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07El Sahara dos meses fuera de los campamentosNARCOTRAFICO Y SECUESTROS DOMINAN LOS CAMPAMENTOS SAHARAUIS
Horacio Raña
La crisis que vive la empobrecida región del Sahel y particularmente la del Sahara Occidental, superó la preocupación de los gobiernos locales para trasladarse a otros europeos, habida cuenta de que grupos yihadistas, ocultos en reclamos autonomistas, ya dominan vastas extensiones a fuerza de dinero del narcotráfico y los secuestros.
Los casos más recientes fueron los dos cooperantes españoles y una italiana liberados tras casi nueve meses de cautiverio luego de haber sido secuestrados en el campamento de refugiados de Rabuni, que se encuentra en territorio de Argelia bajo el poder del Frente Polisario.
El Polisario es un movimiento fundado en los años de la guerra fría. En 1976 proclamó el nacimiento de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) y desde ese momento, con infructuosa suerte, reclama para sí territorios que pertenecen a Marruecos.
Este país, tras la guerra que duró 16 años, aceptó negociar en el marco de la ONU y en 2007 presentó un proyecto de autonomía, en el que se deja en claro que el Sahara queda bajo su histórica soberanía, pero se le otorga al gobierno regional competencias de orden legislativo, ejecutivo y judicial, e instrumentos económicos y financieros. El Polisario ni siquiera acepta debatirlo.
Mientras tanto, los refugiados viven hacinados en campamentos, bajo el sol calcinante del desierto y sin libertad de movimientos más allá de sus miserables carpas. Una verdadera bomba de tiempo que se sostuvo hasta ahora a fuerza de una férrea política stalinista, por un lado, y de ayuda internacional por otro.
Por eso, la dimensión que tomaron los secuestros de cooperantes estalló de la peor manera en la cara del Polisario, que no puede negar responsabilidad en el tema.
José María Gil Garre, analista político español, especialista en temas de seguridad y terrorismo y autor del libro “Lo que el Frente Polisario esconde”, dio su visión al respecto.
“En el campamento de Rabuni, donde se produjeron los secuestros, está la sede del Estado Mayor del Frente Polisario -explica Gil Garre. Un campamento amurallado, rodeado de áreas controladas mediante checkpoints compuestos por soldados argelinos y elementos militarizados del Polisario”.
“Pese a toda esa seguridad -agrega el especialista- varios individuos armados, con información exacta de las dependencias que ocupaban los cooperantes, raptaron a los tres voluntarios”.
Algo que parece tan improbable como aceptar que el rapto fue sólo por acción de miembros de Al Qaeda en el Magreb Islámico -como se aseguró en un inicio- sin contar con ayuda de miembros del Polisario, como quedó demostrado luego con la detención en Mauritania de tres de ellos.
El ejemplo sirve para graficar lo volátil de la situación en el Sahara Occidental, al punto que España, tras el hecho, decidió retirar a todos sus cooperantes del lugar.
Y no lo hizo de cualquier modo: Argelia permitió un operativo militar español para que en un avión propio partiera de territorio argelino llevándose a los 20 cooperantes.
Así, el gobierno de Argelia, principal sostén del Frente Polisario, no hizo más que aceptar que la situación ya escapó de control y puede empezar a interferir también en su política interna.
“El secuestro de extranjeros es un negocio inmenso, tan grande que hasta superó al Polisario porque cada persona es vendida a los diferentes gobiernos en millones de euros, como sucedió con los cooperantes españoles”, explicó Khalihenna Ould Errachid, presidente del Consejo Marroquí para los Asuntos del Sahara (CORCAS).
“Es que al haber tanta libertad por falta de seguridad -agrega-, cualquiera mata, toma el dinero, secuestra y hace lo que quiere porque entra y sale sin que EEUU, la UE ni nadie pueda intervenir. Y los argelinos también van a ser víctimas”.
Hay muchas voces en ese sentido, como la de Omar Bashir Manis, jefe de la misión de la ONU en el Sahara Occidental (MINURSO), quien reconoció que las ONG´s que trabajan en el lugar “tuvieron que restringir al máximo su libertad de movimientos” a causa de la inseguridad y los secuestros.
Incluso el secretario de Estado de Seguridad del gobierno saharaui, Ibrahim Mohamed Mahmud, admitió que la situación agravada por el altísimo desempleo en los campamentos “vuelve al sector juvenil de la población vulnerable frente a los narcotraficantes y a los terroristas”.
España advirtió que en adelante no se responsabiliza más por la seguridad de quienes viajen a los campamentos y a los que insisten en regresar, los obliga a firmar haciéndolos responsables de lo que les suceda. Es que en esa parte del Sahara Occidental, la vida pasó a valer menos que un puñado de arena.

http://www.telam.com.ar/nota/35960/

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