara durante la campaña a Clinton. El senador por Vermont ha dicho que la ex secretaria de Estado no tiene suficiente buen juicio como para ser Presidente, basándose en su voto positivo en la invasión a Irak (del que Clinton ha dicho que se arrepiente) y su fuerte presión en favor de intervenir Libia en 2011 (decisión que la candidata defiende hasta el momento).
Cuando era secretaria de Estado de la administración Obama, Hillary presionó al actual Presidente estadounidense para que bombardeara Libia, según Scott Shane y Jo Becker del diario The New York Times.
“Si el Presidente Barack Obama podría ir para atrás en el tiempo y cambiar algo de su presidencia, elegiría la intervención liderada por USA en Libia”,aseguró Molly O’Toole, de Foreign Policy.
La decisión tuvo consecuencias que se extendieron mucho más allá de la muerte del dictador Muamar el Gadafi, quien gobernaba el país desde 1969. Hoy Libia es un Estado fallido, un paraíso para los terroristas y está corriendo un riesgo serio de partirse en 2. Muchos responsabilizan a Clinton de esta situación.
Para Tarek Megerisi, de Foreign Policy, el gran error fue el apuro con que USA y la comunidad internacional encararon la formación de un Gobierno de unidad, que se suponía pondría fin a una guerra civil de 2 años.
Derrocar a un dictador para levantar una baldosa y que aparezca otro
Hoy la esperanza de que el país se estabilice está prácticamente extinguida, y un general que estuvo al mando de la guerra de Gadafi en Chad en la década del ’80, llamado Khalifa Haftar, está, junto con soldados de la era Gadafi, tomando control de grandes áreas del país, exportando petróleo por su cuenta y emitiendo dinero.
Haftar, el gran obstáculo que la comunidad internacional pasó por alto, rechaza el Gobierno de unidad. Megerisi lo califica como “una pieza rara y mal entendida en el rompecabezas libio. Detrás suyo hay una colección de varios líderes comunitarios y políticos que tienen mucho para ganar aliándose con él –aún de manera temporaria. El general además disfruta de un considerable apoyo popular genuino, principalmente en la provincia esteña de Cirenaica pero hasta algún punto, a nivel nacional.” El ex comandante de las fuerzas armadas de Gadafi –quien además carga con acusaciones por crímenes de guerra-, ha lanzado junto a sus fuerzas una ofensiva para “liberar” Trípoli.
Además, bajo el disfraz de combatir al Estado Islámico –que se está expandiendo en Libia- se ha desplegado alrededor de los campos petroleros de Cirenaica, una movida interpretada como el paso previo a intentar tomar control de ellos.
Mientras tanto, sus aliados políticos han estado intentado vender el crudo que ya está bajo su control de manera independiente en el mercado mundial, y han impreso su propia moneda, con ayuda de los rusos. (El Banco Central de Trípoli, leal al Gobierno de unidad, utiliza una compañía basada en Gran Bretaña para imprimir dinares libios).
Haftar y sus fuerzas están, en conclusión, exacerbando la división política que existe en el país. Quien gobierne Estados Unidos a partir del mediodía del 20 de enero de 2017 –momento en que la Vigésima Enmienda de la Constitución norteamericana dicta que debe asumir el presidente electo-, deberá enfrentarse con los vestigios de una intervención cuya consecuencia parece estar cristalizándose en el surgimiento de un nuevo dictador, tras el derrocamiento del anterior dictador.
Link:

http://www.urgente24.com/254005-trump-juega-al-chiche-nuclear-mientras-hillary-huye-de-khalifa-haftar

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