Tánger 8 SEP 2018 - 19:51
Desde la carretera que sube de Castillejos se advierte el olor penetrante del vertedero de Mnzala. Cuando el coche se detiene a los pies de la montaña de basura, el estómago se desasienta de un vuelco. Allí se encuentra Abdulá, que rebusca agotado entre en el estercolero. “No he comido aún”, dice este senegalés de 17 años, que ha conseguido, junto a dos compatriotas que lo acompañan, hacerse con dos bolsas de mendrugos de pan, varias garrafas grasientas llenas de algo que parece agua y media botella pequeña con refresco de naranja. En ese momento, un guarda marroquí avisa de que hay vigilancia policial.
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