ANÁLISIS-ITALIA BORDEA EL DESASTRE EN SU CAOS PRESUPUESTARIO
jueves 1 de septiembre de 2011
ROMA (Reuters) - El plan de Italia para equilibrar su presupuesto para 2013 carece de detalles, no hace sumas y cambia de un día para otro, elevando el riesgo a que el país se vea arrastrado de nuevo al centro de la crisis de deuda de la eurozona.

La política presupuestaria italiana nunca ha sobresalido por su transparencia, pero la confusión sobre la cambiante combinación de recortes de gastos y subidas de impuestos de su último paquete debe de estar preocupando al Banco Central Europeo, que está protegiendo a Italia de la inestabilidad del mercado.
Esto no puede ser lo que el BCE tenía en mente cuando accedió a primeros del mes pasado a comprar bonos del Gobierno italiano para bajar los rendimientos insostenibles de su deuda, bajo condición de que el Gobierno acelerase la consolidación fiscal y aprobase reformas para hacer a su economía más competitiva.
"Uno habría esperado que Italia se moviera deprisa para elaborar un plan creíble para mejorar la tendencia de crecimiento a largo plazo, pero eso no ha ocurrido", dijo David Owen, economista europeo jefe en Jefferies International.
"Han dejado arrastrar las cosas y los últimos planes no parecen lo bastante creíbles para satisfacer a los mercados".
Los rendimientos de los bonos italianos a 10 años en el mercado secundario cayeron al entorno del 4,9 por ciento desde los niveles cercanos al 6 por ciento cuando el BCE empezó a intervenir, pero en los últimos 10 días de caos presupuestario han subido de forma constante y ahora están en torno al 5,2 por ciento.
"El BCE sólo es para salir del paso, y la percepción es que no han logrado trazar una línea por debajo del 5 por ciento para los bonos a 10 años", indicó Owen.
El plan de austeridad no tiene reformas significativas para mejorar el flojo crecimiento del país y los analistas creen que es ésta es la parte más esencial de cualquier estrategia que intente reducir una deuda que supone el 120 por ciento del PIB, sólo superado por Grecia en la eurozona.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, dijo el miércoles que necesitaba examinar con cuidado el presupuesto de austeridad italiano. Será interesante ver qué conclusión obtiene.
La mayoría de las medidas no tienen estimaciones de ahorros o ingresos, y en cualquier caso no suponen los 45.500 millones de euros que el Gobierno dice que se necesitan. Unos 16.000 millones de euros deberían proceder de medidas fiscales y recortes del estado del bienestar que aún no se han presentado.
Además, el paquete cambia sin cesar mientras el primer ministro, Silvio Berlusconi, da marcha atrás a las medidas ante las protestas, apenas días después de que sean anunciadas.
"Los cambios continuos muestran división e indecisión en el Gobierno y transmite incertidumbre a los mercados", dijo Giada Giani, de Citigroup.
PROBLEMA DE CREDIBILIDAD
El lunes, el Gobierno retiró un "impuesto de solidaridad" sobre las rentas altas y suavizó los recortes de financiación a administraciones locales, señalando que el déficit resultante se compensaría aplazando la jubilación de los que habían cotizado mientras estudiaban en la universidad.
Esa reforma de las pensiones causó tal indignación que fue retirada dos días después, para ser sustituida por vagos planes de lucha contra la evasión fiscal.
Ése es un objetivo vital en un país donde los impuestos impagados suponen 120.000 millones de euros al año, pero precisamente porque esas promesas han resultado vacías durante décadas, los analistas se toman con escepticismo las estimaciones sobre ingresos obtenidos del combate a la evasión de impuestos.
Ese escepticismo es aún mayor porque Berlusconi ha aprobado numerosas amnistías a evasores de impuestos, ha dicho en repetidas ocasiones que si los impuestos son muy altos la evasión está justificada, y él mismo está siendo juzgado por fraude fiscal.
En un comentario inusualmente directo el miércoles, un portavoz de la Comisión Europea dijo que el plan económico italiano debería hacer más para fomentar el crecimiento, y el banco central italiano dio el mismo mensaje en su comparecencia ante el Parlamento el día anterior.
Parece imposible encontrar un analista que crea que el plan equilibrará el presupuesto para 2013 como pretende, reduciendo el déficit del 4,6 por ciento del PIB el año pasado y un 3,8 por ciento este año.
Eso se debe en parte a las dudas sobre las medidas propuestas, pero también, y en mayor medida, a que el crecimiento italiano ya está cayendo.
Mientras una desaceleración mundial se hace notar en los principales mercados de exportación italianos, los analistas esperan ahora que el crecimiento del país este año sea inferior al 1 por ciento y muchos esperan que sea cerca de cero o incluso negativo en 2012, cuando empiezan a hacer efecto las medidas de austeridad.