EL CLUB SECRETO QUE GOBIERNA AL MUNDO
Maurizio Molinari. Corresponsal en New York
Nueve banqueros de las más importantes instituciones financieras de Wall Street se reúnen el tercer miércoles de cada mes en el Distrito financiero de Manhattan, para asegurarse el control y la prosperidad del mercado que más preocupa a la Casa Blanca: el de los derivados.
La administración Obama ha intentado en vano de someterles a rígidos controles en la reciente reforma financiera aprobada por el Congreso, y Paul Volcker, el ex presidente de la Reserva Federal, consultor del Salón Oval, es el crítico más acérrimo, describiéndolos como un mercado que «escapa a toda regla» y que sigue minando la estabilidad de Wall Street, luego de haber contribuido a la crisis de septiembre de 2008. Pero las presiones de la Casa Blanca y del Congreso tienen un débil eco en las reuniones en las que se ve alrededor de una mesa a banqueros de gigantes como JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Deutsche Bank y Morgan Stanley, interesados sobre todo en mantener el control de intercambios anuales por muchos trillones de dólares que escapan de toda supervisión, visto que los derivados son productos financieros que en gran parte no cotizan en la Bolsa.
Por lo tanto el intercambio se realiza de forma privada y  a menudo quedan registrados en los balances de una forma tan ambigua que despierta sospechas de ilícitos. Es precisamente para investigar sobre el posible riesgo de fraudes capaces de poner en riesgo la estabilidad de los mayores bancos – y por lo tanto los ahorros de millones de ciudadanos –, que el Ministerio de Justicia de Washington ha creado una task force investigadora, cuyo titular Robert Litan ha descubierto el secreto del «club del miércoles» que termina saliendo en primera plana en la edición de ayer del New York Times.
Lo que dio cuerpo a las investigaciones han sido los testimonios recogidos entre los altos funcionarios de Bank New York Mellon, fundado en 1784, los cuales permitieron la reconstrucción de cómo su solicitud de entrar en el «club del miércoles» - que lleva el nombre de Ice Trust – fuera rechazada por los nueve banqueros, sobre la base de la convicción de que «la solicitud no era sostenida por un suficiente volumen de intercambio de derivados a lo largo del año».
«Se trata de una respuesta absurda, porque somos uno de los bancos que están activos desde hace más tiempo en el Distrito financiero», hizo presente Sanjay Kannambadi, CEO de la subsidiaria creada por Bank New York Mellon para entrar en el Ice Trust, según el cual, «el verdadero motivo por el cual nos han dejado fuera es la voluntad de mantener altos los niveles de provecho y de no compartir con otros la redacción de las normas que regulan este tipo de intercambios».
De frente a tal reconstrucción Robert Litan no ha hecho más que comprobar la posible creación de un grupo financiero empeñado en administrar el mercado de los derivados con métodos no públicos, evidenciando el escenario de algo que se asemeja a una secta secreta de banqueros en el corazón de Wall Street para la administración de los productos derivados que siguen siendo los capaces de garantizar las mayores ganancias económicas.
Desde aquí parte la investigación, que está recién comenzando, que amenaza poner patas para arriba a Wall Street. Gary Gensler, presidente de la Commodity Futures Trading Commission, encargada de regular los intercambios de la mayoría de los derivados, sugiere la necesidad de  «una mayor supervisión sobre el accionar de los bancos» con el fin de evitar el riesgo de acuerdos no públicos destinados a «aumentar los costos para todos los ciudadanos americanos». Pero los miembros del «club del miércoles» rechazan tales acusaciones, afirmando exactamente lo contrario. «El sistema creado permite reducir los riesgos existentes en este mercado y hasta este momento la cooperación entre nosotros se ha revelado como todo un éxito» declaró un portavoz del Deutsche Bank al New York Times, dejando entender que el super-club desarrolla esas tareas de control que la reforma financiera no ha logrado delegar a ninguna institución.
LA STAMPA 13 DE DICIEMBRE DE 2010